Llegaron a la gran casa; casi podría decirse que era una mansión; bajaron del coche y Andrea se quedó boquiabierta observando todo a su alrededor, apagó la música y se sacó los cascos de los oídos para seguir observando la casa. La mansión rodeada por una verja negra y fina, aunque los detalles eran difíciles de distinguir debido a la oscuridad creada por la tormenta, en frente de Andrea, había una puerta, perteneciente a la verja, compuesta por arcos y barras de estilo barroco; al abrirla chirrió rompiendo el silencio que había en la calle, seguidamente, un camino de piedras, probablemente pizarra, formaban un camino hacia la puerta principal; siguieron avanzando por aquel camino; a la derecha había una fuente de mármol con una figura que representaba una mujer sujetando lo que parecía una maceta con plantas; siguieron adelante hacia la gran puerta de madera oscura, en la puerta había un hombre con cara de felicidad y entusiasmo. En cuanto llegaron a la entrada el hombre se presentó:
-Hola, Andrea, ¿verdad?- dijo el hombre rápidamente mientras la agarraba la mano de la niña a modo de saludo.
-S.. Sí.., Ho.. Hola- respondió la chica indecisa y con algo de miedo retirando la mano.
Fernando abrió la puerta y metió a Andrea empujándola de la espalda; Andrea seguía mirando hacia aquel hombre y cuando giro la cabeza para mirar el interior de la casa se encontró con una gran lámpara de araña inmensa que alumbraba toda la entrada y parte del salón; estaba colgada del techo, esta era formada por pequeños cristales perfectamente cortados y colocados en su sitio exacto, Andrea siguió andando junto a su padre a través del gran salón hasta unas amplias escaleras con barandillas de mármol, Andrea conmocionada subía poco a poco cada escalón mientras que Fernando subía rápidamente cargando con la maleta de Andrea. Una vez arriba, Andrea siguió entusiasmada a su padre por un largo pasillo no muy amplio y lleno de puertas a ambos lados de este de color oscuro; siguieron adelante y doblaron una esquina, siguieron andando un par de metros y el pasillo se ensanchaba poco a poco; llegaron a una puerta doble blanca y dorada, Fernando sacó una llave y la introdujo lentamente en la cerradura, la giró y abrió la puerta:
-Esta es tu habitación, he estado preparándola con la ayuda de Chema y Lola, nos hemos encargado hasta del mínimo detalle; pero si falta algo no dudes en decírmelo.- Mientras su padre la hablaba, Andrea estaba andando por la gigantesca habitación observando cada detalle desde la preciosa lamparita vintage del escritorio hasta el magnífico edredón azul turquesa extendido sobre la cama sin ninguna arruga; Andrea no sabía quiénes eran Chema y Lola pero estaba tan emocionada que ni siquiera preguntó; si no que únicamente se limitó a asentir con la cabeza mientras seguía mirando todo, su padre metió el equipaje en la habitación y al salir cerró la puerta para que Andrea pudiera instalarse tranquilamente. En la habitación también había otra doble puerta blanca con los manillares y otros detalles en dorado, Andrea abrió la puerta y una ráfaga de aire frío sacudió la larga y morena melena de Andrea, seguidamente con los ojos entrecerrados pudo distinguir una pequeña terraza; aunque enseguida cerró las puertas por el viento y el frío que creaba la tormenta.
Andrea cogió su maleta y la tumbó frente a ella en el suelo, deslizó la cremallera y la abrió dejando ver una gran cantidad de ropa doblada que poco fue colocando sobre la cama para más tarde guardarla en el armario; una vez que vació por completo la maleta la cerró y apartó para poder moverse por la habitación, llevó el cepillo de dientes, el gel, el champú y su peine al cuarto de baño que había en su habitación tras una puerta color oscuro parecido al granate.
-NOC NOC NOC ¿Andrea?- se oyó desde el otro lado de la puerta
- ¿si?- dijo la niña mientras terminaba de colocar la ropa en el armario
- Prepárate para la cena, ya está lista en la mesa del salón- respondió la voz
- vale, ahora voy, ve yendo tu- continuó Andrea, que pudo reconocer la voz de su padre.
Salió de la habitación en dirección al salón y bajó a cenar, la comida era deliciosa y se la acabó enseguida.
De camino a su nueva habitación encontró una nueva puerta granate más pequeña que el resto de puertas de aquel pasillo quizás siempre había estado ahí pero no se había fijado, pero su curiosidad crecía cada vez que recordaba lo atenta que había estado la primera vez que pasó por el pasillo, elevó la mano y la apoyó en el picaporte plateado, lo giró y empujó la puerta, esta no se abrió, estaba cerrada; siguió en dirección a su habitación y cuando llegó se recostó en la cama intentando mantener los ojos abiertos, pero el cansancio era mayor y se quedó dormida.
ESTÁS LEYENDO
Vacío
RandomAndrea una niña de 14 años vive con su madre en Madrid y el único contacto que tiene con su padre es a través de videollamadas y mensajes, hasta que un día Andrea decide pasar las Navidades en casa de su padre en Barcelona, el padre tiene una casa e...