EPISODIO 2

84 2 0
                                    


- ¿Viste esos árboles? !Qué bellos eran! !Los castillos! !El canal de invierno! ¿Las bibliotecas?

- ¡Exacto querida! Así es Rusia, creo que a futuro vendré aquí.

- Debes conocer Chile. Es diferente pero tiene su propia belleza.

Ha sido un viaje maravilloso, hemos tenido mucho tiempo para conocernos uno al otro. Carl parecía bastante conforme con mi felicidad. Me compré mucha ropa (Regalo de tickets de la madre de Carl) Ella era amiga de muchas personas con tiendas acá en Saint Petersburg.

Caminamos como nunca antes. Nos mirábamos muchas veces por un largo tiempo. Sabía que él tenía que decirme algo. Teníamos algo pendiente quizás (que yo olvidé) antes de venir aquí. Me tomaba la mano muchas veces. Sus dedos eran largos, siempre decía que era un artista, pintor o pianista.

Le acompañé a algunas tiendas de música, de libros (donde estuvimos casi todo un día). Con Carl me veía volando en un mundo de sueños, que como mujer pocas veces lo vivimos.

Me compré un labial rojo, un vestido negro con encajes y unos zapatos azules oscuros con encajes a los lados. Tendríamos una cena romántica. Eso me ponía nerviosa, pero me hacía fantasear por los cielos. Los padres de Carl estarían recorriendo otra ciudad de Rusia, y nos han dado la libertad de andar por lugares solos, un auto, tickets para tiendas y además dinero. (Ellos sin duda son de buena familia, yo pensaba a cada rato).

Mi madre me había enviado un mensaje de texto para avisarme que vendría a Rusia por negocios con papá pero que no podrían volver tan rápido. Me pidió que no me alejara de Carl y que mis amigos estarían pendientes que no estuviera sola. Aunque quedé un poco asustada de su preocupación; recordé que ella siempre ha sido exagerada cuando viaja por mucho tiempo. Decidí no darle importancia.

Por un instante me olvidé de la realidad de Estonia, de la ventana, de su cortina color amarilla que todos los días movía para ver a Sergey. Me he olvidado de él. Prometo que gasté mucho de mí para que todo resultara. Mi madre me dijo que "Un clavo saca otro clavo". Pues Claro, ya estaba hecho el juego. Carl era el perfecto clavo para olvidar de Sergey. Pero no era de esos clavos para jugar, era de aquellos que nunca se oxidaría como un recuerdo. Era el clavo que ya se había robado mi corazón.

Aunque mi corazón decía todo lo contrario a mis pensamientos orgullosos, esta vez pensaría en mí como nunca antes. Olvidaría el bosque donde nos prometimos una oportunidad. Me olvidaría de su rostro perfecto, su nariz tan fina y sus ojos dominantes. Sus manos blancas de jardinero y fotógrafo. Olvidaré sus miradas a los lejos mientras pensaba que podríamos estar juntos. Dicen que después de un viaje, todo comienza de nuevo. Esta vez así sucedía conmigo. EL viaje me hacía ser diferente, pero no solo por mis decisiones; ahora no estaba sola y nunca lo estaría. Estaba Carl conmigo, y eso me hacía feliz.

NUNCA OLVIDARÁS ESTONIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora