Capítulo [4]

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Este último mes transcurrido he mejorado bastante mis resultados médicos, he subido de peso y me relaciono un poco mejor con las personas, gracias a April.
Lo peor ha sido esta semana, nadie se esperaba que tuviera una recaída tan fuerte.
He estado estos últimos días encerrada en mi habitación, sin hablar a nadie, ni siquiera a April.
Por eso ahora estoy sola, en una habitación aislada de la gente, rodeada de médicos.
Desde que Ethan se enteró es el único que se preocupa por mí, pasa las tardes conmigo, y durante ese tiempo me hace olvidar toda la mierda por la que estoy pasando.
He conseguido que su tacto no me desagrade y pasamos parte de nuestro tiempo abrazados, charlando, viendo películas o cualquier otra cosa que podamos hacer juntos.

Por séptima vez, termino de releer mi libro favorito.
Llaman a la puerta haciéndome sobresaltar, es Ethan, enseguida una sonrisa se asoma por la comisura de mis labios.
Abro la puerta entusiasmada y en cuenta le veo salto a sus brazos.La euforia me invade, ya que no le he visto en estos últimos días.
-Prepárate, vamos a dar una vuelta- Me susurra al oído bajándome delicadamente al suelo.
Rápidamente escojo un conjunto y me meto en el baño para cambiarme. En menos de veinte minutos estoy lista.
Salgo corriendo fuera de la habitación, que es donde me espera. Bajamos hasta la planta principal y nos dirigimos a la puerta de salida.
-¿Ya te vas?-Pregunto extrañada.
-Sí, y tú te vienes conmigo-.
-Pero, yo no puedo-Frunzo el ceño.
-Tus médicos te han dado el permiso, vas a pasar todo el día conmigo, pero fuera de aquí-Sonríe orgulloso.

-¿Tienes hambre?- me coge de la mano.
-Si... Bueno - Le digo mirando nuestras manos entrelazadas.
-Pues vamos a cenar - Me mira fijamente.

Observo el gran letrero que ilumina toda la calle "DiCarlo".
- ¿Te apetece pizza?-.
- La verdad es que si- sonrío.
Entramos en el restaurante y lo primero que me llama la atención es la gran cantidad de gente que hay en un mismo lugar. Hace demasiado que no salía.
Nos sentamos en una mesa de dos y una camarera se nos acerca, nos toma nota y se lleva la carta.
Después de cinco minutitos una pizza de cuatro quesos es depositada en nuestra mesa. No entiendo como los médicos han dejado que me salte mi "dieta" después de todo.
Terminamos de comer y me propuso ir al cine. Compramos unas palomitas con un refresco, que como no, lo tuvo que pagar todo el.
Entramos en la sala número cinco, que está medio vacía. Nos sentamos en los asientos del fondo y esperamos diez minutos hasta que la película empezara.
Al acabar la película, hacemos parar un taxi para que nos lleve de vuelta al hospital.
- Perdona, pero te has saltado la salida hacia el hospital-le digo al conductor.
- No, siga, siga -Me interrumpe Ethan.
Le miro confusa y él me sonríe.
Llegamos a una pradera, donde diviso una preciosa casa.
Ethan baja del coche, lo rodea y me abre la puerta.
-¿Bajas?- Me extiende su mano.
La miro extrañada pero la acabo aceptando.
Andamos en un cómodo silencio salvo por el ruido del taxi que hace al irse.
Ethan saca unas llaves de su bolsillo derecho y las introduce en las cerradura girándolas lentamente.
Me hace pasar a mí primero y al entrar visualizo un gran salón.
-¿Qué hacemos aquí ?- digo mirando cada rincón del salón.
-Quería darte una sorpresa -dice quitándose el abrigo -Ven, te enseño la casa-dice tirando de mi delicadamente entrelazando nuestras manos.
Subimos por las escaleras y recorremos todo el pasillo, hasta llegar a la habitación del fondo.

Anne...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora