- Ma-má... -dije.
Mi vieja, no, no. Esto no podía ser.
La persona que más amaba en el mundo a pesar de aguantarse un patán. Aunque en cierta parte la admiraba también por eso. Ella misma, estaba en el suelo, rodeada de un charco de sangre ya seca. Ella pálida, sus ojos fijos y abiertos, con un cuchillo clavado en su abdomen y con larvas y otros bichos literalmente comiéndosela. El olor que desprendía era de pestilencia, eso fue lo que olí desde que entré. Ahora era más fuerte.
Al ver esa escena... No supe cómo reaccionar. No lloré. No grité. Nada. Simplemente me quedé viendo. En shock. Vomité, ahí mismo. No pude contenerlo. Aparte de que se me revolvió el estómago de ver todo ese montón de bichos comiéndose la carne de mi vieja y con el olor, también se me revolvió de lo que estaba sintiendo. Sentía que me iba a descomponer ahí mismo.
¿Qué hago?¿Qué mierda hago? No tengo a nadie más. ¿Mi progenitor? Ni pensarlo. Apuesto mil millones de pesos a que fue él quien le hizo esto, y por eso escapó. Por animal hijo de puta, porque siempre lo fue. Y yo no queria acabar igual que mi madre. Para lo único que sirvió ese idiota fue para fecundar el óvulo de mi madre con su espermatozoide y saliera yo.
Ah... Esperá. Ni para eso sirvió, porque desearía que no lo hubiera hecho.
Sentía el puto nudo más grande del mundo atorado en mi garganta. Quería matar a ese desgraciado y traer de vuelta a mi mamá... Pero ya era muy tarde para eso.
Llamé a la policía como "anónimo" y les dije la escena que había ahí. Tenía que salir corriendo antes de que llegaran porque jamás iba a aceptar que me llevaran con mi padre o a un orfanato. Y no, no sé de otros familiares.
- Adiós mami, te quiero. -dije, alejándome y rompiendo a llorar. Empecé a correr.
Ahora estaba sola, ahora sí, completamente sola en el mundo. Ahora no podía confiar en nadie más. Era yo, sola. ¿Qué sentido tenía entonces mi vida si iba a estar así?
Corrí, corrí, corrí hasta cansarme, hasta que mis piernas temblaran, corrí hasta que se me agotaron las fuerzas. Yo sólo corrí, con lágrimas por toda mi cara.
Vi un edificio. Corrí hacia él. Subí y subí todas las escaleras, todos los pisos hasta llegar a la azotea. Ahí caí. Estaba mal, muy mal, verdaderamente mal. Sólo quería morir. Quería morir ya. Me arrastré por el suelo hasta llegar a la orilla del edificio y vi para abajo. Con las últimas fuerzas que me quedaban, me levanté, y pensé en tirarme de allí. Puse un pie en el aire e hice a balancearme hacia adelante para caer, sólo eso quería, caer.
- ¡No lo hagas! -oí una voz detrás de mí.
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Ustedes no saben
Teen FictionPensamientos de una adolescente con problemas de transtornos alimenticios, bullying, entre otros problemas, que la llevan a extremos como el intento de suicidio.