Al llegar empecé con mi rutina diaria de viciarme al ordenador, los dos primeros días no salí de mi casa ya que tenía que recuperar las partidas perdidas. Al segundo día mi primo Michel me pregunto que si quería ir con el a un parque que estaba por el centro de la ciudad que era bastante grande grande donde podía patinar y conocer gente otaku y "geek" como yo. Era Central Park, ya había ido pero cuando fui solo había personas fumando y mayores que yo pero el me dijo que ahora había personas de nuestra edad entonces acepte y fui a buscarle.
Llegué a su casa y como se le rompió el skate en una quedada tuvo que ir andando. Tardamos alrededor de 30 minutos en llegar y en cuanto llegamos me empezó a presentar gente, había de todas las edades y con mis mismos gustos, estuve todo el tiempo a su lado ya que soy bastante tímido pero fue un gran día. Fue una costumbre empezar a ir cada día ya que podría ir solo por que ya los conocía y no me daba vergüenza y ya estaba recuperado de la ruptura y era bastante feliz hasta que un día , la segunda semana de agosto mi ex me llamó. Me dijo que fuese a hablar con ella. Fui y me empezó a echar todo en cara es decir empezó a decir que no la quería en todo ese tiempo, que si le había mentido. En cuanto me lo dijo yo solo me quedé callado mirando al suelo. No sabía si irme, si llorar, si pegar a todo, pero sabía que no era la solución. La miré a los ojos y no tenía la misma mirada de siempre, me miraba con desprecio, como una madre enfadada mirando a su hijo después de hacer una trastada. Después de unos minutos callado la miré y le dije que nunca le había mentido al decirle que quería. Empezó a llorar. La abracé, sabiendo que podía haber sido nuestro ultimo abrazo. Nos encontramos entre los brazos del otro, ella estaba enfrente mía, estábamos pegados y nuestras miradas se cruzaron entre su pelo. Fue a besarme se acercaba lentamente y yo sin arrepentirme de nada aparté la cabeza. Ella echó a llorar fuertemente sabiendo que yo no volvería, miré a la nada y me marché. Tuve rabia, pena, dolor, tristeza, no sabía que sentir. Estuve enfadado, cabreado con todo y super borde sabiendo que cuando llegase a casa echaría a llorar. Solo fue un rato y ya me calme bastante. Después de tanto tiempo llegamos a Central Park y no volvimos a hablar del tema.
Llegué a mi casa y efectivamente eché a llorar.
ESTÁS LEYENDO
La perdicion de los corazones
Romancees un libro que habla de la triste historia de una persona que decidió perder todo a cambio de nada