Capítulo 19

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-¡Ya estoy en casa!- grité mientras abría la puerta.

-¡A nadie le importa!- me respondió Kile intentando imitarme desde la cocina.

Ví a mi hermanastro y le lancé una mirada asesina. Con lo feliz que estaba y ahora va él y me intenta amargar el día.

"¿Señor, porque tengo que vivir en esta familia?" me pregunté mirando al techo.

-Estoy cansada a sí que no te aconsejaría que me tocases las narices- le dije antes de subir las escaleras. ¿Dónde esta mi padre?

Sólo pregunté por mi padre porque me daba bastante igual dónde estuviese Anne 'la madrastra perfectita'.

-Se han ido a una cena de empresa- respondió mi hermanastro.

-Bueno, vale. Me voy a dormir- dije antes de entrar a mi cuarto.

Deje mi mochila apoyada en la pared y me tiré en la cama. Suspiré. Demasiadas cosas en un día: mis amigas, sus novios... Y yo, sin saber nada hasta hoy. Volví a suspirar antes de cerrar los ojos.

"El pijama... Bua, que pereza" pensé antes de quedarme completamente dormida.

******************

'Riiiiiiiing'

Menos mal que ya se había acabado la clase de Geografía. No la aguantaba, era demasiado pesada y además se me daba fatal, ¡no entendía nada!

Alguien me tapó los ojos. Era Albert, estaba segura. Nunca confundiría su aroma ni su manera de respirar la cual escuchaba levemente.

-Albert...- dije apartándo sus manos de mis ojos.

-Acertaste- me sonrió. Por cierto, ese colgante te queda estupendo.

Aquel comentario me hizo sonreír como una ímbecil. Hasta se podía decir que parecía estar enamorada de él por mi sonrisa pero mi corazón sabía perfectamente a quién quería.

Albert, junto a Luk, era la persona que más sonrisas tontas sabía sacarme. A decir verdad, lo admito, no es muy difícil hacerlo.

-Gracias- respondí saltándo a sus brazos.

Me bajé enseguida de ellos ya que tenía que coger mi mochila de Gimnasia para la clase siguiente. La verdad es que no me apetecía mucho porque teníamos que jugar al fútbol pero entre Luk y las chicas todo era divertido.

-Adiós- dijo retirándome el pelo y posando sus labios en mi mejilla.

Sonreí tímidamente y miré al suelo. Al levantar la vista pude ver a Luk al otro lado del pasillo hablando con sus amigos sin dejar de perderme de vista. Supongo que habría visto la escena con Albert. Le dí la espalda para sacar mi bolsa de gimnasia.

-Princesa- dijo rodeándome la cintura con las manos y apoyándo su cabeza en mi hombro.

Me dí la vuelta y le rodeé el cuello con los brazos y de nuevo, sonreí como una tonta enamorada.

Bajó sus manos hasta mi culo, lo presionó hacia su cuerpo y seguidamente me plantó un dulce pero corto beso en los labios.

Nos separamos y me volvió a agarrar de la cintura, esta vez fijando su mirada en mi pecho.

Me empezé a tocar el cuello hasta que dí con el colgante.

-¿Quién te ha regalado eso?- preguntó asombrado sin parar de mirarlo.

-Albert, ¿te gusta?- respondí entusiasmada agarrándolo.

-M+A- susurró Luk en un tono un poco seco antes de salir corriendo por los pasillos.

-¿Luk? ¿A dónde vas?- pregunté pareciendo tonta en medio del pasillo.

Todo el mundo miraba a Luk que salía corriendo.

Ante la duda seguí los pasos de Luk que me llevaron hacia una multitud de gente enorme que no me dejaba pasar, ya que estaban todos en corro y bastante apretados.

-¡Eres un cabrón! ¿A ti no te enseñaron a respetar las novias de los demás?- gritó una voz.

"¡Albert!" me dije.

¡La voz era de Luk! No salía de mi asombro. Luk tenía celos de Albert y no me había dado cuenta... Al principio se le veía bien, sin problemas y empecé a pensar que Albert no era motivo de celos para Luk. Pero una vez más, me equivocaba.

-Aparta, paso, paso...-dije haciéndome hueco entre la multitud.

-¡Apartate tú!- me gritó alguien.

Alcé la mirada y era ella. La chica que tanto odiaba. La ligerita de ropa. La provocadora. La insoportable. La guarra. La... ella.

Nuestras miradas coincidieron. La dediqué una cara de asco enorme y seguí intentando apartar a la gente. Tenía cosas más importantes que hacer que discutir con una 'medio-extraña' cuando mi novio y mi mejor amigo se estaban pegando.

-La próxima vez te piensas dos veces acercarte a mi novia- dijo Luk esta vez en un tono más bajo que antes.

Empecé a empujar a la gente hasta que llegué al centro del corro.

Al ver mi aparición todo el mundo se quedó en silencio.

Me quedé patidifusa. Solté una exclamación por mi asombro.

Luk tenía un charquito de sangre cerca, la nariz le goteaba y tenía varias heridas por toda la cara.

Albert también tenía un charco de sangre, para mi sorpresa, menor que el de Luk pero sus heridas parecían graves.

-Pero... Pero, ¿que habéis hecho?- alcé la voz llevándome las manos a la cabeza.

Los dos me miraron, tirados en el suelo, sin saber que decir.

-Yo...Puedo explicarlo- dijo Luk.

-No. No necesito ninguna explicación- respondí firmemente cuando las lágrimas peleaban por salir de mis ojos.

La gente me habría el paso mientras yo andaba mirando al suelo, sollozándo, hacia mi taquilla.

-Oh, pobre princesita- dijo la estúpida de turno con voz de niña pequeña.

-Cállate- susurré con los ojos llorosos.

Esta situación me había pillado desprevenida. Nunca me había pasado y no sabía que hacer. Estaba triste y nerviosa.

Recogí mis cosas de la taquilla y salí del instituto.

¿Qué iba a hacer ahora? Si me iba con mi novio perdería a mi mejor amigo y si me iba con mi mejor amigo perdería a mi novio.

Cogí aire y respiré hondo.

Decidido: no iría con ninguno ni tampoco les hablaría. Por lo menos durante este día.

"Llámame  cuando  me  necesites..." esa frase resonó en mi cabeza.

Hoy pasaría el día con él. Supongo que el estar con un chico diferente serviría para algo.

M de MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora