Entonces ya no éramos dos sino tres, conocimos la luz, la salida, el mundo lleno de libertad. Ya ha pasado un mes desde que salimos de allí, me entere que tengo 16 años y bueno pasaron muchas cosas conocimos a Sally una joven humana, su cabello era hermoso amarillo y sus grandes ojos azules, delicada y buena amiga, ella y su madre Amelia tienen un hotel para los Blooder, nos protegen por alguna razón, vivimos en el piso 2-C, tiene tres habitaciones y un baño, una sala muy acongojadora, y una cocina, ahora que lo pienso no la usamos. Hay diferencias entre Gerald y Ema los dos entrenan juntos pero tienen un rencor, que tontos, siempre los observo desde el balcón que tranquilidad tan impetuosa, que pasara a lo tranquilo no me acostumbro a ver sonrisas en sus rostros, pienso que les saldrá arrugas de tanto reír, ellos notan que no sonrió desde que salimos de allí, he tenido pesadillas horrible, ese hombre de mi sueños es malo, aunque no le puedo ver su rostro, tengo dos días que no duermo siempre es esa pesadilla en media noche me hace sudar, llorar y gritar, la única manera de que duerma es que Gerald duerma conmigo, no le he contado de mi tonta pesadilla para no alarmarlo solo sé que es un efecto secundario de ser torturada. Ambos suben secándose el sudor con una toalla, el me ve mi rostro hay ojeras ya soy notables, ve como me dirijo al cuarto y me sigue.
- ¿A dónde vas, Mica? –me pregunta entrando al cuarto-
- Quiero hablar contigo, cierra la puerta –digo sentándome en la cama-
- ¿Qué pasa? Sé que no has dormido bien, otra vez ese sueño –dice quitándose la camisa *Se veía sumamente sexy*-
- Sí, es horrible ya no consigo dormir una y otra vez –digo agarrándome la cabeza-
- ¿Me puedes contar si quieres? –dice sonriéndome-
- Está bien, es un lugar cerrando no consigo ver el rostro de quien me tortura una y otra vez, no logro comprender nada y me frustra –digo y mis lágrimas se hacen presentes-
- Tranquila, dormiré contigo hasta que no sueñes con eso –me acaricia la cabeza-
- ¿Con...Migo? –digo sonrojándome-
- Cuida tus pensamientos, yo no te haría nada –dice sentándose en la cama-
- ¿Por qué no me harías nada? –indico sonriendo-
- Bueno, porque... te tengo respeto –suelta una risa-
- ¿Respeto? Y qué pasa si yo no te lo tengo –me pongo más roja-
- No me hago responsable de lo que haga –me sujeta la cara-
- -yo lo beso- Eres mío Gerald.
- Desde que entre en esa celda –sonríe y me besa-
El me besaba tan apasionadamente, me mordía los labios haciendo que me calentara no pensé que yo fuera así pero no me puedo resistir a sus encantan que me vuelven tan loca, el me comenzó a lamer el cuello haciendo que le apretara la espalda, él estaba encima de mí, a recostándome su grande erección, mi short era de una tela muy pegada el cuerpo, y la camisa también eso hacía ver mis voluptuoso senos, con sus manos me quita la camisa dejándolo tan expuestos, tengo tanta pena, mis mejillas están ardiendo, "Eres hermosa, te amo" dijo ladeando una sonrisa, con su boca empieza a jugar con mis senos, mordiéndolos delicadamente, "Gerald" digo con un tono de voz sensual, y algo acelerado, él es el indicado para mi primera vez, lo amo y me ama, " ¿Te gusta?" dice mordiéndome más y sigue bajando hasta llegar a mi ombligo, "Si no te detengas" ese hombre era una pervertido, Gerald tiene 18 años, pero aun así es una ternura, tocan la puerta ese sonido me hizo alejarlo me coloque la camisa, él todavía estaba en shock, "Que ruda eres" dice refunfuñando al parecer su erección tendrá que bajarse sola, "Dejémoslo para cuando no haya interrupciones, ¿Qué pasa?" Digo con voz tranquila, "Mica hay una reunión urgente" su voz era preocupante, demonios este cuarto huele a deseo.
ESTÁS LEYENDO
El pecado de la Sangre
Tajemnica / ThrillerMica esa una joven amadora de la libertad sin embargo esta vivió un infierno en un laboratorio donde le hacían diversos exámenes para sacar una cura, la cual pondría a salvo a los humanos pero ellos la golpeaban y maltrataban tratándola como un cone...