¡Para por favor!

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- Eres una maldita, Delia. -dice mi padre, cayéndose de borracho.
En eso me pongo mi suéter y salgo rápidamente de mi cuarto, y vi una escena que ya estaba poniéndose común en casa.

- Ya, Orlando, suéltame por favor, no te he hecho nada, apuesto a que vienes de tomar otra vez, ¿verdad?

- ¡Cállate! -en eso mi padre le suelta una bofetada a mi madre- ¡A ti no te importa lo que yo haga o no! ¡Ahora vente para acá, mujer! -dice, sujetándola de la muñeca y llevándola hacia él.
- ¡Ya para por favor!

- No, qué te crees, ¡tú sólo sirves para satisfacerme! ¡Sólo para eso sirven las mujeres, y más las putas como tú! Bien que te gusta coger, ¿no es cierto?

En eso mi padre tira a mi madre al sillón, se abalanza encima de ella dejándola acorralada, empieza a besarla suciamente por todo su cuerpo y le arranca de un jalón la ropa.
Mi madre oponía resistencia, gritaba, lloraba, pataleaba y trataba de huir, a lo que mi padre respondía con más y más golpes.

Básicamente, lo que hacía siempre que llegaba borracho era violarla, golpearla y tratarla peor que un animal. Y ya yo estaba harta de toda esa mierda.

Regreso a mi cuarto, cierro la puerta y caigo al piso, llorando después de ver aquella escena. Eso es demasiado fuerte, y yo no debería vivir con esto... Suficiente tengo con que me hagan caras de asco y con esta grasa. En fin, como siempre, me limpié las lágrimas y me dispuse a tratar de dormir. Ojalá que todo esto fuera sólo una pesadilla. Ojalá algún día duerma y nunca más despierte de ella...

Ustedes no sabenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora