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Jack POV

Me toco el ala derecha con la izquierda. Resulta que solo son vendas, aunque me inmovilizan el alita. Toco mi pecho con el ala buena, este también esta recubierto de vendas. Aún tienen algo de sangre lo que hace que me de un poco de grima. Escalo con cuidado entre las mantitas para poder sacar la cabeza y respirar un poco. Me siento en un hueco que he hecho y miro a mi alrededor. Estoy en una de las habitaciones de la universidad. La reconozco porque he estado en otras habitaciones antes. Todas son iguales, con las paredes azules y el suelo enmoquetado de un color caoba. Esta habitación en particular tiene un escritorio blanco con varias cosas desperdigadas por encima. Desde un portátil, unos libros, una taza con el dibujo de un bigote rosa, hasta un montón de libros abiertos y bolígrafos. Lo típico de un estudiante.
«Me gusta la taza»

A su lado tiene una silla azul y negra con ruedas, encima de esta hay una chaqueta. Hay dos ventanas desde las que logro ver el edificio de enfrente y el cielo nublado. Puede ser una posible salida. Hay dos armarios blancos cerrados y hay papeles por el suelo junto con otras prendas. Me rasco el ala buena con el pico y meneo la cola. Giro un poco la cabeza y me doy cuenta de que hay un chico tumbado en la cama, roncando.
Sin darme cuenta me fijo en su cuerpo y en su cara. Va vestido con una camiseta de manga corta gris. Se le marcan los brazos por la postura. Tiene un brazo extendido y el otro doblado apoyado en la almohada. No le puedo ver de cintura para abajo por esta tapado por la colcha. Su piel es un poco oscura como color caramelo pero un poco más claro. Tiene la boca entreabierta y su pecho sube y baja. Me fijo en su cara, en sus facciones. Algo que me llama la atención es su pelo. Este es de un color azul brillante y está despeinado. Solo la parte de arriba es azul el resto es de color negro. Al igual que la barba que decora toda su barbilla. No puedo evitar fijarme en sus labios, carnosos y pequeños. Tampoco en sus párpados, los cuales permanecen cerrados y me hacen preguntarme de que color serán sus ojos.

«Joder, debería dejar de mirarle tanto. Solo es un estúpido chico más. Aunque no puedo negar que sea atractivo.»
Me tapo la cabeza con el ala sintiéndome avergonzado. No debería pensar así de un hombre que ni conozco. Decido dejar de pensar en el hombre misterioso que sigue roncando y pienso en intentar salir de aquí.

«Vale, a ver. Obviamente no puedo salir volando pero quizás pueda alcanzar la ventana. Desde el cabecero tampoco puedo subir así que quizás si muevo ese flexo...»

La lámpara se ha convertido en mi vía de escape. Ahora tengo que conseguir llegar a la mesa si caerme. Parece relativamente fácil. Salgo del “nido” para caer en la almohada. Me siento realmente indefenso porque no tengo un plan de huida. Vuelvo a acariciarme el ala y doy saltitos hasta el borde de la almohada.

«No puede ser. ¿Es en serio? Genial, ni siquiera puedo salir de la cama. ¿Por qué hay tanta distancia de la cama al escritorio? Y la puerta esta cerrada así que ni la cuento como salida ya.»

Pero cuando me disponía a pensar en una posible escapada fallida un sonido me alarmó. Fue el movimiento de la colcha y el detenimiento de los ronquidos. El humano se había dado la vuelta y había emitido una especie de gruñido.

-Mmmh...¿qué hora...es?

Pié y me senté en la almohada mirando al peliazul con una mezcla de curiosidad y pánico.

«¿Qué me hará? Me ha salvado la vida después de todo. Supongo que querrá tenerme como mascota o peor: meterme en una jaula» Negué con la cabeza y observé atentamente sus movimientos.

El chico volvió a girarse y bostezó. Se frotó los ojos y se sentó, haciendo sonar los muelles de la cama. Tenía cara de recién levantado. Una cara graciosa y peculiar. Y entonces cogió su móvil de la mesa mirando lo que quería saber. Él solo lo dejó en su sitio y cogió algo de la mesa en lo que no me había fijado antes. Se puso las gafas y se dirigió hacia mi:

-Hey, ¿ya despertaste?

Solo pío y me levanto, dando saltitos por la almohada. No quiero que me coja, realmente no. Así que intento huir y me tiro al suelo medio planeando con el ala buena. Él se sorprende ante mi acción y es más rápido que yo, cogiéndome del suelo. Le picoteo la mano, pero él aguanta y me lleva hasta su cama. Está apretando lo suficiente para tenerme sujeto en su mano pero no lo bastante como para hacerme daño. Le picoteo un poco más lo que provoca que escuche sus quejidos.

-¡Basta! ¡No voy a hacerte nada!

Está sentando en posición de indio. Su brazo esta apoyado en su muslo mientras que con el otro me pone a la altura de su cara. Lejos, para que no pueda picotearla.

-Solo quería ver como estabas. De verdad. -Suelta un suspiro y le veo sonreír- Me alegra que estés bien.

Por fin puedo ver que sus ojos son de color marrón. Pero no cualquier tono. Marrón chocolate. Son profundos, hipnotizantes, me obligan a seguir mirandolos.

«¿Quién es este chico? Además, ¿por qué se preocupa? ¿Con que fin? No entiendo nada. Aunque sus ojos...son...son..realmente bonitos»

~Plumas esmeraldas (Septiplier: Mark x Jack)~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora