Bitácora 7: Resolución

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Había  pasado una semana ahora se encontraban en el hospital, Mabel estaba junto a la ventana sin hacer ruido, esa era una  actitud extraña dada su personalidad pero ella estaba preocupada, regresó a sentarse junto a su tío quien se encontraba acostado inconsciente en aquella cama, Stan se había ido apenas hace unos minutos  para darse una ducha y comer algo  ya que había pasado toda la noche en la habitación del hospital.

—Debes despertar y decirnos donde está — no es que no le inquietará  el estado del adulto pero por lo menos el ya estaba a salvo  en aquella habitación, pero su hermano no aparecía, cuando la búsqueda empezó  único que habían logrado encontrar  fue a Ford,  agarro con fuerza su falda e intentó no llorar.

— ¿Qué está pasando?—  era la pregunta que se estaba haciendo y se reprochó constantemente  no haber intervenido antes, su hermano estaba extraño  y se dio cuenta obviamente del distanciamiento que sufría con Bill, sin embargo ella decidió no intervenir, ahora se arrepentía.
El ruido de las máquinas de hospital le crispaban los nervios pero  poco podía hacer, solo quería que su pariente despertara y que su hermano apareciera, los días eran difíciles  parecían tan largos e interminables.

Se recargó e intento dar sentido a toda la situación, después de que aquel día sus parientes  no llegarán hablaron a al comisario,  al principio les dijeron que tenían que pasar cierta cantidad  de horas para poder  hacer algo, ella y Stan  no lo aceptaron salieron a  revisar a los lugares cercanos donde esos dos solían ir pero nada, ya era muy tarde  y se vieron obligados a regresar.

Ninguno de los dos pudo dormir estaban muy inquietos era  muy inusual  la situación esos dos nunca desaparecían tanto tiempo sin llamar o  avisar, pero no querían pensar nada  grave, cuando la policía al fin accedió a ayudarlos en el bosque en un punto muy retirado encontraron al mayor herido y con unas extrañas marcas muy parecidas a las que su hermano lo cual consterno a Stan.

Y ahora pues no sabía qué hacer,  cuando  fue su momento  de regresar a casa solo podía pensar en una cosa,  en medio de la bifurcación que separaba su casa de la de Bill,  ella tomo una decisión  y  sin vacilación  camino hacia aquel lugar.

Lamentablemente  no había nadie ahí, ni rastro de que alguna vez una familia habitara la propiedad pero aquella chica no lo sabía ni lo sabría hasta que llegara ahí sin embargo lo que encontraría no sería nada bueno.
                                 ***
Entre abrió los ojos  un poco mareado, su cuerpo estaba pegajoso  recubierto por una mucosidad  viscosa y espesa cuyo olor no era para nada agradable, esto le generó  náuseas, después de unas horas comenzaba a  acostumbrarse aunque no se sentía menos asqueado.
Su cuerpo se encontraba adolorido como si hubiera recibido una cantidad exagerada de golpes, respirar se hacía dificultoso y  conforme su conciencia se hacía más lúcida el miedo comenzó a  invadirle, quiso llamar alguien que le auxiliara pero tan fugaz como ese pensamiento apareció lo desechó, estaba solo a merced de quien llamó  su amigo alguna vez y que ahora parecía querer cortar cada extremidad de su cuerpo solo por diversión.

Era difícil  comprender que estaba pasando  y  no sabía porque específicamente él tenía que estar en ese lugar o porque parecía envuelto en una especie de capullo de pura carne, el cual despedía ese olor desagradable  y lo bañaba en aquel líquido, se preguntó si sería dado a comer a aquellas criaturas desagradables que como cucarachas se arrastraban a su alrededor, una forma tal vez de mantenerlo vigilado  o que no intentara escapar.

Los días pasaron con  lentitud  o al menos eso le parecía,  no  podía saberlo con certeza  ya que no había como contar el tiempo ahí en la oscuridad, su rostro estaba cada vez más demacrado   y el hambre comenzaba a  hacer estragos en su joven cuerpo,  por un momento pensó que sería abandonado para morir de hambre sin embargo  una silueta femenina se acercó lentamente, no podía distinguir quién era  pero realmente dejo de importarle en cuanto sintió la frescura del agua entrando en su boca.

Crónica hacia la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora