Capítulo 1

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Lauren POV'S

Un gruñido salió de mis labios cuando los rayos del sol se filtraron por la persiana, deslumbrándome. Había olvidado cerrar las persianas antes de irme a la cama. El día anterior había sido bastante largo y pesado, por lo que había llegado agotada a mi departamento, dirigiéndome directamente a mi cuarto, donde me quite los zapatos, y me acosté en la cama, cayendo en un sueño profundo.

Con movimientos algo torpes tomé una de las cuantas almohadas que tenia en mi cama, y me cubrí con ella el rostro, bloqueando  la luz que entraba a raudales por el gran ventanal a un lado de la cama, que tenía una vista fenomenal a la ciudad. Suspiré, complacida, pues de esa forma podría dormir un poco más. Cuando el sueño empezó a llegar, la alarma del celular sonó estrepitosamente, causando que casi me cayera de la cama de un salto. 

Me levanté,  aún adormecida, en medio de protestas, deseando poder dormir por lo menos cinco minutos más.  Pero como solía suceder, ese tiempo se acabaría convirtiendo en una hora o más, y yo debía llegar  temprano al estudio, pues teníamos que aprovechar por completo el día para poder grabar, tratando de recuperar el tiempo perdido por los errores cometidos  ayer.

Arrastrando los pies llegué al baño, para hacer mi rutina de higiene diaria.

Después de una relajante ducha, salí del baño, envuelta en una toalla. Mi cuerpo aún seguía ligeramente húmedo. Busqué en mi armario la ropa que usaría ese día. Terminé escogiendo unos jeans cómodos negros, rasgados en las rodillas, una musculosa blanca totalmente lisa, zapatillas negras, y para completar el atuendo, mi indispensable chaqueta de cuero negro. Tal vez usaba demasiado negro en mi ropa, pero era porque los colores oscuros me encantaban; no me imaginaba usando tonos claros y colores pastel.  Ni aunque me dieran la dirección de mil películas más o todo el dinero del mundo vestiría rosa u algún otro color brillante, me resultaba algo demasiado infantil.

Sequé mi cabello, cepillándolo rápidamente, haciendo que este cayera en ondas sobre mi espalda. Rápidamente me apliqué un suave maquillaje, solo lo suficiente para resaltar mis ojos, los cuales esa mañana lucían verdes, y los labios con un labial rojo.

Cuando terminé de arreglarme, me di una mirada rápida en el espejo de cuerpo completo que tenía en mi habitación, contemplando el resultado. No es que me importara mucho estar a la moda o lucir como una chica sacada de una revista. A pesar de ser una reconocida e importante directora de cine, y ganar bastante dinero, estar a la moda o usar el maquillaje correcto no era algo que interesara. Pero ese día era diferente. Por alguna razón -la cual no quería admitir- me había arreglado de forma especial, cuidando cada aspecto de mi apariencia, desde la forma en la que mi cabello negro caía sobre mis hombros hasta el contraste del maquillaje con mis ojos, buscando lucir más atractiva.

Sonreí satisfecha a mi reflejo. Me veía bastante guapa, y esperaba que ella pudiera apreciarlo. En ese momento caí en la cuenta de que, en cierta forma, me había arreglado  para aquella chica de ojos chocolate que me había cautivado el pasado día.

Sacudí mi cabeza, alborotando mi cabello, tratando de alejar aquellos pensamientos. Desde que había despertado, tenía unas ganas inmensas de ir a aquel café para encontrarme una vez más con la duela de aquella cálida sonrisa y de esos dulces ojos chocolate que te derretían en un segundo. Mi entusiasmo era tal vez en vano, ni siquiera sabía si ese día ella trabajaría o si tendría la oportunidad de verla.

Tomé mi teléfono del buro para bajar a desayunar. En cuanto vi la hora casi me es un paro cardiaco. Se me había hecho tarde. En unos minutos tendría que estar en el estudio si quería llegar puntual, y yo aun no había desayunado. Bajé corriendo las escaleras, llegando a la cocina donde tome algo que comer para el camino.

Por fortuna no había mucho tráfico, por lo que solo tuve que pasarme un alto, consiguiendo llegar con dos minutos de anticipación.  ¡Qué grande eres LaurenDije para mis adentros. Todo el mundo estaba ya en sus posiciones, esperando mis indicaciones. Asentí al equipo de iluminación, y me acerqué a los actores para indicarles lo que tenían que hacer. Sin más demoras empezamos a grabar.

Por fortuna aquel día había sido completamente productivo. Habíamos recuperado con creces el tiempo perdido ayer, lo cual me subió el animo. Esperé a que ese día todo siguiera bien y cuando terminamos las grabaciones me encaminé directo al Café/Restaurant "Delirio" con la esperanza de encontrarme con aquella chica. Tal vez con suerte conseguiría su nombre y algo más.

—¿A dónde vas tan feliz, Laur?— Preguntó mi asistente Samantha. Me limité a sonreír — ¿Alguna cita a ciegas? —Eso último hizo que fruenciera un poco el ceño.

—Sabes que no soy la clase de chicas que acepta ir a citas a ciegas — Suspire, hablando tranquilamente — Solo estoy feliz por el día tan productivo que tuvimos.

—Lo sé, fue increíble. Hiciste un maravilloso trabajo el día de hoy. Realmente mereces todos esos premios que has ganado —Comentó sonriente, acariciando rápidamente mi brazo.

—Gracias Sam, aunque realmente no solo fue mi trabajo, el mérito es para todo el equipo —Respondí encogiéndome de hombros —Bueno, si me disculpas tengo que irme ya, muero de hambre. —Di un paso atrás lista para irme cuando ella llamó.

—¿Puedo acompañarte? Igual yo muero de hambre — Dijo la rubia con una sonrisa tímida. Me aclaré la garganta, pasando mi mano por mi cabello, mientras analizaba mis opciones, al final cedí, permitiéndole acompañarme.

Cruzamos la calle hasta llegar al Café. En cuanto entré al establecimiento un sentimiento reconfortante me invadió. El olor que invadía el lugar era relajante; una mezcla de especies, café, vainilla y chocolate, además del pan recién hecho. Aquel lugar me hizo sentir en casa.

Nos sentamos en una mesa alejada de la entrada. Samantha y yo estábamos hablando del trabajo cuando una mesera llego a tomar nuestra orden. Si hubiera tenido un espejo en aquel momento habría podido contemplar mi expresión. En el momento en que la vi quedé embobada. Era la misma chica de la otra vez. Ella se limito a sonreír de forma tímida, luego reparó en mi compañía y su sonrisa cayó un poco, o al menos eso fue lo que percibí. Tal vez solo era producto de mi imaginación.

Camila, el cual era el nombre que la chica de hermosos ojos chocolate tenía en la placa de su uniforme, nos atendió. No volvió a dirigirme una de sus amables y tiernas sonrisas, que te hacían vibrar, en toda la tarde, lo cual me causó un poco de tristeza. Al menos había conocido el nombre de la chica, cuyos ojos se habían grabado en mi mente.

El resto de la tarde fue divertido. Samantha no era mala compañía, de hecho era agradable pasar el tiempo con ella. Hasta aquel momento nos habíamos limitado a una relación profesional y a intercambiar palabras amables, pero aquella noche había descubierto que era una chica alegre e inteligente. Tal vez socializar con el equipo no era tan mala idea. Debía dejar de aislarme.  La voz de Samantha me sacó de mis reflexiones.

—Creo que ya debería irme. Se hace tarde y tengo que hacer varias cosas —Dijo apenada tomando su bolso sacando el dinero para pagar su parte.

—Hey, descuida, yo invito —Dije sonriente. Ella solo asintió y guardó sus cosas. Vi rápidamente el reloj. Se había hecho bastante tarde. — ¿Tu auto esta cerca?

—Si, descuida Laur, gracias. Me sacaste de la rutina. —Contestó levantándose. Imite el gesto. Sam se acercó un poco vacilante y depositó un beso en mi mejilla antes de irse. —Nos vemos mañana

—Hasta mañana — Dije sonriendo. Vi como ella se marchaba antes de sentir una mirada penetrante. Me senté en mi asiento y disimuladamente me giré encontrándome a Camila viéndome fijamente. Cuando se dio cuenta que la había atrapado, se giró rápidamente tratando de ocultar el sonrojo. Aquel gesto hizo que sonriera inconscientemente. Tranquilamente seguí comiendo, hasta que la chica bajita, Ally, se acercó a mi.

—Disculpe Señorita, pero ya vamos a cerrar— Dijo amablemente.

—Oh, claro —Sorprendida revisé mi celular. El tiempo había pasado volando. — Ya me iba. ¿Donde esta su compañera, Camila? Ella me atendió y yo quisiera...— Ally, comprendiendo mis palabras asintió, interrumpiéndome.

—Oh, Camila tuvo que retirarse — Había cierto tono inseguro en su voz — Pero si desea, le traigo la cuenta en un momento — Me limité a asentir, resignándome a que, al menos  aquel día, no volvería a verla.

Perdida en tu mirada Camren (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora