La Reconciliación

Reencuentro

Temari terminaba de alistar sus cosas para partir rumbo a konoha.

Estaba cansada, esa noche no pudo dormir de sólo pensar en Shikamaru.

¿Qué haré al verlo?, ¿Cómo debo saludarlo?, ¿Me seguirá odiando?. Eran las preguntas más frecuentes en su cabeza.

Se duchó y se puso su nuevo traje color lila, que era similar al que usaba cuando tenía dieciséis años. 

Recordó que en esa época  fue a salvar a Shikamaru de esa ninja del sonido. Al final del combate le dedicó su mejor sonrisa dejándolo embobado.

- Tsk... -Gruño al darse cuenta que había vuelto a pensar en Shikamaru. ¿Es que no puedo dejar de pensar en él?

Peinó su cabello con sus dos típicas coletas, se echó una ligera capa de maquillaje y uso su nuevo brillo de labios favorito.

Antes de irse fue a despedirse de sus hermanos. Gaara le dio un fuerte abrazo deseándole suerte, y kankuro la acompañó a las puertas de Sunakagure.

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Los  tres  días  de  viaje a  konoha fueron los más difíciles que hizo en  su  vida. Estaba muy nerviosa, pero lo ocultaba. No quería que  la vieran como una mujer débil.

Debilidad no estaba en el vocabulario de Sabaku No Temari.

Ella era una Jounin de Sunakagure, hermana mayor del Quinto kazekage e hija del Cuarto kazekage, una de las mejores usuarias del elemento viento de las cinco grandes naciones.

Nada podía intimidarla. En ese momento vino a su mente el nombre de Shikamaru, lo que causó que se le quite el sueño y siguiera caminando a konoha. Calculaba que a ese paso llegaría a konoha al amanecer.

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Los rayos del sol hacían su aparición en el horizonte. Nada impresionante para Temari si lo comparaba con el amanecer que se veía en Suna, donde el sol se veía mucho más grande y hermoso.

Estaba a media hora de konoha, su corazón latía muy fuerte, sentía que se saldría de su pecho... Pero debía continuar, después de todo se lo prometió a Gaara.

-No dejaré que todo esto afecte mi trabajo. - Dijo para misma en voz alta mientras se ponía de pie dirigiéndose a konoha.

Tarde o temprano tendría que ver a Shikamaru, sabía que no podía huir de él para siempre.

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Las puertas de konoha estaban frente a ella, se detuvo un momento antes de seguir.

Entró a paso lento a konoha viendo a los dos guardias que siempre custodiaban las puertas, eso no cambiaba, los saludo con la mano mientras se adentraba a las calles.

De pronto su cuerpo se paralizó, no pudo moverse, sintió una sensación familiar seguido de un escalofrío al reconocer esa técnica. Regresó la mirada hacía las puertas de konoha y lo vio. 

Estaba apoyado en uno de los muros de la puerta mirándola con una fría y penetrante mirada, sin ninguna emoción.

El comenzó a caminar hacia ella. Temari no sabía que hacer o qué decir, hasta que el habló: