"Capitulo 3"

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Gravity Falls. Oregon.
23 de Junio del 20XX
7:37 AM

Cabaña del misterio

La chica suspiro. Era la tercera vez que lo repetía.

-Así que, estas diciendo que Dipper, el señor Pines, y el hermano del señor Pines están desaparecidos, ¿por qué lo soñaste?-.

-Se que suena tonto, ¡Pero estamos en Gravity Falls! Existe un demonio dorito que ya nos a atacado en sueños. Es una advertencia. ¡Y Dipper no respondió el radio!-.

-Mabs- llamó Wendy -Pudo estar dormido-.

-Wendy, tú le conoces. Es tu novio. Dipper tiene el sueño ligero. Y yo tengo timbre alto. ¡Lo hubiese despertado!-.

-Digamos que eso es cierto- dijo Candy mientras acomodaba sus lentes- ¿quizá se acabo la pila?-.

-Esas radios son militares. Su pila podría durar una semana y media-.

Todos se miraron con preocupación.

-¿Sabes a donde iban a ir?-.

-¿Tienen lo necesario?-.

-Si- dijeron todos al unísono.

-Entonces, vamos. La fuente verde no nos esperará para siempre-.

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Bosque de Gravity Falls, Oregon.
23 de Junio del 20XX
9:12 AM

Fuente Verde

La fuente verde era un lugar que Dipper y Mabel descubrieron en sus primeras investigaciones. Lejos de su apodo, no había ninguna fuente, si no un pequeño lago que daba la impresión de ser verde. Había una pequeña anomalía que hacía que las corrientes acuáticas creasen un tierno efecto de fuente, soltando pequeños chorros de agua por todo el lugar. Ahí se reunían algunos seres mágicos. Había hadas, duendes, ocasionalmente sirenas, y Mabel dijo que una vez vio un Golem.
Recientemente, habían dejado de venir seres amistosos. Caballos de fuego, personas sombra, unos extraños hombrecillos duendes que siempre miraban a todos escalofriante mente, y unas cosas que parecían tortugas humanoides y se quedaban observando a la joven Mabel.

Cuando las criaturas comenzaron a llegar, empezaron a expandirse anomalías. Árboles que cambiaban de lugar o tomaban figuras extrañas de la nada. Personas que desaparecían unos días y solo lo recordaban como horas, o segundos. Un extraño peluche en forma de Zorro que aparecía de vez en cuando "observando" a la gente. Risas que sonaban en la tarde o noche sin alguna razón. Todo ese tipo de cosas, y más.

Dipper y los tíos habían ido a investigar.

El resto, ya lo sabemos.

Una chica pelirroja entro al lugar con un hacha en manos, mirándose amenazadora para que nadie intentara nada.
Detrás de ella, venían Candy, con una gabardina en la cual guardaba pociones y cosas así, y Mabel, con una bolsa de polvo de hadas, la lámpara de cambio de tamaño, y el gancho.
Y hasta el final, Grenda con su Bate, y Soos con una cámara de flash y un teaser.

Mabel se acercó al lago, y se sentó, con seriedad, esperando a que algún monstruo se acercara. Lo qué pasó rápido. Uno de los hombrecillos duende se puso frente a ella.

-No es.. común ver humanos por aquí. ¿Que quieres, humana?-.

-Estoy buscando a alguien- respondió la chica con determinación.

-¿Y por qué vienes aquí?-.

-Aquí es el último lugar en que se reportaron-.

-Oh. ¿Que te hace pensar que tendrás información gratis?-.

Mabel lo fulminó con la mirada, y saco la lámpara de cambio de tamaño.

-Por que es por las buenas, o por las malas-.

A la chica no le gustaba intimidar. Principalmente por qué todos los seres al rededor, se le quedaron viendo con detenimiento, esperando a ver si debían huir, atacar, o seguir en lo suyo.

-Ha. Ruda. Me agradas. Solo por eso te diré lo que se-.

Mabel guardo la lámpara. -Estoy buscando a un chico y dos hombres. El chico tiene un chaleco azul, pantalones de mezclilla, blusa gris, tenis negros, y una gorra de diseño azul con un pino estampado en una zona blanca. El es Dipper. Uno de los adultos lleva una gabardina beige, un suéter de cuello de tortuga rojo, pantalones y zapatos negros, y cosas para guardar armas. Stanford, o Ford. El último trae una camisa de cuadros manga larga arremangada por los brazos, color negro y rojo, con pantalón de mezclilla, un collar con un dije en forma de pescado, y pantalón de mezclilla con botas de montaña. Stanley, o Stan. ¿Les has visto?-.

-Oh si. La última vez que les vi, estaban armando un pequeño campamento a doce metros de aquí-.

-Llévame-.

-No, no-.

-Dije. Llévame-.

-Escucha, niña- dijo el duendecillo. -El campamento está destruido. Fui ayer tarde con unos amigos a preguntar que hacían. Cuando llegamos, no había mucho. Las casitas estaban destrozadas. Era sorprendente. Solo habían llegado unas horas antes y ya habían sido atacados. Sabemos que nadie aquí lo a hecho, primero por qué con todo y todo, nadie tenía razones. No nos atacaron, o acosaron. Pasaron de largo. Y después, porque esas marcas no son parecidas a las de ningún ser de por aquí-.

Mabel retrocedió, sobándose el puente de la nariz. -Lo sabia-.

-Pero- llamo el duende. -Tengo esto- dijo, extendiéndole dos cosas que Mabel tomó.

La primera, era la radio de Dipper. Mabel la tomó, con lágrimas, y la abrazo con fuerza.

La segunda era una nota.

La joven se levanto, murmurando un gracias, a lo que el hombrecillo respondió asintiendo y alejándose. Luego, regresó con los demás.

-El campamento está cerca de aquí. Vayan y.. recojan lo que se pueda salvar, por favor-.

Nadie dijo una sola cosa. Todos asintieron y se fueron a revisar.
Mabel tomó aire, y abrió la nota. Sus pupilas se achicaron. Comenzó a sudar frío. Su cuerpo temblaba, y ella jugaba estar desvariando.
Pero no. La leyó una. Dos. Tres. ¡Cuatro! Cuatro veces, de ida y vuelta, para ver que su cansancio y tristeza no le jugasen una mala pasada.

"El que te puede ayudar, a sido vencido varías veces. [...]. La pregunta es, ¿el té ayudará?"

Y como toda buena carta del villano principal, tenía una firma.

"S.C."

La menor, con enojo, hizo la carta una bolita, y la guardo en la bolsa de su pantalón, mientras veía a sus amigos volver con unas cuantas cosas; computadoras, anotaciones, hojas algo quemadas, etc.
Dio un suspiro, y tomó aire.

-Bien. Voy a por ti, S C. Voy por ti-.

El llamado de una estrella... [Mabill]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora