-¡Por el amor de Dios! ¡Entra ahora mismo, estas chorreando!
El piso apenas había cambiado. La cocina y el salón eran la misma habitación y las habitaciones se dividían en dos, dejando a cada una con un baño. En una esquina del salón unas escaleras conectaban la casa con la azotea.
-Ahora ve a darte una ducha caliente, ya me contarás luego lo ocurrido. – dijo tío Will ciñendo las cejas con aire de preocupación.
Abrí el grifo de la ducha y mientras dejaba el agua calentarse, me quitaba la ropa empapada. Un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo al notar el contacto con el exterior. Me metí en la ducha y pensé en todo lo que había ocurrido estos últimos días mientras el agua se deslizaba por el cuerpo.
"La nota de mi hermano decía que él estaba bien y también nuestro padre. ¿Cómo podría ser posible que estuviera aún vivo? Le enterramos y según la policía murió. Pero otros dicen que desapareció. ¿Y Hugo? ¿Cómo podría haber desparecido prácticamente delante de mis ojos? Si está bien, ¿Dónde ha ido? ¿Y cómo?"- Todas esas preguntas me carcomían por dentro. Aun que al menos sabía que él estaba sano y salvo.
Cerré el grifo y me puse la toalla de baño:
"Buscaré a mi hermano y lo traeré sano y salvo a casa" – Esa era mi conclusión. Esté donde esté, buscaré la forma para llegar donde esta él y el método que hizo servir para desaparecer.
Abrí la maleta y saqué mi pijama. Al fin y al cabo, no iba a salir en lo que quedaba día (estaba cayendo el sol, a si que suponía que eran sobre las 7 de la tarde). Cuando me puse el pijama, coloqué la maleta en mi habitación temporal (que estaba muy bien preparada y ordenada) y fui hacia el salón.
Mi tío se acercó a mí con aire curioso. Se colocó las gafas que descansaban detrás de sus ojos almendrados.
-Antes de nada, ¿No tienes hambre? –Al oír esa pregunta, mi estomagó comenzó a crujir. Sí, casualmente, como los típicos dibujos que solamente hablarle de comida a un personaje le cruje el estómago. Asentí con la cabeza, sonrojándome. – Es normal, te prepararé un poco de comida.
Comí con ganas todo lo que me daba, la mayoría comida precocinada. Al acabar, volví al salón, donde estaba Will.
Mi tío me esperaba sentado en el sofá viendo la televisión, aun que no creo que la estuviera viendo, su mirada estaba perdida en otros quehaceres. Al percatar mi ausencia, hizo un leve movimiento con la cabeza dirigiendo la mirada hacia mí e hizo un gesto con ademán para que me sentase junto a él. Apagó el televisor y esperó a que reaccionara para decirle todo lo que quería saber.
-Muy bien, por donde empiezo...-Exhalé un suspiro y comencé el relato de lo sucedido en los días anteriores. Le narré todo lo que ocurrió a través de mis ojos, con el mínimo detalle. Él se limitó a asentir y a sorprenderse en cuanto le dije el método en el que había desaparecido mi hermano.
-No es una historia fácil de creer. –Respondió el hombre contestando a mi relato.
-Lo sé, pero es lo que ví, no tengo ni la más leve idea de cómo pudo desaparecer aun así con el pestillo de su habitación cerrado. -Will asintió con la cabeza.
-Pero si la nota decía que estaba bien, es que está sano y salvo. No le des más vueltas.
-Pero... ¿Y si no vuelve? ¿Y si le ocurre algo mientras está en aquel lugar desconocido?
- Ten fe, volverá. – Dijo él pronunciando una sonrisa sincera. Su acento denotaba que era un hombre inglés, y que hacía tiempo que no practicaba el español. – Yo me voy a dormir, que es tarde. –Se levantó con la espalda encorvada, dirigiéndose a su habitación. –Buenas noches.
-Buenas noches. – Entré en mi nueva habitación y coloqué la ropa de la maleta en los cajones y armarios que había allí. No ocupé ni la tercera parte del mobiliario claro, sólo había cogido el material necesario para ir a Inglaterra. Encendí una lámpara colocada sobre una pequeña mesita de noche, de este modo no me tropezaría con las maletas del suelo. Cuando me tumbé en la cama, apagué la lámpara y me acurruqué en ella hasta quedar definitivamente dormida.
A la mañana siguiente me levanté con el desayuno preparado. Unas tortitas hechas a mano decoradas por una fina capa de chocolate, acompañado de un zumo de naranja recién exprimido. Nunca había probado tortitas, pero tenían un aspecto delicioso. Abrí el cajón de los cubiertos, cogiendo tenedor y cuchillo para empezar a comer aquel desayuno apetitoso. Al finalizar, me prometí decirle a mi tío que aquel desayuno matutino era muy bueno.
Paulatinamente, me preparé para ir a la biblioteca de la ciudad. No sabía dónde estaba, así que busqué un mapa en internet y lo imprimí para asegurarme de no perderme. Me vestí con una camiseta de tirantes básica azul, junto con unos tejanos cortos con su cinturón a juego (más que nada me lo llevaba para que no se me cayeran) y unas bambas de vestir planas, para ir cómoda. Como Will no estaba a causa del trabajo, me llevé unas llaves que estaban recostadas en una pequeña estantería junto al recibidor y cerré la puerta.
Entre tanto gentío no me aclaraba si ir en una dirección u otra, y mirar el mapa no se me daba muy bien, que digamos. Interpretarlo es difícil, al parecer, y extender un papel de unos 20 centímetros hacía que aumentase las replicas de la gente al pasar. Opté por guardar el mapa y preguntar a una persona que parecía tener conocimiento sobre la ciudad. Cuando me dirigí hacia ella, una mujer castaña posó sus ojos azules en mí, curiosa.
-Un par de calles más adelante, encontrarás un edificio blanco y grande.
-Vale, gracias. – Mi acento inglés no era muy bueno, se notaba que era extranjera. Aún así, me sentí satisfecha al saber que una mujer nacida en Inglaterra podía entender mi curioso acento. Me giré hacia la dirección que me indicó la mujer, haciéndome pasar entre el gentío. En efecto, había un edificio blanco y grande situado en el lateral de la calle, dónde un letrero indicaba claramente "Library". Cuando entré, vino hacia mí un ambiente reconocido, a libros, viejos libros dónde en ellos narraban todo tipo de historias, tanto de acción y de aventuras, comedia, drama o suspense. Cuando era pequeña, me pasaba horas en la biblioteca de la ciudad, leyendo libros en los que mayoritariamente contenían seres mitológicos o fantásticos. Me limité a buscar el tipo de texto que quería en la sección de reportajes o noticias antiguos, sin resultado alguno. Los pasillos de aquella biblioteca eran sumamente largos, altas estanterías se posaban en fila, donde los libros reposaban en ellas por orden de categorías. En España, no era muy habitual tener estanterías donde hacía falta una escalera con ruedas para alcanzar algún libro que se hallaba a lo alto de éstas, si no que eran bajitas y podías coger el libro sin necesidad de escaleras. Suspiré y miré hacia el techo, intentando pensar en alguna otra manera de poder conseguir aquella noticia o noticias para averiguar alguna pista sobre el paradero de mi hermano. Pensé que buscar reportajes sobre accidentes parecidos a mi situación, podría ayudar, pero todo lo contrario. Sin la mínima pista, salí de la biblioteca frustrada, hacia casa.
Una vez allí, me senté en el sofá y encendí el televisor, curioseando varios canales para ver que emitían.
"Mañana hará un tiempo soleado, ya que la borrasca del norte está bastante distanciada de nosotros, el anticiclón proveniente del continente africano se acerca hacia aquí, provocando una gran masa de calor"
Eran sobre las tres y media del mediodía, a si que no me extrañaba el ver las noticias. Apagué la televisión y me hice algo de comer; no había comido des del desayuno, los ruidos provenientes del estomago me retumbaban por todo el cuerpo.
Al acabar, pensé en la azotea, hacia mucho que no subía allí. Me hicieron falta unos segundos para encaminarme hacia la escalera que llevaba al piso de arriba. Aquel espacio pequeño, aunque ingenioso, al estar aprovechado por una mesa acompañada por dos sillas acolchadas, que se suponía que era para las veladas románticas.
Apoyé los brazos sobre la barandilla y contemplé el paisaje no muy agradecido de los pisos alzados delante de mí. No era igual que en mi casa, pero con estar allí tenía suficiente. Cerré los ojos y me contenté con el calor que me acechaba, proveniente del sol.
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Lágrima de cristal
FantasiLayla, una chica de 17 años, se ve involucrada en una larga búsqueda a causa de la desaparición de su hermano Hugo. A raíz de eso, aterriza en un planeta completamente desconocido y descubre que no es del todo normal. Conoce algunos personajes que...