La habitación se llena de un pesado silencio durante unos instantes, la mirada azulina encontrada con la miel que no retiraba su pupila de encima, examinando desde la punta de su cabello hasta sus mejillas y sus labios, él correspondía con las mismas acciones a su media sangre, admirando la forma de su tupé y la frondosidad con la que su barba rodeaba su mandíbula por completo. Había cambiado tanto en tan poco, incluso podía ver que había aumentado un poco de peso, eso no le quitaba nada de atractivo, de hecho, lo hacía ver mucho mejor que antes. El ambiente era gélido aún y con el atractivo físico de Zayn aumentando el calor de la habitación, como témpanos en medio del calentamiento global, sus miradas continuaban inspeccionando al otro como un experimento de laboratorio, hasta que le escuchó claramente chasquear la lengua.
— ¿A qué hora es el siguiente cliente? —Pregunta a su asistente, la cual parece confundida en un inicio por su reacción y después chequea en su libreta colorida, llena de flores por doquier.
—Es en dos horas, Zayn. —Ella asiente, volviendo a elevar sus zafiros ojos a los de su amante, quien mira unos instantes a la puerta después de asentir y suspira. Un suspiro tan pesado que parecía cobrarse todos los daños de tiempo atrás.
—Vale. Me llamas si llega, que llevaré a mi hermanito a dar un paseo. —Dice el moreno mientras camina al aludido, quien por unos instantes se queda estancado sobre el suelo, las plantas de sus pies inmóviles. Mira alarmado cómo Perrie asiente y sencillamente toma un lápiz para volver a dibujar
—No. —Irrumpe antes de que fuese tocado por aquella cálida piel, antes de que terminara por desvanecerse ante el encanto de aquel hombre parado frente a él. Su voz temblaba, pero su porte tenía que mantenerse erguido si es que quería ganar esta batalla.
Los ojos avellana le miran inquisitivos, aquella ceja poblada se alza en demanda de una respuesta, exigiendo una razón a la repentina rebeldía bajo sus órdenes. A Zayn jamás le agradó ser desobedecido. El rubio sólo se aleja antes de que hiciera efecto el roce de su hermano sobre su sensible piel, manteniendo las pupilas clavadas en las de él, luchando gelatinosamente por su dignidad y por la de la misma rubia que en estos instantes le miraba a través de la curiosidad de la situación.
—H-He... —De pronto su voz tiembla e internamente se maldice por ello. Pasa la saliva agresivamente y parpadea una vez antes de volver a intentarlo. —He venido a hacerme un tatuaje. —La determinación en sus ojos podía cabriolear pero tenía que aparentar la seguridad que no tenía.
— ¿Un tatuaje? —Nuevamente la voz ronca y profunda de Zayn le produce un escalofrío, uno que le sacude la espina desde la médula hasta el final.
—Sí. Dicen que esta es la mejor tienda de tatuajes de Los Ángeles, he venido a comprobarlo. —Poco a poco comienza a renacer aquel Niall de cabello rosa que solía meterse en líos cada dos por tres, aquel que hablaba sin pelos en la lengua y al que la palabra "pudor" le venía faltando en todos lados.
Ve la manera en que Zayn mira a Perrie, ésta tan sólo encogiendo los hombros y volviendo a su tarea con desinterés, abandonando al moreno a la nada. Las pupilas oscurecidas del chico vuelven a él en cuanto se ve a la deriva, tal vez meditando internamente un sinfín de formas en las cuales le asesinaría por hacer esta imprudencia, por entrar en un territorio que no le correspondía. Simplemente por ser el mismo idiota enamorado que había abandonado en Londres aquella noche.
Querido Zayn, sólo pedía una muerte indolora.
— ¿Qué es exactamente lo que quieres? —Suelta a secas, alejando su mano de la anatomía de su hermano, volviendo a cruzar los brazos sobre el pecho mientras analiza al espécimen rubio teñido que continuaba parado frente a él, con los cojones encogidos, pero eso él no lo sabía.
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Choco-late [Ziall] #2 Sweet Series
FanfictionAbandonado y lastimado, Niall no olvida al hermano que le rompió la nariz una noche, escapando por la ventana de su habitación. Ahora tiene que afrontar nuevos problemas, pero su polo opuesto continúa siendo su principal obstáculo. ❝Querido, FIFA, r...