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Mark Pov

Despertar. Eso era algo que yo no quería hacer esa mañana. Pero por culpa del Sol, me vi obligado a moverme y taparme con la colcha y las sábanas para evitar los rayos luminosos de tan potente ser.

-Grrr...

《Espera. ¿No bajé las persianas ayer?》

Las bajé. Me acuerdo perfectamente. Y con el recuerdo de mis brazos tirando de la vieja y pesada persiana, vinieron de golpe el resto de imágenes de la noche. Por eso intenté seguir durmiendo
, pero fracasé miserablemente. Solté otro gruñido y me destapé. Palpando la mesa conseguí coger mis gafas y me las puse, levantándome de la cama. Iba a comenzar mis estiramientos matutinos cuando algo en frente mía me impidió siquiera articular palabra.

Dado la espalda completamente desnudo había un chico con el cabello castaño y verde con un par de alas de ambos colores plegadas. Estaba tarareando y buscando algo en mi armario.
Tenía una expresión de preocupación en su cara.
¿Es que aún sigo soñando?

-Es que me la tendría que cargar...Tsk.

Me quedé atónito y no sabía como reaccionar. ¿Esto es real?
¿En serio hay un chico alado en mi cuarto?

-¿Ho-hola?

El chico dio un saltito y se giró. Exponiéndose completamente.
Todo pasó muy rápido. El misterioso hombre con alas verdes pegó un graznido y me miró sonrojado cubriéndose con las alas, las cuales eran bastante grandes. Después soltó un quejido y se sujetó el pecho cayéndose al suelo.

-¡No me hagas daño!

Me subí las gafas intentando hacerme a la idea de que lo que estaba frente a mí era real.
Intenté acercarme, pero él solo se hechaba hacía atrás, así que me quede quieto.

-¡Tranquilo! Me salió un gallo. Ejem, tranquilo. No voy a hacerte nada.

Me senté en la moqueta caoba sin apartar la vista de aquel chico, el cuál tenía los ojos azules más bonitos que había visto jamás.

Sus pies no paraban de moverse y el tinte rojo de sus mejillas no disminuía, como si le hubiera pillado haciendo una travesura.
Se me ocurrió preguntar por su nombre para dejar de observar su piel pálida y dejar de analizarlo con la mirada. Estaba lleno de arañazos.

-¿Cómo te llamas y qué haces en mi cuarto?

-Te responderé cuando cierres los ojos y me dejes cambiarme. Su voz me era familiar y tenía como una especie de...acento.

-¿Estabas buscando ropa?

Asintió con la cabeza y se mordió el labio desviando la mirada.

-¿Eres real?

Me salió solo. No quería ser tan directo, pero necesitaba asegurarme. Seguramente habré sonado como un pirado, pero dudo que a este chico le importe.

-¿Qué? ¡Claro que soy real! Dijo moviendo las alas destapándose sin querer. ¡Acento irlandés! ¿Cómo no me había dado cuenta? Se tapó rapidamente con las manos y salió corriendo a la cama como pudo para taparse con las sábanas.

-No puedes serlo. Lo seres alados no existen. Además, ¡¿qué has hecho con mi pájaro?!

-¿Qué pájaro? ¿No ves que soy yo?

Me quedé mirándolo atónito. ¿Qué él es el bichito verde y herido que cuidé ayer?
Ni de coña.

-Mira, creo que debería volver a la cama y cuando despierte tu no estarás, y yo tendré que empezar a ir al médico porque me estoy volviendo loco.

-Y dale. ¡Soy real! ¿Puedes buscarme ropa y lo hablamos? ¡Si no soy real no tienes nada que perder!

-Esta bien.

Decidí hacer caso a lo que creo que es parte de mi cabeza, y me levanté. Rebusco en mi armario sacando un boxer, un pantalón de chándal gris claro y un jersey azul oscuro que no recordaba que tenía. Le tiendo la ropa haciendo contacto visual con esos ojos color cielo despejado. Y me hubiera quedado allí mirándolos, de no ser porque tenía que dejarle cambiarse.

-Gracias.

Me fui al baño a lavarme la cara. Abrí el grifo y lo dejé corriendo. Miré a mi reflejo buscando respuestas. Solo encontré un tío con ojeras y con el pelo despeinado y medio húmedo. Al final no me lo sequé. Solté un gruñido expresando mi molestia. Decidí acicalarme. Me lavé la cara, me peiné y me dije a mí mismo que hoy sería un gran día.

A pesar de que era la forma más extraña de empezarlo.

Iba a girar el pomo para salir,  pero recordé que no estaba solo.

-Hey, em, ¿pajarito? ¿Estás listo?

-¿Pajarito? ¿En serio? Y un suspiro. -Bueno tengo un pequeño problema, pero puedes pasar.

Abrí la puerta y me encontré con el chico alado medio vestido. Tenía el pecho al aire y al acercarme me fije en algo que antes no pude ver.Él tenía un tatuaje de un ojo azul, negro y blanco en el centro del pecho, bajo la clavícula. No era muy grande ni muy pequeño.

Todo esto es tan extraño...pero me produce curiosidad. Incluso si es solo un bello sueño.

-¿Por qué no te pones el jersey?

-Las alas.

-¿Qué pasa con ellas?-dije tocándolas.

-¡Tatatata! ¡NO SE TOCAN!

Solté una risita por el sobresalto que dio. Al parecer no es muy cariñoso. Bueno, soy un desconocido, no tiene porqué.

-El caso es que tengo que hacerle un agujero al jersey para poder meter las alas. Son demasiado grandes y tengo que ocultarlas.

-¿Y por qué no lo has hecho?-dije mirándole los hombros. Tenía plumas verdosas y marrones ahí también. Pensé que estarían igual de suaves que sus alas.

-Bu-Bueno porque...es tuya y no quiero romperla.- dijo apretando la tela azul propia de invierno.

-Nah. Me está pequeña y ya tiene un tiempo. Puedes hacerle agujeros.

-¿Me ayudarías?

Levanté la vista. Esos ojos oceánicos me atraparon de nuevo, hechizándome y no soltándome.

《Dios, ¿qué tiene este chico que me hace sentir tan cómodo...?》

-A hacer los agujeros digo...

-Eh si, claro.

Retiré la silla del escritorio y me senté cogiendo las tijeras de un cajón.

《Veamos que podemos averiguar.》

Jack Pov

Le di el jersey a su dueño y me senté en la cama, guardando las alas y sacudiendo mi cuerpo ligeramente hacia los lados.

《Oh, es verdad. En esta forma se ve anormal hacer eso》

Miré al peliazul mientras inspeccionaba la tela que me protegería del frío. Había estado actuando extraño. No le culpo. En teoría no tendría que haberme transformado, pero mi ojo séptico no funciona bien. Quizá pueda ayudarme. Aún así es pronto para fiarme de él. De momento está siendo muy amable conmigo, pero quizás lo fue antes porque era un animal. Ahora es distinto.

-Voy a tener que medirlo para poder hacer los agujeros. Necesito que te des la vuelta para poder hacerlos.

Le miré. Despierto y descansado era incluso más atractivo. Soy hetero, pero aún así no puedo evitar fijarme en la belleza de este chico.

-Antes de eso...

Continuará...

~Plumas esmeraldas (Septiplier: Mark x Jack)~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora