Hoja de otoño

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Estaba en clases de Química, eran las 11 am, ya casi tocaba el timbre para salir, yo guardaba mis cosas en la mochila para ir al otro salón, para ser exacta, para la clase de Inglés. De pronto, la profesora de Química me detiene antes de salir:
- Oye, vení acá un momento Camila.
- Si profesora, ¿en qué le puedo ayudar?
- Quiero que me digás que te pasó, por que tenés tantos golpes y moretes.
- Ah profe, es que me caí horrible de la bici ayer y un auto me golpeó. Pero no fue tan grave.
- ¿Segura que todo está bien?
- Sí.
- También te noto desanimada últimamente. ¿Dormís y comés bien? ¿Algo que querás decirme? Tus notas han bajado considerablemente y...
- ¡YA! -interrumpo, gritando- ¡ESTOY HARTA DE QUE TODOS ME PREGUNTEN SI ME PASA ALGO, NO, NO PASA NADA, POR DIOS, ESTOY HARTA! ¡¿POR QUÉ SIEMPRE TENGO QUE SER PERFECTA, EH?! ¡SI, TAL VEZ FUI BUENA ESTUDIANTE, PERO TODO LO BUENO TIENE FINAL Y ESO YA PASÓ! ¡DÉJENME EN PAZ!
Luego de esto salí del salón furiosa y a paso fuerte, todos los que estaban ahí se me quedaron viendo, y bueeeeeno... La verdad no es que me importe mucho, igual todos siempre me ven, yo soy siempre lo peor. No le dije nada a la profesora, considero que no necesito ayuda.
Llegando a clase de Inglés aún furiosa, de la misma furia creó, empecé a marearme. No es nada, va a pasar, me dije. Es por el enojo, di un par de pasos más y sentí que mis músculos no respondían. Me desvanecí, como una hoja cayendo de un árbol en otoño.
Vi que personas se acercaban a mí, luego vi negro por un largo momento. Luego tuve un sueño. Si, un sueño, si así podemos llamarle. Era yo, sola, en una gran pradera,me sentía completa, libre y feliz. Me recostaba a mirar el cielo azul en los cálidos y cómodos pastos de la pradera que se volvían frescos por el viento. Todo era perfecto. Las esponjosas y abultadas nubes hacían que quisieras estar en ellas. De repente, pude volar hacia ellas. Las sentía algo así como algodón, era lo mejor del mundo. Luego aparecieron globos de muchos colores, los miraba alegre desde la altura de las nubes. De repente, llegaron cuervos y reventaron los hermosos globos, de estos salía sangre. Me incomodó, pero aún seguía en las esponjositas nubes. Luego vi nubes negras y rayos y mi nube convirtiéndose en negra. Empezaba a caer lluvia. La lluvia no era común, era sangre, y yo caía con ella. Me llené de sangre, lloraba, hasta que caí en el suelo y finalmente desperté en una cama de hospital.
-¡Mi vida, despertaste! -decía mi madre.
-¿Qué pasó mamá? ¿Que hago acá?
-Te desmayaste en el colegio, te trajeron acá de emergencia y saliste con niveles bajísimos de vitaminas, azúcar y todas esas cosas. Ah, y con desnutrición. Mi vida, ¿por qué pasó esto? ¿Sabés el susto que me diste? Con razón estabas rara y casi ni comías.
-Perdomáme mamá, soy una basura... -empecé a llorar.
-No mi amor... -me abraza y llora- ...no digas eso. Tu eres lo más lindo que tengo en este mundo.
-¿Y que más pasa?
-El doctor te diagnosticó Anorexia Nerviosa y Bulimia. Tenías hasta la garganta quemada de tanto vomitar. Además te vieron cortes y dicen que podés padecer de Depresión severa... Después de que te trajeron vos estabas muy grave, estuviste casi al punto de morir, tus órganos estaban ya fallando, tuviste 3 paros cardíacos hija, por milagro y no te me fuiste -me abrazó y lloró desconsolada.
Yo me quedé en shock. No sabía ni que decir, ni que hacer. Sólo quería desaparecer. Estaba seca, como una hoja de otoño.

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