Ámame - Lee Donghae

Capítulo 12

Suave seducción...

Ah Ri y Donghae iban galopando de manera suave, Ah Ri iba frente a Donghae acomodada entre sus brazos disfrutando del aire frío de invierno, iban por un sendero que comunicaba hacia un islote en medio del rio. El sendero era artificial, había sido construido para unir el pequeño islote con la rivera del riachuelo, había sido construido para llegar al pequeño altar que los monjes habían construido en aquel hermoso lugar. Había muchos árboles en los alrededores y el sonido de las aves llenaba el espacio.

-No conocía este lugar- dijo Ah Ri, maravillada por la tranquilidad que allí se respiraba.
-He venido aquí desde que era un niño, venía aquí a leer sobre las historias de nuestros antepasados, de tierras distantes que deseaba conocer.- le comentaba Donghae.
-Bájame- pidió de pronto Ah Ri, así que Donghae se bajó del caballo y rodeó con los brazos la cintura de su esposa bajándola suavemente.
Ah Ri se acercó a una hermosa piedra tallada, allí había un poema escrito y se dispuso a leerlo.
-Ya conocía este poema- dijo ella mientras Donghae aseguraba su caballo.
-¿Si?- preguntó mientras se acercaba nuevamente a ella.
-Este poema lo escribió el príncipe consorte y General del ejército de Joseon Cho Kyuhyun a la princesa Heari de Joseon.
-Se decía que era hermosa, que tenía los ojos del color del mar en verano- dijo Donghae.
-Decían que hechizaba a los hombres con su belleza, aunque yo creo que sólo hechizo a mi bisabuelo.- dijo ella.
-Así como tú me hechizas a mí- no era una pregunta y Ah Ri se perdió en la belleza de la mirada de Donghae. Se sonrojó efusivamente mientras los labios de él tomaban los suyos en un suave y cálido beso.

En un momento Ah Ri se salió de los brazos de Donghae y este la siguió, pero ella alzó las faldas de su vestido y empezó a correr mientras él la seguía alcanzándola fácilmente, pero ella se comportaba de manera tan juguetona se escurría entre sus brazos con suaves risas. Jugaron así un tiempo como si fuesen unos niños hasta que Donghae hasta que la alcanzó y la tomó entre sus brazos haciendo que ella soltara una sonora carcajada mientras caminaban hacia uno de los pequeños altares del templo resguardándose un poco del viento frio del lugar.

Ah Ri aún reía cuando Donghae se sentó detrás de ella frotando sus brazos para apartar el frío de ella.

-Es hermoso este lugar...- comentó Ah Ri.- Me gustaría poder verlo en la primavera.
-Lo veremos- dijo Donghae- te llevaré donde quieras ir, quiero cumplir tus sueños. ¿Me darás la oportunidad de empezar de nuevo? ¿De conocernos? –preguntó.
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Donghae

Ah Ri me empujo con suavidad, quedando frente a mí. Me dedicó su bella sonrisa, se veía tan joven, tan inocente- Yo, Lee Ah Ri, me encantaría conocerlo señor.

Fue la primera vez en 5 años que Ah Ri utilizaba mi apellido como mi esposa, siempre lo había evitado decir en público y era presentada como Ah Ri princesa de Joseon y el hecho de que ella lo hiciera hoy me llenó de un orgullo y una posesión que desconocía.
Corte la distancia que nos separaba y la besé de nuevo- Mi señor, le ha robado usted un beso a una mujer casada- dijo con una indignación fingida.

-Lo siento mi señora, pero si esa mujer casada es mi esposa, no hay por qué sentirme culpable- le dije siguiendo su juego y volviendo a tenerla entre mis brazos. Sus manos se aferraban a mis hombros y me devolvía el beso con la misma pasión que yo le demostraba. Quería que Ah Ri me amara y aunque fuese pronto para pensar que así era, mi esperanza crecía en cada momento.

Empezamos a hablar de cosas vagas y simples, sin saberlo eran cosas que ignoraba; como por ejemplo que solamente borda cuando está completamente tranquila y que no es capaz de hacerlo cuando se siente preocupaba por algo, su amor por el color rosa y que desde que se convirtió en una mujer casada tuvo que dejar de utilizar tan frecuentemente porque la tradición decía que en público debía usar los colores de la familia real: Azul, rojo y dorado.