Capítulo 20

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Pegué pequeños saltitos mientras esperaba en frente de un Starbucks a que Derek apareciese. No le conocía de mucho pero parecía muy buen chico, hoy me lo pasaría bien, o por lo menos tenía esa sensación.

Paseé mi mirada por la calle. Nada. No aparecía nadie. Miré mi reloj para asegurarme de la hora.

"Las seis y cuarto, la hora justa" pensé.

Se habría retrasado, no podía ser otra cosa, ¿o sí? Empecé a preocuparme. Seguramente me querría dejar plantada. ¿Pero que tonterías estaba pensando? Claro que no me iba a dejar plantada.

Me dí la vuelta y nada. Derek seguía sin aparecer, me estaba empezando a plantear volverme a casa. No me apetecía perder el tiempo esperando a un chico que no iba a aparecer nunca. ¿Que me creía? ¡Claro que Derek no iba a aparecer! Que tonta he sido al pensar que sí iba a venir. Suspiré, quizá lo hice por desilusión o por decepción, no estaba segura. Dirigí mi mirada hacia atrás como última esperanza pero no estaba. Comencé a caminar sin rumbo, ya me había cansado de esperar. Derek era igual de capullo que mi hermanastro, por algo eran amigos. Estaba enfadada, sola y triste por todo. Me sentía como una auténtica mierda. Primero destrozan mi confianza y ahora me dejan tirada, ¿pero que es esto? Estaba harta de todo, hartísima. Lo único que quería hacer ahora era perderme por las calles, chocarme accidentalmente con un chico guapísimo, que me  llevase a casa como el las típicas películas románticas y me besase justo antes de entrar en mi casa.

"Luk..." me dije.

No, no, no y no. Hoy me tenía que olvidar de él, se lo merecía. Parecía que había pillado bien la indirecta en el instituto, no tenía ni un solo mensaje suyo, en cambio si que tenía varios de Albert. En fin...

Me giré de nuevo para ver cuanto camino había recorrido, estaba caminando despacio. Se me dibujó una leve y bonita sonrisa en el rostro.

Allí estaba Derek, en el mismo sitio en el que estaba yo antes, buscándome con la mirada.

-Mila- me llamó creyendo que no le había visto.

Sonreí aún más. Ahora tocaba pasarlo bien.

Salí corriendo hacia él y le dí un fuerte abrazo. Se sorprendió un poco, hasta yo misma lo hice, pero esque realmente necesitaba un abrazo, uno de esos que parece que te protegen, de los que te hacen sentirte pequeña y querida a la vez.

Derek empezó a apretar mi cuerpo contra el suyo y yo hundí mi cabeza en su pecho, el cual estaba cubierto por una camiseta gris de tirantes larga, me encantaban esas camisetas.

-¿Estás bien, no?- preguntó separándose un poco mientras yo me hundía en sus ojos azules.

-Sí, todo bien. Gracias- respondí separándome de él.

Nos dirigimos a la puerta del Starbucks. Aún no sabía muy bien porque íbamos allí. La verdad, no me apetecía mucho. Miré a Derek, que se paró en frente de la puerta del Starbucks y me miró.

-¿Nos vamos?- preguntó para mi sorpresa.

Me sorpendí, era como si me leyese la mente y eso me encantaba. Por lo menos me había librado de entrar en aquel lugar con bastante olor a café delicioso.

Sonreí para mis adentros.

-Si, no me apetecía mucho entrar- dije mirándole intesamente a sus ojos. Eran preciosos.

Los dos fuimos caminando, uno al lado de otro. Giré levemente la cabeza para mirarle. Era perfecto, simplemente y jodidamente perfecto. Sus ojos azules era de las cosas que más me gustaban de él y sus labios, sus labios eran perfectos, al igual que él...

¿Pero en qué estaba pensando? Yo estoy saliendo con Luk y le quiero demasiado como para querer a otro chico más.

-Me estabas mirando- dijo Derek sonriendome y dirigiendome una tierna mirada.

-Yo... Em... No... ¡Lo siento! No era... Mi intención- respondí apartando rapidamente la mirada y sonrojandome poco a poco.

Me sentí avergonzada, yo en realidad no quería mirarle. Bueno... Sí. No, no quería mirarle.

Pude sentir como la mano de Derek iba rozando más y más la mía según íbamos caminando. Mi corazón se empezó a acelerar y mis mejillas volvieron a coger color rapidamente. Aparte más mi rostro para que no pudiese ver mi cara, la cual a esas alturas parecía un tomate.

Al fin, Derek, consiguió agarrar mi mano, entrelazándola con la suya. Le miré de reojo y ví como no apartaba su mirada de mí.

Sonreí.

-Me estas mirando- le dije dedicándole la mejor de mis sonrisas.

Él también sonrió y apretó más mi mano. Noté como sus mejillas se encendían.

"Es mejor que Luk" pensé.

¡Que va! No es mejor, sólo es amable y cariñoso y por lo menos no se ha pegado con mi mejor amigo, de momento.

Suspiré.

Derek tiró lentamente de mi mano para guiarme a un lugar un tanto escondido del resto. No era un sitio muy grande pero era precioso.

Tenía varios almendros enormes en la entrada, lo que hacía que los rayos de sol no fuesen tan directos y en el suelo había un césped bastante cuidado. Al fondo, había un pequeño muro, no muy alto desde el que se veía toda la ciudad.

-¿Te gusta?- preguntó el chico debido a mi cara de asombro.

-Me encanta...- susurré antes de abrazarle de nuevo.

Al ver mi reacción, Derek, rodeó mi cuerpo con sus brazos, acariciándome el pelo con sus manos. Estuvimos abrazados poco tiempo pero a mí me pareció una eternidad, me sentía a gusto.

-¿Puedo?- preguntó bajando sus brazos a mis piernas.

Asentí con cara inocente.

Derek me cogió en sus brazos como si yo fuese una princesa, su princesa.

"El novio perfecto" me dije.

Fruncí el ceño. Derek era mi amigo y sí, podía tener unos ojos bastante enamoradizos, una sonrisa deslumbrante y un pelo rubio precioso. Pero yo estaba con Luk y le quiero. No debería de hacer esto, tenía que irme.

Me depositó sobre el muro para que yo pudiera sentarme y contemplar las maravillosas vistas.

-Derek- le miré mientras él subía también.

El chico me miró.

-Debo irme, es un poco tarde...- mentí.

"Además creo que estoy empezando a sentir algo por ti que no quiero pero sinceramente, la culpa es tuya por ser tan perfecto" me hubiese gustado decirle.

Le miré a los ojos durante un largo rato, perdiéndome en ellos de nuevo.

-Adiós. Gracias- dije besándo su mejilla y bajándo del pequeño muro.

Me alejé de aquel sitio, apenada por no haberme quedado pero era lo mejor para mí. Derek y yo solo somos y seremos amigos nada más, por lo menos por mi parte no quiero que ocurra nada.

-Mila- me llamó su voz a mi espalda.- Espera.

Me giré y esperé a que él llegase a dónde estaba yo. Sonreí a mis adentros.

Derek se situó justo delante de mí, mirándome pero sin decir ni una sola palabra.

Agarró mi rostro, pasando su mano por mi cuello y rapidamente sin darme tiempo a reaccionar nos fundimos en un beso. Un beso que yo no quiería que ocurriese, un beso innesperado, un beso con sentimientos, un beso especial, un beso robado...

Cerré mis ojos y me dejé llevar.

M de MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora