Eldarya Whatsapp

#5 Volviendo al mundo humano.

Estaba en mi habitación cuando Miiko nos avisó del portal que encontró durante un paseo con Alajea e Ykhar, así que fui a hablar con ella y me dió una ropa invernal para que me colocara durante esta "expedición", después de esa charla, me coloqué las prendas y fui con Ezarel para que me recomiende algunas cosas para llevar hacía el portal, al principio se negó, pero Miiko lo obligó y terminó arreglando una mochila para mí mientras refunfuñaba.
Mientras tanto yo me encontraba en la despensa buscando unos cuantos aperitivos que me anotó Keroshane en un papel, aunque algunas cosas me parecían inútiles, ya que tampoco me pasaría todo un día del otro lado del portal.
Leí que en el papel estaba anotada la frase "Polvo de Galaxia", lo que me pareció raro, ya que no me sonaba para nada a el nombre de un aperitivo. Revisé toda la sala, pero no encontré nada que sea parecido al tal "Polvo de Galaxia", así que pensé en irme de la sala sin ese objeto, hasta que al pararme en la puerta, pude notar una bolsita transparente con un polvo de varios colores encima de una montonera de bolsas, y así me di cuenta de que ese era el polvo que me había anotado Keroshane.
Al acercarme al montón de bolsas de papas para tomar el polvo, siento que alguien me toma del brazo repentinamente, impidiendo que tome el objeto faltante de mi lista.

–¿Qué haces?– Dice la persona al tomarme el brazo.

–Ehh...– Apenas moví mi cabeza, pero ya había reconocido la voz de Ezarel unos segundos después de escucharla.

–No tienes porqué tocar eso.– Dijo frunciendo el ceño.

–Keroshane me lo anotó en la lista de cosas que debo llevar.– Le di la lista para que confirmara.

Al ver la nota, Ezarel empezó a hacer expresiones raras, que me hicieron recordar a las caras que hice yo al leer la nota por primera vez.

–Él te anotó Polvo de Galaxia, pero lo que tú estabas por coger, era Polvo de Arcoíris, y no es para nada bueno, idiota.– Al decir eso, hundió uno de sus nudillos en el centro de mi cabeza.

–¡Auch!– Le pegué en la mano apenas sentí dolor.

–¿Qué haces?– Me tomó fuertemente el brazo con el que le había pegado y en un abrir y cerrar de ojos me acercó a él.
–A este paso no te daré el Polvo correcto.– Dijo mirándome a los ojos enfadado.

–Pff, está bien.– Traté de liberarme de sus grandes manos sacudiéndome, pero no lo logré.

Al tranquilizarme, él simplemente dejó caer mi brazo, y se dirigió hacia unos cajones con varias botellas y bolsas dentro, y de uno de los cajones, sacó una bolsa mediana transparente con una especie de polvo y piedritas pequeñitas, de unos colores muy peculiares.

–Aquí tienes.– Dejó que caiga la bolsa en mis manos.
–Y la próxima vez si no quieres envenenarte, registra mejor la sala.–

–Hmm...– Me quedé sólo mirándolo.

–¿Cómo se dice?–

–Gra-...– Me interrumpí a mi misma, para no aumentar el orgullo de Ezarel, y al segundo me preguntó.

–¿Te enseñaron modales tus padres?–

–¡Gracias!– grité enfadada con los ojos cerrados.

Ezarel sonrió muy orgullosamente al oírme decir eso.

–¡Muy bien!, ¡Te mereces una galleta!– Ezarel tomó una galleta de la mesa y la acercó a mi cara.

–No me trates como a un perro.– Me alejé instantáneamente de él.
–Ya no puedo perder el tiempo.–
Me estaba por retirar de la sala, pero Ezarel me tomó del brazo.