Capitulo 14

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De nuevo una noche negra...

-Que descarada eres Min-Hwa- le dijo Mi-Young mientras estaban en uno de los aposentos del palacio real.- La noche que me viste con YoungWoon dándonos un simple beso de buenas noches el día de nuestro compromiso, me dijiste que estaba mal hecho, que no tenía vergüenza y que era una...
-Sé muy bien lo que te dije- Respondió Min-Hwa sonrojada completamente- pero...
-¿Pero qué?- preguntó Ah Ri con curiosidad.
-Siwon había pedido mi mano en matrimonio, el beso fue la manera de cerrar el compromiso.
Mi-Young y Ah Ri se quedaron completamente sorprendidas, no habían esperado algo así.
-Pensé que tanto tú como el capitán eran ajenos el uno del otro- dijo Ah Ri- bueno aunque él se preocupó por ti cuando el incidente de... Él no demostró un interés más...Personal.
-Tienes que contarnos todo Min Hwa- La animó Mi-Young y la joven viuda suspiró y empezó a contar todo con detalles.
-Nos conocimos antes de comprometerme con JungSoo... El aún no tenía el rango de capitán, hacia parte de mi seguridad en un viaje que realice para las festividades de la cosecha a una provincia del sur.
-Lo recuerdo- interrumpió Mi-Young- Yo debía ir contigo pero me enfermé.
-Exactamente.-Siguió Min Hwa- Él se comportó muy bien conmigo durante el viaje, velando no solo por mi seguridad, también por mi comodidad. Durante ese tiempo se convirtió en mi amigo y algo más. Me gustaba- confesó Min Hwa- pero cuando regresamos a la capital mi compromiso ya había sido pactado por nuestro padre y al poco tiempo ya me estaba convirtiendo en la esposa de JungSoo.
-Min Hwa...- le consoló Ah Ri colocando su mano junto a la de su hermana.
-Siwon siempre estuvo cerca de mí, pero nunca me insinuó algo. Él sabía que yo era una mujer que aunque no amaba a Junsoo, nunca le hubiese sido infiel. Me negaba a sentir algo por él y siempre permanecía lejos cuando sabía que debía verlo.
-¿Y qué cambio ahora?- preguntó Mi-Young.
-Soy viuda- dijo Min Hwa en un susurro.- Siwon, el capitán Choi quiere casarse conmigo, quiere que estemos juntos. No le importa si no puedo darle hijos y a mí no me importa perder mi título real si me caso con él sin la autorización del rey. Lo amo, lo he amado durante años y no quiero ser su amante.
-Y no estamos dispuesta a que lo seas- le respondió Ah Ri- te apoyaremos.
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-Alteza- Mi Hi se acercó a Ah Ri con un papel en una de sus manos- Ha llegado esto para usted.
-Hay algo dentro, no está marcado y tiene un simple sello- dijo ella mientras tomaba el sobre y lo abría. Donghae llegaba en ese momento a sus aposentos, había llevado a la princesa a dormir y estaba ansioso de estar con su esposa. Mientras se vestía con sus ropas de dormir, Ah Ri acomodó la lámpara para poder leer lo que estaba dentro del sobre y se sentó para ver que era. Al abrirlo, un falo de jade blanco calló en su falda tomándola por sorpresa, sabía que era ello, tenía la figura específica del miembro masculino, así que quiso leer que significaba aquel particular regalo.

"Su alteza real, aunque es la princesa Danbi la festejada en los próximos días, le he enviado un obsequio muy personal. El príncipe consorte me lo había obsequiado para cuando estuviese lejos de mí, no lo extrañara. Usted al igual que yo, sabrá que es un amante muy fogoso y que al estar lejos se necesita algo para sobrellevar su ausencia. Claro que, a lo mejor, su alteza real mientras busca consuelo, no recuerde al príncipe consorte, si no a su gemelo, por aquello que Donghee fue su primer amante, el verdadero padre de la pequeña princesa.

Suya, su hermana bastarda. "

Ah Ri sentía que su pecho se cerraba y que el aire le faltaba. En ese momento se puso de pie y aquel falo de jade calló al suelo provocando un sonido sordo en la habitación. La sonrisa de Donghae desapareció cuando vio a su esposa pálida mirando aquel artilugio en el suelo, temblando arrugando con sus manos aquella carta.

-¿Qué sucedió?- preguntó Donghae mientras Ah Ri le entregaba aquel trozo de papel, lo leyó y la rabia que ella vio en sus ojos era una que nunca había esperado.
-¿Se lo contaste? ¿Cómo lo supo?-le preguntó ella en un susurro.
-¡No! ¡Por supuesto que no! Yo... Yo nunca contaría eso, jamás Ah Ri.
-¡Como esa maldita lo supo! No quiero ni imaginar si eso llega a oídos de Danbi, no...- Ah Ri no pudo resistir las lágrimas- ¡Odio a esa mujer! ¡No va a dejar que sea feliz!
-Me encargaré de ella, así sea lo último que haga- le dijo Donghae, pero Ah Ri no lo miraba, se sentía confundida y sumamente herida- Mírame Ah Ri, lo haré, no permitiré que nada, ni nadie te dañe... Te amo tanto que quien se atraviese en nuestra felicidad, lo pagará.

Donghae le dio un beso en la frente y llamó a los sirvientes para pedir sus ropas, iba a buscar a Chae-Woon, sabía que aunque la carta no llevaba firma, sabía que era ella quien estaba detrás de ello.
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Ah Ri estaba sentada mirando hacia su jardín privado, repetía una y otra vez las imágenes de aquella noche. Desde que era feliz con Donghae, aquellas imágenes habían disminuido, pero con lo sucedido eran una y otra y otra vez viéndolas, repitiéndolas y atormentándola.
-Alteza, que quiere que haga con...- la voz de Mi-Hi interrumpió su ensoñación, señalaba aquel artilugio que estaba en el suelo.
-Bótalo, sácalo de mi vista. – fue la orden de Ah Ri.
-Mandaré a una sirvienta con un té mi señora. – el comentario de Mi Hi no recibió respuesta y abandonó la habitación sumamente preocupada por su señora.
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-¡Donde esta!- exclamó Donghae lleno de rabia al llegar a la casa Gisaeng. Las mujeres se aterraron y entre la multitud de damas, Chae-Woon hizo presencia.
-Mi señor, vamos hacia una presentación ¿Qué es lo que sucede?- preguntó con inocencia.

Donghae la agarró del brazo y la arrastró hacia un lado del salón, mientras las otras mujeres salían con miedo por el comportamiento de Donghae.

-No me creas tonto Chae-Woon. Tú le enviaste una carta a Ah Ri... Lo hiciste.
-¡No es así! ¡Yo no he enviado nada!
-Probaré que tú lo hiciste y pagaras por ello.
-Retírese de aquí señor- le dijo la Madame de la casa o llamaré a la guardia para que lo saque de mi propiedad.
-Esto no se queda así Chae-Woon...

Donghae salió del salón mientras una siniestra sonrisa se instaló en el rostro de Chae-Woon.
-Temo por tu alma niña- dijo la Madame- no sé qué estás planeando, pero no me gusta.
-Nada Madame, nada malo...
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Donghae iba en busca de su caballo, debía probar que Chae-Woon había sido quien enviaba esa carta, pero debía manejar las cosas con prudencia porque si la acusaba por la carta, en un juicio podría salir a la luz la violación de Ah Ri y sería una vergüenza que no estaba dispuesto a provocarle a su esposa.

Sin saber por qué un frío le atravesó por la espalda que lo hizo estremecerse. Sintió prisa por llegar al palacio y al llegar, el movimiento que encontró le hizo sentir una opresión en el pecho desconocida.

-¿Qué pasa?- le preguntó a uno de los guardias que llegaron corriendo hacia él.
-Señor, su alteza... su alteza la princesa... - el joven soldado no era capaz de hablar.
-¡Que sucedió!- preguntó mientras caminaba hacia la zona de las habitaciones.
-La princesa Ah Ri intentó suicidarse... Está muriendo...  

Ámame - Lee DonghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora