Valle del Floreste

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Todo comenzaba una noche de otoño, estaba en una taberna con unos colegas bebiendo unos traguitos ligeros para festejar 3 años juntos en el trabajo, hacía mucho frío y desde la ventana se apreciaba una ligera lluvia típica de otoño.
Luego de un par de horas, regresé a mi casa a pie, no estaba demasiado lejos pero tampoco tan cerca, digamos que estaba a un kilómetro desde la taberna. Era media noche cuando el viento sopló y la lluvia comenzó a ser mas intensa. Empecé a correr, ya que me sentía libre, era Viernes. De golpe, se escucha un trueno a la lejanía, cuando me di cuenta, ya estaba todo empapado, me esperaba una ducha caliente en mi casa... Ah... Como amo las duchas calientes cuando hace frío.
2 Minutos después...

-Ah, ya esta. Bien sequito, ahora a hacer la cama que esta muy desordenada y me acurruco bien como el lobito tierno que soy.
Apagué la luz, y me dormí, relajado al máximo.

A la mañana siguiente me preparé un buen café con unas galletas de chocolate que guardé en un cajón bien guardado, porque me conozco y sé muy bien que no aguanto no comer; soy muy glotón. Encendí la televisión para encontrar algo interesante, como documentales sobre la naturaleza, noticias, universo, teorías conspirativas, esa clase de cosas que me intrigan un montón.
Llamé a Cliffside (donde yo trabajo como guardia) para ver si todo se encontraba en orden. Resulta que contrataron a un nuevo lobo guardia, me pidieron que si estaba libre, fuera a ayudarlo y a enseñarle la rutina diaria que tenemos en Cliffside; acepté. Me puse el uniforme, me peiné, perfumé y fui a ver esta situación.

En el auto hacía mucho frío, bueno, soy friolento. Prendí el calefactor, prendí la radio y fui tranquilamente por la ruta, apreciando el paisaje lleno de árboles con tonalidades naranjas y marrones en sus preciosas hojas. Cinco minutos más tarde, me bajé del auto, y vi a mi jefe hablando con el nuevo recluta, le estaba enseñando la cabina y sus funciones.

-Oh, que cuentas Larry?- Preguntó mi jefe.
-Nada, solo venía a ayudar a... Cuál es tu nombre?- Respondí, desviando la mirada del jefe hacia el nuevo recluta.
-Gary, un gusto conocerte.- Respondió.
-Gary! Un lindo nombre para un recluta nuevo. Como le decía señor, venía a ayudar a Gary enseñándole nuestra rutina diaria y demás.- Afirmé.
-Muchas gracias, Larry. Bueno... Es todo tuyo, nos vemos!- Se despidió el jefe.

Era una subespecie de lobo, se trataba de un elegante Lobo Ártico... Ahora que lo pienso, pega mucho ese nombre con la especie de Gary.
-Acompáñame Gary, te enseñaré la oficina donde yo reposo cuando me suplantan. Te recomiendo que no trates de lastimarte o algo por el estilo porque el jefe da muchos contratos y testimonios sobre los cuales da para "liberarse de papeleo".- Dije, con la intención de ganar confianza.
-Oh, jajaja, si, estuve observando.- Respondió entre carcajadas.
Luego del "tour" por todo Cliffside, lo invité a ir al Valle del Floreste cuando termine su turno para conversar; de verdad me caía bastante bien, pues Gary, era muy amigable hacia mí y yo hacia él. Todo marchaba bien.
Eran las 17:00 e íbamos por las calles de Zootopia, camino hacia el tren que nos llevaría al Valle del Floreste, donde se encontraban las más bellísimas variedades de flores y árboles; mi abuela siempre decía que ese lugar era fantástico para conversar, mucho más en otoño, donde los árboles cambiaban de tono verde a un tono más cálido tirando a marrón, anaranjado, amarillo, rojo y demás.
-Emmm... Gary, de dónde vienes?- Pregunté.
-Jeh... No muy lejos de Zootopia, se encuentra Timbertown, un pueblito humilde, lleno de árboles, alguna que otra estepa no demasiado grande, de ahí provengo. Quise venir hacia Zootopia para encontrar trabajo y hacer lo que todos hacen; conseguirse un auto, un departamento... Ya sabes, ese tipo de cosas.- Respondió
-Oh, mira, que bien.- Mis pensamiento bloqueaban mis respuestas y lo hacían un momento incómodo.
Por suerte, nos sentamos al lado del Bright River, un lugar donde el Sol formaba como una pequeña aurora boreal al rededor del lago.
Gary me pidió una selfie, a lo cual yo acepté, dijo que me iba recordar, como el primer animal amistoso que conoció.
De aquí, comienza toda nuestra historia juntos.

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