Capítulo I

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Había pasado un año. Un año desde la última vez que había estado ahí y la última vez que había visto a su familia, o lo que quedaba de ella. Suspiró.

Su madre lo saludó eufóricamente y corrió a abrazarlo, Guang no supo reaccionar, no ahora. Dos años atrás probablemente hubiese llorado de la felicidad pero las cosas ya no eran así, él ya no era así.

- Hola madre.- dijo en un tono monótono. 

- Oh Guang.- dijo ella con algunas lágrimas- Te extrañé tanto.

Guang le dio unas palmadas en la espalda como consuelo, no sabía exactamente qué hacer. 

- Vamos, debes estar cansado.- agarró las valijas del castaño y empezó a caminar en dirección al auto, este la siguió. 

Su madre era una mujer de cincuenta años, baja estatura y un pelo castaño brillante. Ahora se podían divisar algunas canas que aparecían pero eso no parecía molestarle.

Subieron al auto y su madre habló sin parar, Guang guardó silencio mientras observaba por la ventana: no podía creer que había vuelto. 

Al llegar a su casa suspiró algo melancólico, nada había cambiado a excepción de que ahora todo era distinto. Entraron en la casa y aquel aroma tan familiar lo golpeó.

- ¡Bienvenido a casa cariño!- dijo su madre besándole la mejilla, acto seguido se dirigió a la cocina y desde ahí le gritó.- Prepararé algo para comer.

El joven se quedó inmóvil frente al living lleno de fotos, muebles y recuerdos. Dolorosos recuerdos.

No se sentía capaz de soportarlo, quería escapar.

- Yo... iré arriba madre, quiero.- le costaba formular oraciones- quiero descansar un poco.

- Bueno, hay una sorpresa para ti arriba.- gritó en un tono feliz. 

¿Sorpresa? Desconcertado subió las escaleras corriendo y se detuvo frente a la puerta de lo que había sido su habitación.  Tenía la mano en la perilla pero por algún motivo no podía abrir esa puerta.

Finalmente respiró y la abrió.

- ¡Guang!- un chico un par de centímetros más alto estaba sentado en su cama y al verlo entrar se paró de un salto y se tiró encima suyo abrazándolo con fuerza.

- ¿Phichit?- respondió sin poder creerlo.

El joven se separó de él y le agarró los hombros, mirándolo a los ojos.

- ¡Por Dios Guang! Temía no volver a verte.

Otra vez no sabía qué decir o hacer. Se quedó mirándolo inexpresivo y callado, totalmente quieto.

- ¿No vas a decir nada? "¡Me alegro de verte Phichit!", "¡Cuánto tiempo ha pasado Phichit!"- dijo usando aquella voz increíblemente aguda con la que imitaba al chico.

Lo miró con ojos tristes, incluso su mirada había cambiado. Guang Hong no era el mismo desde hace mucho. 

Caminó hasta su cama y se sentó en el borde, mirando el piso. Phichit se sentó a su lado y guardaron silencio por unos segundos.

Siempre habían sido mejores amigos, Phichit conocía a Guang como la palma de su mano, era un chico sencillo que había pasado por mucho pero en esa situación, no sabía qué hacer.

- Perdón Phichit.- murmuró finalmente- Es solo que... ha pasado mucho tiempo y, no lo sé, esto es difícil para mí.

Phichit le tomó la mano y la apretó ligeramente.

- Lo sé Ji, no tienes nada por lo que disculparte.- respondió sonriendo.

Guang lo miró a los ojos, sonreía pero sus ojos aún lucían tristes. Su amigo se paró de un salto y mostrando el entusiasmo habitual dijo: 

- Bueno, tengo mucho que contarte pero no es el momento; el motivo por el cual estoy aquí.- dijo fingiendo que tenía una batería y realizaba un redoble de tambores.

Guang rió un poco al verlo.

- Mi adorable novio, Seung.- dijo sonriendo orgulloso- organiza una fiesta hoy a la noche y creo que debemos ir. ¡Será genial!

El joven lo miró algo desconcertado, ¿Una fiesta? Nunca le habían gustado, ¿Por qué debía ir ahora?

- No creo que sea una buena idea...- dijo inseguro pero su amigo se acercó a él y le tomó ambas manos.

- Vamos Guang, por favor, debemos hacer esto.- le rogó haciendo puchero.

No estaba del todo seguro, le parecía una idea terrible de hecho pero Phichit no se rendiría, lo volvería loco hasta que aceptara.

Guang suspiró resignado.

- ¿A qué hora?- su amigo dio un salto de alegría e hizo un pequeño baile en su lugar.

- Pasaré por ti a las ocho cariño.- dijo guiñándole un ojo a modo de broma- No te arrepentirás, va a haber muchos universitarios sexys.

Salió de la habitación caminando alegre y cerró la puerta atrás suyo.

Guang se desplomó en la cama y decidió dormir un rato, luego se prepararía para la fiesta.

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- ¡Guang! Despierta, ya es tarde.- Phichit lo sacudía torpemente. 

Mierda, se había quedado dormido. 

Se incorporó rápidamente. 

- Demonios, me quedé dormido, perdón. 

- No me pidas perdón.- le agarró los brazos y lo ayudó a pararse luego lo empujó en dirección al baño- Más te vale que sea un baño instantáneo, ve, yo te buscaré algo que usar. 

Estaba algo desconcertado pero no discutió; entró en la ducha y se bañó tan rápido como pudo. Al salir se envolvió en una toalla y asomó su cabeza por detrás de la puerta.

- Acá tienes.- Phichit le entregó su ropa y él la agarró para cambiarse en el baño.

En cuestión de segundos ya estaba listo salió y el mayor suspiró levantando las manos al cielo dramáticamente.  

- ¡Al fin!- le agarró el brazo y lo arrastró fuera de la habitación y por las escaleras- Ya volvemos Sra Ji, iremos a una fiesta.- gritó.

- Diviértanse, tengan cuidado.- gritó en respuesta desde algún lado de la casa.

Al salir de la casa Phichit paró un taxi y subieron, rumbo a la dichosa fiesta.

The Bridge || LeojiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora