La fuerte sacudida del tren empujaba a Andrea de lado a lado, mientras miraba fijamente a los terroríficos rayos creados por la gran tormenta, el ruido de los truenos era totalmente silenciado por los gruesos cristales del tren, la horrenda música de fondo y el ruidoso traqueteo que sonaba según la máquina avanzaba por esos antiguos raíles.
3 horas para llegar a la estación, luego un transbordo y 4 horas más para reunirse con su padre.
Por fin terminó el viaje, la llegada a Barcelona fue de lo más normal, Andrea cogió su equipaje de la parte superior de su asiento, era una maleta bastante grande y gris, salió del tren y a primera vista no reconoció a su padre pero luego al fijarse un poco más le encontró entre la multitud que se movía rápidamente para salir de la estación o dirigirse a otro andén, su padre era un hombre delgado, bastante alto y trajeado. Andrea no pareció sorprendida al verle esperando, se dirigió a el y le saludó con un par de besos desganados en la mejilla.
Salieron de la estación y se subieron en el coche, Andrea metió el equipaje en el gran maletero del "Mercedes" y se sentó en el asiento delantero, seguidamente se puso los cascos y esperó a que su padre se sentará en el asiento del conductor, escuchando un tema de The Rolling Stones, Andrea tenía millones de dudas aunque no se las preguntó a su padre ya que la relación padre hija no era muy buena debido a la separación de sus padres cuando Andrea tenía 3 años; Fernando, (su padre) se mudó a Barcelona mientras que Andrea se quedó con Isabel (su madre) en Madrid y perdió el contacto con su padre.
En el coche Fernando se mostraba amigable, Andrea estaba girada hacia el lado de la ventana mirando las gotas que resbalaban por el cristal de la ventana del coche y con los auriculares puestos, aunque la voz de su padre se oía por encima de la música Andrea le ignoraba, hasta que llegó el momento en que su padre dejó de realizarla preguntas y se dedicó a conducir mirando hacia la carretera, sentado en el asiento totalmente erguido y el rostro serio, sin expresar felicidad, tristeza, preocupación... NADA.
Andrea podía verle, continuamente le miraba con el rabillo del ojo únicamente para comprobar que estaba ahí.
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Vacío
RandomAndrea una niña de 14 años vive con su madre en Madrid y el único contacto que tiene con su padre es a través de videollamadas y mensajes, hasta que un día Andrea decide pasar las Navidades en casa de su padre en Barcelona, el padre tiene una casa e...