Capítulo 15

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- Mientes - solté de repente

No quería que lo hiciera por sentirse en deuda con mi padre, sólo no.

- Entiende Luke, eres mi paciente por lo que... -

- Sólo le estás haciendo un favor a papá -

- ¡Ya basta! -

Su grito me hizo callarme de inmediato. Mis ojos casi se desorbitaron por el repentino susto.

- Lo siento, es sólo que - busqué una excusa válida pero me di cuenta de que era innecesario

- Oye, te entiendo. Creo es normal que actúes así. Piensas que te estoy salvando la vida y ocultando todos tus secretos por deberle a tu padre pero no, ésta es mi profesión Luke, es lo que amo hacer y te he agarrado cariño y no me importa de quién seas hijo, si por salvar a uno de mis pacientes me arriesgo a perder mi trabajo, pues lo haré porque estoy aquí para salvar vidas -

Su monólogo me había llegado a pensar en como un hombre tan decidido como lo era él pudiera estar solo. A pesar de ser mayor era una persona madura y muy inteligente en todos los sentidos.

Sentía pena por él, mucha.

- Lo siento - me volví a disculpar - No debí haber sido tan duro -

- No, todo esto es muy duro para ti -

Asentí dando por finalizada la conversación con algo de cargo de consciencia. Me había precipitado demasiado.

La puerta se abrió de golpe creando un sonido fuerte que nos hizo sobresaltar a ambos. Era Jess que se había asomado y se veía muy mal. Lloraba y su cara estaba roja a más no poder.

Se me partió el corazón verla así, tan débil e indefensa, tan inocente pero a la vez tan fuerte porque muchas personas no aguantarían todo lo que nos estaba pasando.

Y fue en ese momento que noté los rasguños que descansaban por toda su cara con una expresión triste. Sus brazos también estaban rasguñados y tenía una venda crema en su mano derecha cubriéndole del frío.

- Estás bien - dijo y corrió hacia mi

Me dieron ganas de ser yo quién fuera en su encuentro pero no podía gracias a todas las máquinas y los dolores infernales que tenía.

Pero en ese momento no importaba, no importaba el dolor físico. Sólo me importaba ella.

- Si, claro que lo estoy - la abrazé con mucho cuidado de lastimarme pero entre la desesperación que tenía, me hizo moverme haciéndome daño en el costado

- Estaba tan preocupada por ti -

Fruncí el ceño mirando al doctor que me miraba igual.

- ¿Qué dices? - pregunté y me arrepentí al instante

Me observó confundida pasando su mirada desde mis labios hasta mis ojos.

- ¿Luke? ¿Estás bien? -

¿Ah?

- Olvídalo, no se que digo. Debí haber recibido un golpe demasiado fuerte - reí nervioso sacándole una risita a ella también

••••

Pasé una semana más en aquel sitio, en total siendo 3 semanas allí encerrado sin nada que hacer más que ser visitado por mi familia.

Abby me había mostrado que recién se le había caído otro diente de leche muy feliz. También me enseñó la carta que le hizo a Santa Claus para Navidad.

Al hacerlo, Jess me miró con los ojos exageradamente abiertos y yo le sonreí. Eso sólo hizo que se enojara más. Le guiñé un ojo y se sonrojó levemente.

Se veía adorable.

- ¡Papá! ¡Papá! - gritaba Abigail corriendo por el pasillo

Antes de siquiera pestañear, ya la tenía abrazada a mis piernas. Su cabello había crecido más que lo esperado para haber pasado solamente casi un mes.

- Hola cariño - le saludé y le di un beso en la cabeza

Se despegó de mi y miró mi brazo zurdo que tenía un yeso y un inmobilizador.

- ¿Qué es eso papá? - señaló mi brazo tímida y lo bajó de inmediato llevando sus manos a su pecho entrelazado sus dedos entre sí

- Esto - me bajé a su altura y le mostré mi brazo - Es un inmobilizador. Sirve para que tu papá no se lastime el brazo, más - asintió pero supe que siguió sin entender

- ¡Abby! - gritó alguien de la planta baja

Me asomé junto a la niña por las escaleras y era Madison la que estaba abajo.

Sonreía a más no poder y traía dos bolsas de regalo en sus manos. Una color azul cielo y la otra rosada.

- ¡Tía Madison! - gritó Abby bajando las escaleras corriendo de nuevo y literalmente tirándose en los brazos de Madison

Ella le sonrió y la abrazó.

- Mira, te he traído un regalo - le dijo Madison y le ofreció el regalo de rosa

Abby lo tomó y se tiró al suelo para abrir el envoltorio.

Jess salió de la habitación y me miró con el ceño fruncido y luego miró el escándalo que Abigail había formado en el suelo.

Como si todo este rato la estuviera esperando, pasé mi brazo derecho por su espalda incitándole a bajar. Ella me sonrió y yo imité su gesto.

Todo CambióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora