El olor a tostadas llega hasta mi dormitorio, haciéndome abrir los ojos. Hayden entra corriendo para despertarme. Mi madre siempre lo manda a lo mismo aunque los dos sabemos perfectamente cuando el otro esta despierto.
- Buenos días Chocolatina.- me saluda.
- Buenos días Totó.- contesto aun adormilada.
Mi hermano Hayden siempre me ha llamado Chocolatina, desde que yo recuerde. Él nació cuando yo tenia seis años pero a penas recuerdo esa parte de mi vida. Totó viene de ototo, que es hermano pequeño en japonés. Con el tiempo y sin darme cuenta fui cambiando ototo por totó.
Ahora tiene trece y es uno de los chicos más populares del instituto a pesar de solo ir en segundo. Yo también lo soy pero por razones muy distintas. Su pelo negro y liso, pero revuelto, que contrasta con su piel extremadamente pálida y sus ojos azules grisáceos. Hay veces que parecen más azules y otras más grises. Es delgaducho y alto, pero tampoco mucho. Su voz es mas grave que la de la mayoría de chicos de su edad.
Yo en cambio soy mas normal. No podría decir que soy una belleza, pero tampoco un horror. Mi pelo es negro y ondulado, con mechas medio rubias medio castañas por culpa de la decoloracón. En un inicio eran azules. Me llega más o menos a la mitad de la espalda. Mis ojos son castaño claros y mi piel algo pálida, pero nunca tanto como a de mi hermano. Mi mejor amiga suele decirme que en la piel se nota mi procedencia escocesa. De pequeña era alta y mas delgaducha que Hayden, pero a partir de los quince deje de crecer. Ahora soy de estatura algo mas alta de la media y cuerpo algo atlético a pesar de que odio hacer ejercicio.
- "Mamá quiere que apures."- avisa Hayden en mi cabeza.
- "Ya voy".
Hace años descubrí que puedo comunicarme mentalmente con él. No solo es hablar, también puedo enseñarle imágenes y dejar que observe lo mismo que yo, da igual donde esté. Incluso si yo se lo permito puede tomar control de mi cuerpo, yo yo también del suyo. Alguna vez he aprobado un examen gracias a que el me decía las respuestas de esa forma. Es un secreto que guardamos muy bien. Nadie, ni nuestra familia, puede saberlo.
Corremos a la parada del autobús. Siempre pasa lo mismo. Solemos llegar segundos después de que pase a recogernos y tenemos que ir andando. Y esta no es la excepción.
En cuanto llegamos busco rápidamente mi clase. A pesar de que llego un cuarto de hora tarde no hay ningún profesor en el aula. Me siento en mi sitio mientras Leslie, mi mejor amiga, me cuenta las novedades de todo lo que ha pasado desde ayer a última hora. Siempre se entera de todo.
- ¿Te enteraste de lo del profe nuevo?
Niego con la cabeza. Nunca me ha interesado todo eso de los cotilleos. Aun distraída con los apuntes del examen de tercera hora, noto como toda la clase queda en un silencio sepulcral. Levanto la vista para encontrarme con un chico joven, entre los veinticinco y los veintisiete. Es alto y con unas facciones elegantes y bellas, casi podría decir inhumanas. El pelo castaño claro está recogido con una cuerdecita dorada. Lo que resaltan son sus orejas puntiagudas. Son como las de los elfos de las películas y cuentos. Lo más raro de todo esto es que los demás no parecen darse cuenta de su aspecto.
- Buenos días a todos. Soy Orlando, vuestro nuevo profesor de historia y tutor de la clase.
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Scarlett McFadyen EL REGRESO DE LOS DRAGONES (EN PAUSA)
FantasySiempre tuve una vida de lo mas normal hasta el día que llegó un nuevo profesor de historia. Cualquiera diría que eso no tiene nada de extraño, pero que se presente un elfo en tu clase y que seas la única que puede ver su aspecto real puede llegar...