Woobin, líder de los humanos, caminaba extasiado por los pasillos de su laboratorio. La llegada del nuevo Clover le había cambiado el humor, todos sus subordinados sabían que pasaría con el pobre niño, algunos se reían con malicia y otros solo miraban sin poder decir nada.
Cuando el líder se encaprichaba con uno, se le notaba en los ojos, a veces elegía Clovers por su característica belleza o a veces solo porque había algo que llamaba su atención aunque para Woobin, el nuevo era un combo de todo eso. Sin embargo, antes de volver a verlo, debía revisar los cubículos en donde se encontraban los demás Clovers, esa misma noche habría un eclipse lunar por lo debían ser más precavidos, ya que por alguna razón, que aun desconocían, los Clovers se volvían más descontrolados y eran más propensos a tratar de escapar o hasta matarse entre ellos. Por eso debían aislarlos y cambiar sus cubículos en donde no pudieran ver o sentir la luna.
Woobin era todo un experto en esa especie, prácticamente se había obsesionado con ellos desde el primer momento que vio y mató uno, notando como la sangre con la que se había manchado curaba sus heridas. Desde ese día decidió capturarlos e investigarlos, notando varias características, como que su sangre y lágrimas eran curativas, si eran aislados rápidamente morían de depresión ya que les gusta estar en grupo y también son muy propensos a debilitarse al sentirse atrapados. Cuanto más se informaba recolectaba, más iban mejorando el ambiente en donde se los mantenían encerrados, de esta forma sobrevivían más y su sangre se volvía mucho más eficiente. Aun así, el líder nunca había visto un Clover como el recién llegado, no cumplía con ninguna de las características de su especie, siendo sumiso y temeroso cuando se enfrentaban a un ser superior, en cambio el nuevo prácticamente le escupió.
Woobin ansiaba poder controlarlo. Era lo que mejor hacía, había logrado controlar a los humanos, haciéndole creer que él utilizaría la sangre de los Clover para ayudar a continuar con su supervivencia y no permitir la extinción de los humanos. Pero la verdadera razón era otra, él deseaba usar la sangre para el mismo, el iba a convertirse en un ser inmortal, en un dios y luego buscaría la forma de exterminar o controlar las demás especies, los humanos ya estaban en la palma de su mano, solo faltaba las demás especies y pronto todo sería suyo. Por esa razón también había creado un veneno especial la cual era tan fuerte que se podía comparar con un ácido, después de todo él solo tenía la cura de esa letal arma.
-Señor, el híbrido reaccionó- Habló uno de los soldados, interrumpiendo sus pensamiento.
-Bien- Respondió con una mueca de asco al saber que tendría que hablar nuevamente con algo que no le agradaba. Con algo que no era ni humano, ni vampiro, algo que no debería siquiera existir. Un sangre sucia que no pertenecía a ningún lado.
Woobin se dirige al cuarto, uno de los menos cuidados del recinto y entra encontrándose con el híbrido, en pésimo estado, encadenado y colgado del techo. Su rostro hinchado y su cuerpo cubierto de moretones debido a los golpes que había recibido en la noche por no responder a ninguna de las preguntas que se le había hecho.
-Y escoria ¿Me dirás porque andabas con el clover?- Pregunta mientras guarda sus manos en su bata y se acerca, si no respondía lo mataría en ese preciso momento.
-No te importa ¿Dónde está él?- Responde Baekhyun con la voz rasposa, mirando con odio a aquella persona.
-¿Quien?-
-Tu sabes de quien hablo. Mas te vale que no le hayas hecho nada- Gruñe furioso pero con el mismo, se había cegado por sus emociones y no había escuchado a Kyungsoo, sabía que el pequeño quería advertirle pero nunca le prestó atención y ahora por su culpa estaban prisioneros, él lo había llevado a la trampa.
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FanfictionNuestro clan es llamado Clover, vivimos ocultos, ya que somos constantemente buscados. Nuestras lágrimas son curativas y nuestra sangre en gran cantidad pueden salvar vidas. Sin embargo, en el momento que fuimos atacados, 2 especies completamente d...