Capítulo 27- Eres un reverendo idiota.

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Viernes 11 de marzo

Hoy era el día de la fiesta, yo sinceramente no quería ir, no me gustaba, pero como Amy me pidió que fuera con ella, yo acepté —como todo un iluso, pensando que de verdad ella sí quería ir conmigo—No sé por qué me hacia tantas ilusiones por el simple hecho de que ella me invito a ir con ella.
Estábamos en la escuela, y esta vez Tyler no había venido, así que yo me senté al lado de ella y Karl, mi nuevo amigo— y hasta ahora lo sigue siendo—se sentó donde yo me sentaba antes. Cada vez que volteaba Karl siempre la miraba, el quería pasar desapercibido pero no lo logro.
Estábamos en clases de álgebra, el profesor estaba que se quedaba casi dormido. Y mientras tanto todos aprovechaban a hablar y comentar de lo que seria hoy.
Amy estaba seria, pero de ahí vino ángeles y se la llevo, no sabía por qué ahora Amy se estaba juntando mucho con ellas, eso me traía algo malo, pero no sabía que era—porque a veces era ella y a veces no era ella.

Luego Karl se sentó un rato a mi costado y empezó a decirme que con quien iba a ir, yo le respondí que con Amy y el me dijo «estas ganadaso» —  «no hables tonterías, es sólo mi amiga» — repliqué.

Luego apareció Amy.

— ¿te podrías ir a tu sitio por favor? —dijo Amy con un tono de voz suave y delicado—Karl se quedo viéndola por varios segundos, como si se hubiera parado el mundo entero con sólo verla.
Yo le di un pellizco y el reacciono y se fue sin decir nada.

— ¿tu amigo?—preguntó la castaña

— sí

— ¡Ahhh! es raro

— sí, algo pero que se puede hacer.

Ella sonrío y empezó a enviarse mensajes de papel con ángeles.
Poco a poco al paso las horas y llego el receso Amy me empezó a contar los "problemas" que tenía. Y ahí me di cuenta que cada día sabía algo más de Amy, guardaba más de Amy, tenía más de Amy, en clase de arte, empecé a exigir, moderadamente, que ella me diera un espacio más notable en su vida. Quería más de Amy para mí y esa necesidad, como una fiebre que crece descontrolada hasta hacer delirar al paciente, se fue apoderando de mí y de mis certezas.

Terminaron las clases, y le dije a Karl que me esperara en la fiesta.  Mientras Amy y yo nos fuimos directo a la casa de cada uno. Y ella me dijo que la buscará en su casa que sino no podía salir.
Pasaron las horas. Nunca antes estuve tan nervioso, tan agitado, tan preocupado en como me veía, en como iba a vestirme, en como llegaría a la fiesta sin pasar vergüenza de ir con mi papá. Pensé y repensé, establecí una estrategia, me concentré en un plan establecido y conseguí que las cosas funcionaran bien. Esa noche — tras ardua discusión donde tuve que poner en práctica todas mis habilidades para negociar. Al final convencí a mis padres para que, contra su costumbre, me permitieran contratar a un chófer, ellos aceptaron.
Mis padres  trataron de no incomodarme con demasiadas averiguaciones aunque era obvio que tanto arreglo, tanta preparación, tanta actividad desplegada para una fiesta de una chica de dieciséis años que ni siquiera conocía del todo bien, con las justas sabía su nombre, despertaba curiosidad.
Me puse el terno, que mi mamá había elegido «para tú graduación».
Cuando estuve listo, mi madre, sobre-protectora como todas las madres, me lleno de besos y de abrazos y estuvo a punto de naufragar mi camisa con el lápiz labial que llevaba puesto.

Salí de mi casa, y fui directo y nervioso a la casa de Amy. Toque el timbre muy nervioso. Diez segundo después la puerta se abre y el papá me saludaba y me invitó a entrar. Sentía que el suegro al que iba a ver por muchos años no me miraba como un "adefesio"
Luego sentí que su mamá bajaba y dijo

Mi vecina me tiene loco.©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora