Dulces postres navideños.

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Felices fiestas y año nuevo. Espero y os lo paséis tan bien como yo en estas fechas, no comáis mucho o podríais quedaros sin sitio para el siguiente plato, y nadie quiere perderse un buen postre! 

Hablando de postres.. cuantas veces podéis tener hambre en la misma noche? 













"  Al final de la calzada se veía su casa; un dúplex en el que la parte de abajo es habitada por sus padres. Pulso el telefonillo y al oír el descuelgue del teléfono doy mi nombre. A los pocos segundos tengo ante mi las escaleras, acabadas en otra puerta de madera y con la certeza de tener a alguien esperando por mi tras ella.

Toco al timbre esperando volver a ver a Coral, pero para mi fortuna es Jeyson quien me invita a pasar.



- Jeyson: Todo bien, Eva?



Afirmo y mantengo mi cara lo mas dulce que puedo con una pequeña sonrisa muda. Su padre sabe que no soy de hablar y entiende la situación a la primera, pero mi cara cambia nada mas ver a Carol.



- Carolina: Eva.



No digo nada, no hago nada, no pienso gastar saliva, mucho menos con una homófoba como Carolina.





Oigo mi nombre en un lejano eco desde la parte superior, dejo de perder el tiempo con formalidades y subo a paso ligero la escalera de caracol con las manos en los bolsillos, y obviamente, enseñando la pulsera arco iris de mi muñeca.



Cojo la llave de debajo la alfombrilla, como siempre, entro a la parte superior; un pasillo - recibidor con un mueble pintado de azul cielo, a la izquierda un pequeño salón con una mesa de pino ( que obsesión con la madera por dios..) vestida con lo que parece un bordado de lino a mano.



A la derecha a mitad del pasillo una cocina alargada y estrecha, con una mesa en frente de la vitrocerámica. Un frutero con uvas, melocotones y plátanos decora la encimera de granito. Se ve una puerta que desciende al patio; bloques de vecinos pintados de blanco y las vías del tren a lo lejos. Y Galileo, como no con su pequeña mansión, obviamente sobresaliendo por la puerta con el pelaje blanco y marrón, junto con las pulgas mas puestas que ninguna madre cabreada. Es increíble lo que un chiguagua puede llegar a incordiar...









Y bajo el marco de su puerta, Daiana. Decir que su coleta morena me hipnotiza, que sus tatuajes me gustan casi mas que los míos y que me perdería en esos ojos color caramelo si mi boca no estuviera ocupada en sus caderas seria quedarme muy corta en comparación a lo que me apetece hacerle en este momento.



Me acerco a ella, siguiendo-la al interior de su cuarto; una buena cama de matrimonio enfrente de la televisión, el escritorio, la ventana a casa de su mejor amiga y una estantería repleta de colonias, libros, una cámara digital y latas de energéticas.

 Se sienta cómodamente de espalda a mi y se quita la camisa negra, y la de tirantes gris, y su piel blanca manchada con mi última firma, un pequeño relieve de Leo, el pequeño principito del patio y mi gata, Luna. Apago el interruptor y la magia se hace palpable, lo suficiente como para disfrutarla suavemente con mi roce. Su piel se eriza, pero como siempre, no se queja y espera a que acabe de comprobar que esta lista.





D: Esta pintura fosforita es fantástica ( Entre muchas otras cosas..por supuesto). Me alegra haber sido la primera en la que pusieras la mano encima.







+ El placer es mutuo, Ratita.





Mi pequeña se viste de nuevo y me pide que le enseñe mi ultimo lienzo sobre la piel; una delicada lechuza con los colores del cosmos sobre el hueso de mi cadera, y como con cada uno de mis tatuajes, se queda embelesada, mirándolo muy muy de cerca. A cambio, de pagar un precio.





27 Dias de Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora