Capítulo 7

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Llegué a la recepción y la secretaria que no se su nombre ni se inmutó en mirarme. Yo tampoco lo hice. No era que lleváramos una buena relación desde que llevo trabajando aquí.

Busqué la oficina de papá doblando varias veces a la izquierda hasta que la encontré. Por los paneles de cristal enormes que recorrían toda su oficina lo pude ver sentado en su escritorio con la mirada fija en muchos papeles.

Se veía frustrado y hasta me puse en duda si este sería el mejor momento para decirle toda la verdad. Hice dos toques a la puerta y me asomé por el pequeño cristal.

Me miró y asintió. Abrí la puerta sin hacer mucho ruido. El seguía mirando y cambiando papeles de sitio. Su escritorio era todo un desorden, muy diferente a mi forma de trabajar.

Me senté en la silla de al frente a papá y esperé a que me mirara. No hizo ningún ademán de querer hablar.

- ¿De verdad te importa lo que voy a decir? - pregunté cortante

- Dime lo que me tengas que decir -

- Necesito tu atención por favor - bajé mi tono de voz y ni siquiera me miró - Papá - no respondió - ¿Puedes dejar de ser tan insensible? Al menos por ahora -

- ¡¿Qué quieres?! - me gritó y me llené de furia - ¡¿No ves que estoy trabajando?! - dió un golpe en la mesa con su mano completa y se paró de su asiento

- ¡Papá tengo cáncer! - le grité devuelta antes de que dijera otra palabra que me hiciera arrepentirme

Su cara de desconcierto era trágica. Pude ver como de inmediato se arrepintió de haber actuado así. Se quedó paralizado y se dejó caer contra la silla.

La silla giratoria de oficina retrocedió con el impacto casi llegando a chocar con la pared pintada de un azul cielo casi blanquecino.

- Perdón pero era la única manera que me dejaste para decirte - dije y casi pude sentir su dolor

Papá y yo éramos muy apegados desde niños. Siempre ha sido mi ejemplo a seguir. Siempre hemos sentido lo mismo que el otro. Algo extraño quizá pero siempre iba a ser mi gran ídolo.

- ¿Q-qué? ¿Pero cómo? - dijo y me desconcerté completamente

No eran las palabras que quería escuchar decía mi corazón, pero mi cabeza me repetía una y otra vez que era algo normal que respondiera así.

- Las pruebas que me había hecho hace unas semanas, el doctor encontró algo raro y es muy probable que sea eso. Él aún no está seguro porque necesita segundas opiniones para dar un diagnóstico así pero como ya te dije, es muy probable -

Me sorprendí de mí mismo al notar la sencillez con la cual las palabras salieron de mi boca. Sólo lo dije y ya. Sin trabarme o sin ni siquiera pensarlo.

- No, Luke. Dime que no es cierto por favor. Por favor, por favor. Dime que mi hijo no tiene cáncer - siguió hablando y diciendo lo mismo y comencé a preocuparme

Fui donde él y lo abrazé para que sintiera mi compañía. Lloró en mi hombro y yo no pude contenerme. Me dijo que iba a tomarse lo que queda del día y ambos habíamos quedado de acuerdo en no decir nada a mamá.

Una noticia así para ella sería mortal.

Los próximos en enterarse serían Samantha y Michael. Justin no merece saberlo. Nunca le he importado lo suficiente.

- Todos se terminarán dando cuenta Luke -

- No lo van a hacer Jeff, créeme -

A final de cuentas, decidió acompañarme pues creyó más importante velar a que no tuviera otro accidente a velar a Jess que no hiciera nada imprudente. Ambos sabíamos que ella no haría nada de eso si estaba sola y no sabía cuánto me tardaría en regresar.

- ¿Y cuando se te comience a caer el cabello? ¿O cuando tengas que quedarte en el hospital hasta tarde? - dijo luego de prender el auto

- Me las voy arreglar -

¿Cierto?

- Como quieras -

No respondí.

- ¿A dónde vamos? ¿Sigo a tu padre? -

- No. Llévame a casa -

Jeff no quedó muy satisfecho con mi respuesta pero hizo lo que le pedí.

Todo CambióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora