Capítulo 10

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Bella y frágil


Me quedé estática cuando me dio el beso en la frente, todo paso muy rápido para mí que no tuve tiempo para reaccionar. Derek me dio un beso en la frente, no importa cuántas veces tenga que pensarlo ya que siempre tendré la misma reacción de asombro, sigo sin poder creerlo a pesar de que lleve varios minutos dándole vueltas a lo mismo, sera que estoy enamorada o sólo es la reacción de que casi nadie me ha dado un tipo de cariño como eso, además, no creo que este enamorado de mí, nadie se enamoraría de mí, mejor no me hago falsas esperanzas y dejó esto por la paz.

Mejor dejo esos pensamientos cursis por los realistas, qué habrá pasado  durante estas dos semanas que estuve ausente por mi condición. Derek no me dejo en claro lo que paso porque no me dijo nada, eso es lo que me aumenta mi curiosidad y a su vez varias dudas  como: atraparían al que me intento violar, el personal de la comisaría se enterarían de lo que me sucedió —el comisario si sabría eso, pero no sé si lo oculto por seguridad o no ya que eso suele hacer para evitar malos entendidos —, el asesino de cold street habrá matado a más gente, el asesino ya sabría de lo que me sucedió —aunque lo más probable sea un sí —. Siempre tengo que tener mi mente ocupada de alguna manera, hasta del pensamiento más absurdo puedo darle horas y horas de pensamiento sin parar hasta que me doy cuenta que fue suficiente.

Creo que será una buena idea dormir, porque no aguanto más el dolor en mi cuerpo, lo más probable es que se pasó el efecto de lo que me administraron en la intravenosa ya que a pesar de que aún la tenía en mí podía sentir dolor. Me acomodo hasta poder conseguir una posición cómoda y cierro mis ojos ya cansados por lo que apenas me había sucedido.

Pero, no pasan ni dos minutos que oigo que abren la puerta, por lo que abro los ojos y visualizo que la persona que abrió la puerta es un doctor, le alcanzo a ver que tiene una típica bata de doctor, un estetoscopio colgando de su cuello y una tabla en sus brazos, tal vez sea que Derek le aviso a ese doctor que acababa de despertar. Se sienta en uno de los asientos individuales que hay al lado de la cama sin perderme de vista.

—Buenos días... —se detiene para echar un vistazo en su tabla—. Lisa, lindo nombre por cierto. Dime ¿cómo te sientes en estos momentos?

—Con bastante dolor —dije cortante y algo obvia.

— Por lo visto fue una mala pregunta eso —decía el doctor —.Y dime ¿en donde sientes más dolor? —preguntó mientras seguía anotando varias cosas en su tabla.

—En el abdomen.

—Esta bien —se levanta del asiento y se quita el estetoscopio —. Lisa, te pido que respires hondo cuando te lo indique — ordenó mientras me ponía el estetoscopio en mi pecho —. Respira.

Yo por mi parte sigue su orden y respire, pero me costo un poco de trabajo respirar hondo y sólo gemía poco del dolor.

El doctor frunció el ceño y seguía anotando en su tabla. Me miro y luego miro mi brazo y suspiro.

— Lisa, no te quites la intravenosa, a menos que alguien del personal lo haga. —dijo mientras me ponía la intravenosa, y me dolía un poco mientras me la ponía —Bueno, Lisa, lo mejor será que descanses, para que así puedas recuperarte un poco más, porque a pesar de lo que diga es algo obvio, lo necesitas —se levantó del asiento y se dio vuelta dandome la espalda caminado.

Yo seguía al doctor con la mirada y mire que se paro a una estantería no tan grande de color blanco y abre una de las puertas que tiene, saca un frasco pequeño con un líquido transparente en su interior y una jeringa, saca la jeringa de su envoltorio y lo introduce al frasco sacándole el liquido y pasándolo a la jeringa. Camina hacía mi dirección pero se va al tubo de la intravenosa que tengo.

El asesino de cold street Donde viven las historias. Descúbrelo ahora