Malo y bueno.

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¿Qué es malo?
¿Qué es bueno?
¿Quién es el liberal?
¿Quién es el sobre protector?

P.D : Aquí el único humano es Peter:v
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- Papá, voy a salir. - Le avisé al viejo mientras tomaba mi mochila de gimnasio.

- No hables con nadie pastelito. - Me recordó mientras me alcanzaba cerca de la puerta.

- Sabes que eso nunca viejo. - Le sonreí rodando los ojos y él solo asintió. Le di un abrazo corto y el me regreso con un beso en la frente. Aunque fuera un exagerado para todo simplemente lo amaba.

- Ya sabes, si alguien te pide tu numero de teléfono solo saca las garras. - Me dio unos golpecitos en la cabeza y antes de que dijera otra cosa salí corriendo de allí.

Narra Peter:

- ¡ No me esperes para el desayuno! - Le dije a mi padre mientras tomaba la mochila del gimnasio, camine dando pequeños saltitos hacia la puerta pero una voz hizo que me detuviera.

- Peter... - Dijo mi padre Erick algo serio. Voltee a verlo con los ojos algo curiosos y cuando lo hice él solo sonrió. - No te puedes ir de aquí sin despedirte de tu viejo.

Sonreí y me acerqué a él.

- Sabes que nunca olvidaría hacer eso. - Lo abrace dándole unas palmaditas en la espalda y sentí como sonreía sobre mi hombro. - Te quiero papá.

- Y yo a ti hijo. No lo olvides, consigue tantos números de chicas como sea posible. - Ambos reímos mientras salia por la puerta.

Narra su sensual escritora:v:

Ambos comenzaron a trotar despacio sin darse cuenta que simplemente eran separados por la calle, cada quien a un lado de las banquetas. Por un segundo decidieron voltear a sus respectivos lados y sus miradas se cruzaron. Ella bajó la mirada algo sonrojada mientras que él sonrió como todo el galán que era, corrió cruzando la calle para ir a hablarle ya que la consideraba la primera víctima del día.

- ¡Hola! .- Intentó saludar amablemente, mientras que la chica solo lo vio de reojo por un momento y decidió ignorarlo. - Que malos modales.

- No son malos modales, solo no quiero ser un juguete o la primera que cae a tus pies en el día. - Decidió contestar ante el reproche del platinado y éste pareció algo sorprendido ante la inteligencia de la muchacha.

- Eres más lista de lo que creí. - Sonrió siguiendo el paso de la castaño con más emoción que antes. - Solo por eso no te voy conquistar. Seamos amigos. - Peter intentó estrechar su delicada mano pero ella, en un movimiento muy rápido, la apretó y de ésta salieron unas garras bastante filosas, Peter no distinguía de qué estaban hechas, parecían de metal o de algún material relacionado con éste pero lo que no sabía es que no era ninguno de los que pensaba.

- ¿Quieres ser amigo de un monstruo como yo? - Preguntó seria.

- Vaya forma la tuya de ahuyentar chicos. - Rió algo amargo negando con la cabeza. - No me dan miedo los mutantes lindura, ni siquiera los odio.

_____ quedó algo confundida con ese hecho. Todos los chicos que había conocido hasta ese día se habían alejado de ella en cuanto se daban cuenta de lo que era.

- ¿Qué?

- Sí, como lo oyes, nunca les di una especie de odio definido. Siento que los que somos cien por ciento humanos no los comprendemos, confundimos el miedo con los celos que les tenemos al saber que son superiores a nosotros. Tenemos celos de convertirnos en seres débiles y no ser la especie dominante y tenemos celos de no ser tan increíbles como ustedes. - Peter le sonrió a la chica con sinceridad y sin buscar algún tipo de coqueteo por primera vez. - Al menos así lo veo yo.

One Shots/ Peter Maximoff Y Tú/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora