Capítulo 6

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Unas alas color escarlata entraron en la sala. Unos dos metros de longitud se extendían por los dos lados; volaba silenciosamente, sólo con una leve ventisca que hacía que mi cabello se agitara. Con un gesto automático, coloqué un mechón de mi pelo detrás de la oreja, para que no se me alborotara demasiado. Vi como aquellas alas descendían y tocaban suelo. Un chico robusto, sin camiseta y vestido de cintura abajo, se ocultaba entre ellas. Las alas se encogieron en su espalda ancha y pude verlo con más claridad: era alto y pelo escarlata, la mandíbula se le ajustaba a su boca, y sus ojos avellana destacaban con el contraste de su pelo. Aquellas alas se fueron haciendo más pequeñas, hasta quedar del tamaño de su espalda. Sus movimientos eran ágiles y precisos; fue caminando hasta situarse enfrente del trono.

-Estaba viniendo de mi misión y me encontré a uno de sus guardias llamándome. ¿Quería algo?

- Tan irrespetuoso como siempre, Mike. Tienes suerte de que pase eso por alto.

Sus labios esbozaron una sonrisa, mostrando sus dientes uniformes. Esa sonrisa era cautivadora, pero a la vez aterradora, como si una mariposa se transformase en una serpiente.

-¡Se tiene que equivocar! Que espera con esto, ¿Matarme? ¡Pues lo va a conseguir! – Mi ritmo cardíaco iba aumentando cada vez más, pero no creía que con mis respuestas iba a conseguir algún objetivo.

-No sabe lo que dice, ni sabe lo que es usted, Layla Belmond. Mike, me gustaría que le demostrases a esta muchacha el potencial que tiene.

Mike se giró y me miró fijamente. Tras unos segundos de contemplación se encaró de nuevo al rey. Tenía un semblante extraño, como si acabara de ver a un niño indefenso.

-Es una terráquea, la podría matar. ¿Estás seguro?

-Sí. Confía en mí, no es cualquiera. – Mike giró de nuevo, en dirección a mi posición, mientras yo seguía plantada en el mismo sitio, paralizada por la estupefacción.

-Muy bien, lo que tú digas. –De repente, el chico desapareció, se desvaneció dejando una pequeña nube de polvo en su lugar.

-Estoy aquí pequeña. – Susurró una voz en mi oído, que hizo sobresaltarme. Era él, que en cuestión de segundos había recorrido unos metros. Noté su frívola sonrisa cerca de mi oreja e intenté apartarme, pero era demasiado tarde, su mano me dio en la espalda de tal manera que acabé lanzada unos metros más lejos. Intenté ponerme de pie, pero un calor abrumador procedente de mi espalda me lo impedía. Giré la cabeza y vi como mi camisa ardía en llamas. En un gesto automático me la saqué y la sacudí torpemente hasta que el fuego aminoró, dejando la camisa chamuscada.

-No te la vuelvas a poner, así estás mejor. –Dijo el chico, conteniendo la risa.

Al momento me di cuenta que estaba en sujetador, y me puse la camisa rápidamente mientras me sonrojaba.

-Esto es una tontería. –Mascullé mientras acababa de abrocharme la camisa. Mike estaba observándome en el mismo sitio, con los brazos cruzados y apariencia infantil. Chasqueó los dedos e hizo aparecer una pequeña llamarada entre su dedo índice y pulgar, lanzándola hacía mi dirección. La esquivé con facilidad, pero esa pequeña euforia se transformó en temor al ver que llegaban triplicadas hacía mí. Mi camisa y brazos se iban quemando, mientras hacía todo lo posible para apaciguar el fuego. Balas de fuego seguían saliendo de sus dedos, quemándome la camisa y las botas. Una ráfaga de balas me hicieron retroceder, tropezando conmigo misma y cayéndome al suelo. Por un momento el fuego paró. Mike estaba haciendo un gesto amplio con las manos, como si mirase una bola del futuro. Me levanté con las fuerzas que me quedaban y arranqué de mis brazos los trozos de manga que quedaban. Ardía de furia, pero sobretodo de rabia, rabia contenida por no poder hacer nada mientras ese tío me da una paliza. "No voy a tirar mi dignidad así porque sí." Una seguridad interior me recorrió por el cuerpo, mientras una llamarada gigante venía hacía mí. Cerré los ojos, apreté los puños y pensé en esquivar esa llamarada, salvarme. Noté como algo caliente se acercaba...

Lágrima de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora