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Narrador POV

Hay momentos en los que la soledad no es tan mala como parece. Mucha gente no lo cree, piensan que es algo malo, que si eres un marginado no llegarás  a nada. Pero no es así. Mark lo sabía muy bien. Él tenía los videojuegos y a sus amigos de internet. Él era el primero al que no le importaba la opinión  de los demás, pero muchas veces era difícil ignorar comentarios y actitudes que le rompían cada vez más  por dentro. Pero él vivía de la esperanza, esa alimentada de sus sueños, de lo que quería ser en un futuro. No le importaba que ahora estuviera pasando por una mala racha, no le importaban las patadas, no le importaban los dolores, porque por dentro; ya estaba casi consumido por completo. Es por eso que cuando vió al pequeño pájaro al que había  salvado, se emocionó, se sintió feliz. Pero por otro lado se sintió tonto. Era un pájaro, no podía quererle, no podía respetarle; era un animal. Solo podía amaestrarlo para que hiciera en cierto modo lo que el peliazul quisiera. Aunque de alguna forma, Mark se sentía menos vacío que antes con solo pasar unos minutos jugando con el ser vivo al cual aún tenía que nombrar.

Mark estaba esperando. Las duchas estaban llenas y había un montón de gente entrando y saliendo, preparándose probablemente para la fiesta que se estaba celebrando en la casa de Wade y Bob. Sus nombres resonaban por todo el vestuario.

Sabía que había perdido a sus "amigos". Una parte de él se negaba a reconocerlo, pero en el fondo sabía que era lo mejor. La carrera de ingeniería le estaba agobiando bastante, porque aunque quería hacer eso, aunque le gustaba, sabía que no sería suficiente para llenar su gran corazón. Por eso cuando salvó al pequeño pajarito de ser degollado por ese estúpido gato; Sintió que algo dentro de él se curaba. Pensaba que sólo era un animal, y realmente ni él mismo sabía qué hacer con este. Pero de una cosa estaba seguro, jamás, JAMÁS, iba a abandonarlo y encontraría la forma de poder quedarse con él.

Por su mente volaban millones de ideas sobre si debería enjaularlo o no. Obviamente dejarlo a sus anchas cuando pudiera volar iba a ser un peligro. Dejarlo solo incluso en esas cuatro paredes ya le estaba creando algo de nerviosismo. Nunca se había sentido así. Todo era extraño para él. El ovíparo era sólo un pequeño animal, pero de alguna forma cuando comió la galletita que le había dado, sintió que había un mínimo de confianza. Sintió que ese pájaro no había sido casualidad que se cruzara en su camino.

-¿¡Pero por qué demonios tardan tanto, joder!?

El hawaiano con parte alemana seguía atento esperando la apertura de una de las puertas de las duchas. Llevaba su bolsa de baño en una mano y había comenzado a moverla hacia los lados mientras esperaba. El sonido del agua golpeando el suelo provocaba un sonido ensordecedor por todo el lugar y el chico se estaba empezando a cabrear porque tenía ganas de quitarse el olor a tierra mojada que le habían dejado sus queridos compañeros de clase. Por fin un chico moreno salió de uno de los cubículos, dejándolo libre. Sin pensárselo dos veces corrió hasta él lo más rápido que pudo. Se encerró echando el pestillo provocando un sonido estridente.
Se quitó el resto de prendas que le quedaban y las metió en su bolsa negra de baño. Acto seguido saco de esta su gel de coco, su champú con olor a fresa y su suavizante, para colocarlos en la balda metálica a su derecha. Se estiró una vez más y abrió el grifo esperando a que saliera el agua caliente. Poco a poco el jaleo fue disminuyendo y los hombres empezaron a salir del baño. Las conversaciones entre varones eran más audibles.

-Ethan tío, mírate. Estas to' pálido y delgao'. ¿Estás bien?

-Nunca he estado mejor. Deja de preocuparte tanto Tyler. Ahora si me disculpas tengo que dejar de oler a choto.

Mark había oido esas voces y las había reconocido facilmente. Eran dos de sus compañeros de clase. Aunque solo coincidían en tecnología y en economía. De hecho, Mark tiene un pequeño crush por Ethan. Nunca ha hablado mucho tiempo con ellos, pero más por miedo a los prejuicios que por otra cosa. Ni él mismo sabía  cuando se había vuelto tan inseguro.
Mark empezó a pensar en el rumbo que estaba tomando su vida y si debería empezar a hacer amigos nuevos, por ello se metió bajo el agua, para que el agua se llevara sus malos pensamientos. Apoyó  las manos en la pared sintiendo como sus músculos se relajaban gracias al cálido chorro que muchos no soportarían. Y es que al chico de piel caramelo y ojos caoba le agradaba el agua casi ardiendo, como si la lava correteara por su delicada piel arrasando todo a su paso. Cogió el gel y comenzó a lavarse con tranquilidad, sintiendo el contraste de temperatura entre ambos líquidos. Era consciente de que tendría que volver a teñirse el pelo, pero aún quedaba tiempo para eso.

Mark Pov

Estaba disfrutando de mi más  que merecida ducha. No podía evitar pensar en lo mucho que necesitaba este momento. Yo, solo, tranquilo, relajándome al máximo. También pensaba en Félix y en lo mucho que me gustaría verle. Solemos jugar juegos online juntos pero...tener una amigo a distancia es muy complicado. No puedo evitar sentirle lejos, por mucho que le quiera. Aquí  él  no está  para defenderme ni para quedar o simplemente hablar cara a cara. Si algun día  logro conseguir un trabajo...Escocia será el primer lugar que visite.

《Voy a llamarle después de la ducha》

Me aclaré y abrí el bote de champú, echándome una cantidad considerable para, a continuación, enterrar mis dedos en mi pelo frotando con fuerza.

Unos minutos después, ya estaba limpio y relajado. Y ahora tenía hambre y quería ver como le iba al pájaro.

《Aún no le he puesto un nombre y sigo sin saber si encerrarlo o no. Supongo que lo pensaré de camino》

Cerré el grifo, dejando que el único sonido que se oyera fuera el repiqueteo de las gotas que se escurrían por mi cuerpo para irse por el desagüe. Además  de algunas duchas y chicos gritando que aún se oían.

《Creo que me da tiempo a hacer alguna cosa más aquí...》

~Plumas esmeraldas (Septiplier: Mark x Jack)~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora