Capítulo 1

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Pequeñas gotas de agua iban chocando en el cristal, hoy no era un buen día. Estaba lloviendo. Los días lluviosos siempre son aburridos y no hay nada interesante que hacer."Oh, mierda..." pensé.

-¡Hoy he quedado con Albert y no me acordaba!-dije en voz alta sin darme cuenta mientras me daba un manotazo en la frente.

Abrí mi armario lo mas rápido que pude, me quité lo que llevaba puesto y me vestí con otras ropas más urbanas. "¡Todavía me tengo que maquillar! Qué más , solo voy a ver a Albert, iré sin maquillar, no es nada importante." Cojí mi abrigo del perchero y salí de mi habitación, cerrándola de un portazo.

-¿A dónde vas con tanta prisa?- me preguntó mi madre.

-He quedado con Albert y llego tarde... ¡Me había olvidado!-respondí sin detenerme demasiado.

-Con lo buen chico que es y le haces esperar... Ya te vale.- dijo mi madre.

-Mamá, tengo prisa, luego te veo. Adiós.- dije dándole un beso en la mejilla.

-¡No vuelvas tarde!- dijo antes de que yo saliese por la puerta.

Me dirigí a la parada del bus. El próximo pasaba dentro de 5 minutos, suficiente para que me diese tiempo a avisar a Albert de que llegaría un poco más tarde. Saqué mi teléfono y le envié un WhatsApp: Albert, el bus se esta retrasando, llegaré un poco más tarde.

-No te preocupes, te espero.

Me quedé un poco más tranquila después de leer su respuesta. Él siempre me perdona todo y espero que si le cuento que se me había olvidado que íbamos a quedar me lo perdone también, aunque no creo que se lo cuente.

Por fin llegó el bus casi me empapo de agua. No había mucha gente dentro, solo un grupo de chicos al final que en cuanto entré empezaron a cuchichear y al silbar, dos señoras mayores que charlaban entre ellas y una pareja que tendría un año menos que yo. Me intenté sentar lo más lejos que pude del grupo de chicos del final. Eran bastante pesados, se levantaban todo el rato a sentarse a mi lado y pedirme el número pero yo les ignoraba, no me interesaban ni lo más mínimo. Al final, el bus se paró y el grupo de chicos se bajó lo que me dió una alegría enorme, no les iba a aguantar por mucho tiempo.

La chica de la pareja se acercó a mi. Era bastante guapa con unos ojos marrones muy grandes y una mirada bonita, el pelo negro y además vestía bastante bien. La sonreí.

-¿Tienes hora?- me preguntó.

-Claro, son las 19:20-respondí.

-Gracias- dijo dedicándome una sonrisa.

La miré y volvió de nuevo a su asiento.

El bus volvió a pararse, esta vez era mi parada. Ya eran las 19:30, no me había retrasado tanto, pensé que llegaría más tarde.

-¡Mila!- gritó alguien a mi espalda.

Me giré y alli estaba Albert, bien vestido como siempre y su pelo un poco despeinado. No era el chico más guapo de todos pero para mi era especial. Albert era mi mejor amigo.

Salí corriendo hacía él y me tiré en sus brazos. Me cogió y le abracé muy fuerte.

-Albert...-susurré.

Le dejé de abrazar y me bajó de sus brazos.

-Tenía ganas de verte- me dijo mientras me sonreía. Te tengo que enseñar algo.

M de MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora