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En el camino en búsqueda por el grupo de Luke no hubo grandes inconvenientes, los zombis que encontraron eran lentos y sin mucha visión y Johan los mató sin gran problema con su katana, la verdad es que le relajaba mucho matarlos. Tras unos 30 minutos se empezaron extrañar, era muy raro no encontrar ninguno especial, el primero en mencionar la situación fue Johan.

- ¿No les parece raro que no haya ningún zombi especial? -dijo recalcando la palabra ningún-.
- Más que raro, preocupante -dijo Natalie-. Si es que no hay significa que algo los llamó, mi pregunta ahora es ¿Qué se supone que fue a hacer Luke?
- Dijo que iba a ir a hablar con otro grupo para hacer un trato de paz -Aclaró Gabriela-.
- Odio tener que matar personas vivas -Dijo Paul-.
- Cálmate amigo, quizás solo tuvieron problemas con los zombis especiales en vez del otro grupo -Dijo Johan-.
- Puede ser, espero que sea eso -Dijo Paul-.

Apenas Paul terminó su oración escucharon el sonido de una explosión, el único que sabían que tenía granadas era Luke, debía estar en problemas muy serios para utilizarlas, eran un bien muy escaso y poderoso en estos tiempos de apocalipsis. Los jóvenes corrieron en busca de la explosión. Al llegar vieron una escena brutal, personas y zombis tirados en el piso muertos, una casa a medio derrumbar, pero lo que más les sorprendió fueron 4 zombis especial tipo mole gigante, estos eran de 4 metros, el tamaño estándar de estos zombis. No sabían que hacer, estaban asustados, si iban morirían si o si, pero si no iban, Luke y su grupo estarían en su conciencia para siempre. El primero en actuar fue Johan que corrió hacia el caos mientras desenfundaba su katana, el resto lo siguió cubriéndole las espaldas.

- Johan ¡Necesitamos un plan! -gritó Paul-.
- Paul cuida a Natalie y a Gabriela, junten sus espaldas y disparen a cada zombi que vean. Yo iré a matar a esas moles gigantes, cuidado con el resto.

Antes de poder reclamar Johan ya se había ido, estaba en las manos de Paul asegurarse de que ninguna de sus amigas muriese. Rápidamente se juntaron y empezaron a disparar, casi Natalie muere por un zombi con garras afiladas en vez de uñas, a este le apodaban cortador. Se acercó demasiado rápido a la formación, lo bueno es que Gabriela lo captó por el rabillo del ojo y lo redujo de un disparo limpio a la cabeza. Estuvieron varios minutos reduciendo a todos los zombis que se acercaban, pero eran cientos y no sabían cuánto tiempo durarían.

Por otro lado, Johan se tomó la pastilla sin pensárselo mucho, era la primera vez que no le dolía el proceso de transformación, no lo pensó tanto y fue a reducir al primer zombi gigante. Saltó a su espalda, apoyó un pie en esta y en una fracción de segundo ya le había rebanado la cabeza mientras saltaba hacía otro zombi gigante que se encontraba cerca, éste se percató de Johan saltando hacía él y trató de tomarlo en el aire, no esperaba que Johan empezase a girar con su katana y le cortase el brazo en varios pedacitos. Al caer al piso Johan corrió a cortarle la pierna, para cuando estaba cayendo la bestia Johan lo esperaba con katana en mano, y de una estocada atravesó la cabeza desproporcionadamente pequeña a su cuerpo con la espada. Las dos bestias restantes se habían percatado de Johan hace unos segundos y se dirigían a él. Johan corrió hacia una de las bestias y a una distancia prudente contrajo sus piernas y dio un gran salto con katana en mano cortando a la bestia desde la barriga hasta la cabeza, al desplomarse se asomaron todas las vísceras de ésta. Ya solo quedaba una, Johan por impulso guardó su katana y saco unas pequeñas garras de sus dedos que ni él sabía que tenía, cuando estaba suficientemente cerca saltó hacia la cabeza de la bestia que se aproximaba y le arrancó la cabeza con sus nuevas garras. Johan se sentía invencible y con ganas de matar más, apenas vio que sus amigos estaban en problemas corrió hacia ellos.

Mientras corría desenfundo la katana y cuando estaba cerca del circulo que rodeaba a sus amigos empezó a girar matando a todos los zombis que estaban en su camino, en cosa de minutos mató más de un centenar de estas bestias. Cada segundo que pasaba sus ganas de matar se sentían más fuertes, hasta que escuchó la voz susurrarle "Agradable ¿No?", ahí fue cuando se dio cuenta realmente porque estaba matando a esas bestias, no por el hecho de ayudar a sus amigos sino por una sed incontrolable de matar. Abrumado por el sentimiento se desplomó en el suelo y cayó inconsciente.


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