Capítulo 13. Víktor.

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Nací en un lugar frío, el día más frío que hubo en ese entonces, no recuerdo bien el día de mi nacimiento, pero en el orfanato dónde crecí me han celebrado el día 25 de diciembre. Todos y cada uno de mis días me las pasé solo, siempre con una monótona vida. Crecer con el conocimiento de no tener un padre o una madre, ni siquiera un pariente, esa es mi vida, fría y aburrida.

Cuando tenía 3 años, señores llegaron y me llevaron, sólo recuerdo que ese día conocí lo que sería mi vida de ahora en adelante. Una pista, patines y miles de personajes que crearía al pasar los años. Todos mis compañeros siempre decían que era bueno y no lo dudaba, sólo podía presumir para que no notarán que en mis ojos había dolor, no me quejaba... Es decir, tenía que comer, ropa que vestir, me educaban y me enseñaban ballet y a patinar, ¿Qué más podía pedir?

Cada noche, después de llegar a la pista, subía por la ventana y miraba las estrellas. Recuerdo que en ese entonces ver aquellas rocas quemándose me hacía sonreír, no de manera socarrona o cómo diría Yavok, de manera "encantadoramente ególatra", ese no era yo, yo no era esa persona que después de salir de la pista y abrir los ojos para recibir los aplausos de la gente y volver a aquella actitud ególatra, yo no era esa persona. Yo sólo era Víktor, una persona demasiado sola y triste, alguien que adora ver el cielo estrellado y adora cantar en solitario, soy sólo yo, no soy nadie más. Entonces... ¿Por qué me siento tan vacío? ¿Es normal? Conforme fui creciendo conocí muchas personas, desde personas humildes hasta gente igual o mayor ego que aquel personaje. Por mucho tiempo, siempre vi cómo en las iglesias habían demonios que rezaban de manera hipócrita a un Dios que ni siquiera sabía sí realmente existía o era sólo esa necesidad del ser humano a aferrarse a algo. Los niños son pequeños ángeles que cayeron accidentalmente en esta tierra llena de demonios con caras amables y buenas mentiras, en esta tierra dónde la vida consiste en cometer pecado, al menos según aquellos creyentes... o cómo a mí me gusta decirlo, en esta tierra gris y llena de soledad.

Todos los días oía cómo la gente comentaba lo fabuloso que era el enamorarse, tomarse de las manos y sentir mariposas en el estómago. Yo no creía en él, es probable porqué jamás lo he sentido, la gente venía a mí, se entregaban a mí... No, se entregaban a cada uno de mis personajes. Cada vuelta, un beso, cada salto, una relación de una noche, cada medalla de oro... Lágrimas que no derrame en lo largo de mi vida, todas mis "parejas" no pasaban de dos semanas, la más larga que tuve fue con una con una latina, poseía un cuerpo de ensueño, pero yo no era su hombre, era demasiado para mí, contando también que yo no la amaba y apuesto que ella a mí, sólo éramos buenos amigos que compartían cama, sólo eso.

Un mensaje, todo comenzó con un mensaje... Pero siendo sinceros, eso es mentira, ahí no comenzó, todo empezó en esa cena. En toda mi existencia, me alegraba el hecho de ir a una de esas convivencias, no es que me la pasará mal, al contrario, después de que Yuri Plisetski se uniera al equipo Ruso, este junto a Yakov, no me dejaban solo, era tedioso, pues normalmente Yuri buscaba mi atención, Yakov sólo me gritaba y yo no soportaba con la idea de poder salir y jugar con mi hermoso caniche, Makkachin. Chris siempre fue insistente con querer ser mi amigo y ahora que lo pienso, él se ha comportado cómo uno verdadero, dentro y fuera de la pista es un rival y un amigo digno de competir, pero esta noche, sino fuera por él no lo habría conocido, un pequeño japonés de piel con tonalidades rosas, unos ojos castaños que parecían dos hermosos abismos en los que podría perderme gustoso, cabello tan negro como mi querida noche, incluso parecía que llevaba estrellas en él. Verlo era cómo una constelación, de esas que aparecen cada 100 o 1000 años, el tipo de constelación que con sólo observarla sabías que eras afortunado. Bebió, él no notó mi mirada puesta en él desde que llegó, se veía la clase de persona que no solía convivir con mucha gente y prefería estar solo mirando el atardecer o con un buen libro en mano y una humeante taza de café.

Little History | [Victuuri] | [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora