Todo Cambió

Capítulo 8

- Adiós hermano. Gracias por todo - apoyé mi antebrazo en la puerta del auto abierta

- No hay de qué - respondió y sus ojos comenzaron a tomar un color rojizo

Hice una mueca de pena y cerré la puerta. El auto de Jeff rugió al él pisar el acelerador y se fue alejando rápidamente a la luz del medio día.

Caminé hasta mi casa y abrí la puerta principal. Busqué a Jess por toda la casa, algo más tranquilo. La encontré en nuestra habitación envuelta en sábanas gruesas.

Me quité la chaqueta que traía y la tiré por ahí. Fui donde ella y le acaricié el cabello. Estaba totalmente caliente y estaba a punto de sudar.

Le quité las sábanas en encima y no reaccionó como una persona normal lo haría. Sino, no hizo nada. No se movió ni nada.

La sacudí un poco para ver si despertaba pero no lo hizo. Me alarmé y comencé a llamarla intentando hacerla despertar o lo que fuera. Estaba muy aturdido.

- ¡Jess maldición! -

No iba a llorar.

Juro que no lo haré.

Ella está bien.

Ella lo está.

- ¡Jess despierta por favor! -

- ¡Luke! - abrí mis ojos de golpe con ese grito

Miré hacía ambos lados. Estaba recostado en la calle justo al lado del auto de Jeff. Jess y mi mejor amigo me miraban preocupados.

Mi chica tenía sus manos en su cara y su cabello estaba despeinado. No me gustaba verla así.

Jeff por otro lado sostenía casi todo su peso sobre mí, con sus rodillas al lado de mu cuerpo apoyadas en el suelo. Sus brazos viajaron de mi cabeza a su costado.

Suspiró pesadamente y se dejó caer contra mi. Me abrazó como si pensara que no lo volvería hacer jamás. ¿Acaso estaría muerto?

De la nada los rayos de sol comenzaron hacerse más fuerte y tuve que cerrar los ojos y con la poca fuerza que tenía hice una cortina con mi mano.

- ¿Qué me pasó? - mi voz se escuchó increíblemente ronca

Ambos se miraron y Jess nos abandonó y entró a la casa. Jeff me explicó lo que había pasado. Me había desmayado apenas salí del auto y recibí un fuerte golpe en la cabeza.

Me paré del suelo con ayuda de Jeff y la parte derecha de mi cabeza latía. Sentí un sangrado pero era sólo mi imaginación.

Adentro me tiré sobre el sofá y Jess vino con un vaso de agua y una bolsa de hielo. Estaba preocupada y si no la llegara a conocer pensaría que no. Sabía disimular lo suficiente.

- Estoy bien - extendí los brazos a los lados y los miré a ambos

Jess se tiró junto a mi y me abrazó por el pecho. Subió sus piernas y las puso sobre mis muslos.

Acaricié su cabello y su espalda. Entendía su preocupación. Tuvo miedo de perderme al igual que yo a ella.

- Tranquila - le susurré al oído y comencé a tararearle la canción que le cantaba a Abby en sus noches de pesadilla

Varios minutos fueron los que estuvimos así hasta que se durmió. Observé el reloj. Habían pasado dos horas ya de eso y parecían sólo minutos.

En media hora más había que buscar a Abigail a la escuela. Cogí a Jess entre mis brazos para llevarla a la cama dejando la bolsa y el vaso sobre el suelo con mucha dedicación y cuidado.

Abrió sus ojos y cuando vió lo que quería hacer, se aferró más a mi y envolvió sus piernas en mi cintura. Su cabeza la apoyó en mi hombro y sus brazos los pasó detrás de mi cuello.

Di cada paso con sumo cuidado. Subí las escaleras aguantándome de la baranda hasta que llegué a nuestra habitación.

La fui a dejar en la cama pero no se dejó. Estaba soñando. Se dejó caer totalmente y cuando me fui a dar la vuelta, me agarró por el cuello de la camisa y me haló hacia la cama.

Se acostó encima de mi y me abrazó. No pude hacer nada más que reírme y abrazarla de vuelta. Miré el reloj que había al lado de la cama y faltaban solo 17 minutos para que Abigail saliera de la escuela.

- Jess, tengo que buscar a Abby - no dijo nada y me apretó más - Jess - viré mis ojos pero sonreí

Adoraba a esta chica.