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Mark llevaba unos días bastante estresado. Estaba pasando por esa época de estudios tan tortuosa: Exámenes finales. Ya sabéis como son esas fechas, días duros donde te encierras a estudiar para aprobar o recuperar cosas anteriores. Mark es un chico bastante inteligente, al que apenas le cuesta estudiar y tiene una media bastante buena. Así que solo le quedaban dos exámenes más y habría terminado. Pero esa saturación, ese encerrarse para sacar la mejor nota, le había llevado a distanciarse de sus amigos. No se daba cuenta de ello, no era consciente de que se estaba distanciando, pero si realmente conociera las intenciones de estos, no le importaría haberlos perdido. Muchos solo le querían para copiarle trabajos o que diera excusas a su favor. También le ofrecían ir a fiestas, para emborracharse y pillar cacho, pero si él se negaba se enfadaban con él. ¿Y qué iba a hacer el pobre chico? ¿Irse? ¿Beber hasta perder el conocimiento? No. Él debía estudiar. Eso le había enseñado su madre desde pequeño. Quizás por eso era un poco antisocial...quizás. Su sueño era trabajar en algo relacionado con videojuegos, pero no tenía el valor suficiente para dedicarse a ello. Por eso le habían recomendado que se metiera en la carrera de ingeniería. A él también le gustaba esto, pero menos que lo otro. Aún así accedió ya que salir de la casa de su madre sería algo bueno, una nueva experiencia. ¡Y tan nueva!
Aunque últimamente solo luchaba por sobrevivir. Todo era mucho para él. Se convenció a sí mismo de que conseguiría amigos buenos. En algún momento. Y no es que no fuera simpático. ¡Qué va! Era un tipo que bueno...Judgazlo vosotros mismos...

Mark POV = punto de vista (en inglés)

Caminaba por los alrededores del campus con mi bufanda blanca de lana al cuello. Ya era invierno, diciembre concretamente. Miles de hojas revoloteaban por todas partes levantadas por el gélido aire irlandés. La verdad fue un coñazo mudarme hasta aquí solo para estudiar ingeniería. Siempre hay este tiempo. Pero bueno, tengo que ser positivo. Me metí las manos en los bolsillos y seguí mi marcha cabizbajo, rumbo a la cafetería. Llegar hasta allí no iba a ser tan fácil, ya que por el camino algo me hizo tropezar y caer al suelo de cara. Mejor dicho; alguien.

-Vaya, vaya, vaya. Si es el maricón que juega videojuegos.

«Este gilipollas no por favor»

Me puse de rodillas frotándome la cara que me picaba de haberme raspado contra el cemento.

-Arg, joder. «¿Dónde están mis gafas?»

-Mírale ahí tirado en el suelo- dijo el chico de pelo castaño.

-Cry...Ken...Dejadme en paz-dije palmeando el suelo para encontrar mis gafas.

-Vamos pequeño, se que quieres comerme toda la polla. ¿A qué si?

-Que sea homosexual no quiere decir que sea gilipollas como tú. «Putas hojas, está todo húmedo y asqueroso. ¿Pero a dónde han ido mis putas gafas?»

De repente recibí una patada en la espalda que me hizo caer al suelo de nuevo. Caí sobre el cemento soltando un grito de dolor. Las manos me escocían por habérmelas raspado antes y el dolor de espalda fue incrementando.

-No puedes hacer nada putito.

-Ten más cuidado con como me hablas la próxima vez- dijo el barbudo pisándome la espalda una vez más. -Maricón.

Ambos se rieron y se marcharon pisando las hojas a su paso. Intenté incorporarme pero una punzada de dolor en mi espalda me lo impidió. Aún así me puse de rodillas y me limpie las palmas de las manos con la chaqueta.

«¿Por qué a mi siempre tío?»

-¡Mis gafas!-Exclamé recogiéndolas del suelo por fin. Me las puse y me levanté. -Es que joder, siempre igual. ¿No tienen nada mejor que hacer? Mira, a tomar por culo, aún sucio y dolorido me voy a la cafetería.

Sorbí un poco y me coloqué la bufanda. Volví a retomar mi rumbo esta vez un poco más despacio porque la espalda me estaba matando.

«El karma hará de las suyas. Yo debo ser fuerte. Si, eso. Céntrate en otras cosas. Tú a lo tuyo»

La brisa me golpeaba la cara haciéndome sentir escalofríos por todo mi cuerpo. Había varía gente paseando o haciendo deporte. Incluso algunas parejas.

«Bien, me pegan y estoy sin amigos. Pero encima tengo que aguantar parejas acarameladas. De puta madre. Prefiero estar solo a estar con gente... no sé, ¿interesada? La mayoría de personas que he conocido han sido así. Incluso mis ligues. Bueno, si se pueden llamar así»-niego con la cabeza- «Detente idiota. Piensa en positivo. Es viernes por la tarde. Vas a merendar. Vas a volver a tu habitación, te vas a duchar y a echarte una siesta. Perfecto»

Sonreí y me di cuenta de que ya había llegado. Abrí la puerta de cristal y la calefacción me recibió de buena manera.

«Oh, si, calorcito~»

Me dirigí al mostrador junto a unas vidrieras de cristal. Había varios dulces y comida salada. Tenía ganas de un café para entrar en calor. Me froté la parte dolorida de atrás mientras esperaba que viniera la dependienta.
En unos segundos una chica que estaba situada en la otra punta de la barra se acerca.

-¡Buenas tardes Mark! ¿Qué te apetece tomar hoy?

-Hola Michelle...Pues un capucchino y una cookie Jumbo estarían bien...

-Está bien.

La chica de cabello castaño y sonrisa brillante se fue a preparar el pedido mientras que yo solo suspiraba con pesadez. Ella va a mi clase pero trabaja de voluntaria aquí a veces. Nos llevamos bien. No somos amigos, pero al menos ella me respeta.

Michelle volvió con una bandeja con lo que había ordenado. Me dijo lo que la debía y pagué.

-Michelle, me has puesto dos galletas y solo he pedido una.

-¡Ah si! Te he visto algo desanimado así que invita la casa-dijo guiñándome un ojo.

-Gracias-dije sonriendo.

«Parece que las cosas mejoran»


~Plumas esmeraldas (Septiplier: Mark x Jack)~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora