Especial de navidad.

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La calle estaba en completo silencio, la brisa del viento era fresca y el único ruido que tal vez se oía a kilómetros era el de los grillos. Llevabas una manta contigo y taza de chocolate caliente en tus manos. La gente que hacia fogatas en la calle te miraba mal, tal vez por estar completamente sola en navidad o por interrumpir su felicidad en familia con tu mal humor.

No era una mentira que le caías bien a todo el vecindario, siempre eras buena con todos, ayudabas siempre que podías y rara la vez que tenias problemas con alguien pero en navidad y en fechas que se pasaban con la familia siempre te amargabas por todo. Gritabas, pateabas e incluso llegaste a golpear gente.

¿Por qué?

Porque habían matado a tu familia en estas fechas, el hecho de ser mutante te había ocasionado muchos problemas y uno de ellos fue la muerte de todos tus parientes. Ahora estabas sola en el mundo.

Suspiraste cansada y decidiste acostarte  bajo un árbol, apoyaste la cabeza en el tronco, miraste el cielo, dolida, triste, furiosa, cansada, con melancolía y una sombra apareció.

- Nadie debería estar solo en estas fechas. - Susurraron para que solo tú pudieras oír.

- Sabes que siempre fui la excepción. Para todo siempre fui la excepción. - Contestaste dolida.

- ¿Quieres venir conmigo? Mi mamá tiene un plato puesto en la mesa para ti.

- No necesito tu caridad Maximoff.

- No, pero sí necesitas amor. - Se sentó a un lado de ti colocando sus manos en sus rodillas, no traía su traje plateado como acostumbraba y éste estaba suplido por una camisa de mangas largas con decorado navideño y un pantalón de pijama.

- Necesito estar sola. - Le dijiste mirándole a los ojos. Siempre habías tenido sentimientos más allá de compañerismo o amistad con él. Aparte de Charles era el único que incondicionalmente estaba allí para ti. Desde que te quedaste sola él siempre te visitaba, siempre te invitaba a comer, en ocasiones, muy escasas ya, te llevaba cosas nuevas que suponías que había robado.

- ¿Para que te amargues más? Ni loco. - Lo dijo riendo. Frunciste el ceño y le diste un leve empujón. - Pero en serio, deberías venir aunque sea un rato.

- Con una condición. - Le propusiste con los ojos entrecerrados. Él asintió y sonreiste. - Después de la cena y de abrir los regalos deberás acompañarme a un sitio.

- ¿No me violaras verdad?. - Preguntó fingiendo estar asustado.

- Admite que es lo que más quisieras. - Reiste algo fuerte y ambos se pararon de su lugar.

Peter te agarro con cuidado y sonrió. Se acercó a tu oído y sin que te dieras cuenta olió tu cabello.

- Preparate para el LA-TI-GA-ZO hermosa. - Sentiste una manada de elefantes pisotear tu estómago y tus piernas flaquearon. Cerraste los ojos y antes de que los volvieras a abrir ya tenias el olor del pavo y toda la comida deliciosa de Magda inundando tus fosas nasales.

- Hola querida. - Te saludo la madre de Peter con un abrazo. - Es un gusto que decidieras cenar con nosotros.

- Gracias por la invitación señora Maximoff. - Sonreiste y asentiste con la cabeza. Peter te tomó por los hombros y como si un muñeco se tratase te llevó hasta la cocina.

- Nos falta hacer el postre. - Te dijo Peter al oído, sentiste su perfecta sonrisa cerca de tu oreja y un sonrojo potente se expandió por tu rostro. - ¿Te gustaría ayudar?

- Todo el tiempo. - Contestaste doblando las mangas de tu pijama. Dejaste la taza de chocolate en la mesa y Peter dejo tu manta en los sillones.

Te acercaste con Magda y de pronto una Wanda salvaje salio avalándose contra ti.

- ¡SABIA QUE VENDRIAS! Nunca faltas. - Wanda te sonrió alegre y tú la cargaste. La llevabaste a los sillones y acariciaste su cabello.

- Nunca podría dejarte sol-

Antes de que pudieras terminar tu frase Peter apareció recargado en la orilla de una pared.

- Al parecer el monstruo ya vino a ver a la presa. - Wanda fruncio el ceño y le sacó la lengua.

- Debo ir a preparar el postre ¿si? - Le preguntaste  Wanda quien ahora estaba sentada en tu regazo. Ella asintió sonriendo y salio corriendo escaleras arriba.

- No entiendo como es dulce contigo. - Peter rodó los ojos y se cruzó de brazos. - Si yo le hablo así por una vez ya esta llamando a emergencias diciendo que tengo una enfermedad que hace que me comporte extraño.

- Eso es porque siempre la molestas. - Te paraste de tu lugar acercandote  decidida hacia él. Con tu dedo índice tocaste la punta de su nariz y sonreiste. - O solamente porque eres hombre.

Te fuiste del lugar dejando a Peter algo aturdido y con el corazón latiendo al máximo.

....

- ¡REGALOS! - Wanda alzó sus manos al aire y corrió junto al árbol.

- Primero los invitados Wan. - Le regañó su mamá. Tú abriste los ojos como platos al darte cuenta que había unos cuantos regalos para ti bajo el árbol adornado alocadamente por la niña más pequeña de la casa.

- Y-Yo no los puedo aceptar. - Negaste con la cabeza bastante sonrojada. - No tengo nada para ustedes.

- No hace falta querida. - Magda te sonrió dulcemente. - Es algo que Peter quiso hacer. No hacia falta decirte.

Miraste de reojo a Peter bastante impresionada.

- ¡Primero el mio! - Chillo Wanda dándote un paquete con envoltorio color rosa lleno de unicornios y con un olor bastante extraño.

Todos se sentaron en la sala atentos a la forma en que abrías el obsequio. Las manos te temblaban fuertemente y sentías una gota de sudor recorrer tu rostro hasta caer lentamente por tu barbilla. Hace un tiempo que no sentías un calor tan familiar.

Cuando terminaste de abrir el obsequio te diste cuenta que era una simple muñeca algo vieja pero bien conservada.

- Mi primera muñeca. - Declaro Wan  bastante orgullosa. Te derretiste ante su gesto y tus ojos brillaron, ella corrió a abrazarte y tú aceptaste gustosa.

-Ahora el mio. - Dijo Magda algo emocionada, te tendió otra caja con un envoltorio sencillo, simplemente era papel rojo con un moño verde.

Lo abriste con más confianza y sonreiste al ver qué había adentro.

- Y-Yo... No sé que decir señora Maximoff. - Sonreiste al ver la foto familiar enmarcada que te habías tomado con ellos hace unos días sin sospechar para qué era. Limpiaste algunas lágrimas que cayeron rápidamente por tus mejillas.

-Magda, solo dime Magda cariño. - Magda te sonrió de vuelta bastante conmovida.

-El mio es el mejor de todos .-  Peter brincó de su lugar y te cargo como princesa.- Te veo al rato ma'.

-Usen protección. -Les advirtió antes de que se fueran.

-Maaa. -Gruñó Peter como niño pequeño. Tú no pudiste evitar reír.

- ¿Qué? No quiero otro Peter.

- En serio mamá. Debes ir a ver a un psiquiatra. - Le aconsejo Peter antes de salir corriendo a quién sabe dónde.

Sentiste el viaje algo largo, literalmente sentiste dos segundos de viaje, y cuando abriste los ojos comenzaste a llorar.

- Feliz navidad cariño. - Peter te dio un abrazo y limpio tus lágrimas con su pulgar. - ¿Aceptas?

Había un picnic (picnic de noche:v) algo improvisado pero bellísimo, en el centro había un peluche gigante y un ramo de rosas. Arriba de todo eso había unas luciérnagas que formaban unas letras.

"¿Quieres ser mi novia?"

One Shots/ Peter Maximoff Y Tú/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora