Capítulo 1. El mejor verano de mi vida.

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Me llamo Alison Brooks y tengo dieciséis años. Todos los veranos voy, junto a mis padres, a Los Ángeles. Allí paso los tres meses que dura el verano y tengo a todos mis amigos (aunque quizá haya alguien que sea más que un amigo...). Este verano iba a ser igual que los anteriores, y no podía esperar a ir a Los Ángeles y descansar del instituto como es debido. Pero, por culpa de mis padres, todos mis planes de verano se fueron al traste y acabé en el pueblo de mis abuelos, Serenwood, preparada para pasar el peor verano de mi vida. Todo el mundo estaba tan raro conmigo cuando llegué, que casi me vuelvo loca. Pero entonces llegó la verdad para demostrarme que había vivido toda mi vida engañada. ¿Qué verdad? os estaréis preguntando. Pues bien: vais a tener que verlo por vosotros mismos. Bienvenidos al mejor (¿o al peor?) verano de mi vida. Bienvenidos a todo lo que fuimos.

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-Estoy deseando salir de aquí. -Dice Maya, mi mejor amiga.- No soporto este sitio.

-No está tan mal. Yo creo que hasta lo voy a echar de menos. -Digo, y ella me mira como si estuviera loca.

-¡¿Que vas a echar de menos el instituto?! -exclama.- ¿Quién echa de menos el instituto?-Dice, y yo me río. Justo cuando voy a contestarle, el profesor nos llama desde el frente de la clase.

-Maya Jones y Alison Brooks, sois las últimas.-Nos dice sonriendo. Y es en ese momento en el que me doy cuenta de que estaba tan ensimismada hablando con mi mejor amiga que ni siquiera me había dado cuenta de que éramos las únicas que quedábamos en la clase.

Ambas nos acercamos al señor Wesley, el cuál ha sido nuestro profesor de matemáticas durante nuestros primeros cuatro años de instituto. Es un hombre de mediana edad, con el pelo canoso y bastante simpático. Nos da los boletines de notas y sonríe. Cuando veo el mío, yo también sonrío.

-Definitivamente,-digo- este va a ser el mejor verano de mi vida. Los Ángeles me espera-Añado, levantando los brazos triunfante.

Nos despedimos del señor Wesley y le deseamos un feliz verano. De repente, cuando salimos del aula, Maya empieza a gritar por todo el pasillo, en el cuál apenas quedan alumnos.

-¡He aprobado inglés! -Exclama, poniéndome su boletín en la cara.-Un cinco. ¡Un cinco! ¡Is a five! -Dice, y yo me río.

-It's a five. -La corrijo.

-¿A quién le importa como se diga? ¡Lo que importa es que he aprobado!-Exclama. Llegamos a la puerta principal y la abre. Cuando sale a la calle, le grita un <<¡Soy libre!>> al cielo. Los pocos alumnos que quedan por allí la observan durante unos segundos.

Me despido de Maya, ya que ambas nos vamos mañana de vacaciones y no nos podremos ver hasta el final del verano. Estamos un rato abrazándonos y diciéndonos que nos llamaremos todos los días, a pesar de que las dos sabemos que eso no pasará. Cuando te vas de vacaciones, desconectas de tus amigos del instituto.

Entro al coche, en el cuál se encuentra mi padre. Me siento en el asiento del copiloto y le entrego el boletín, ya que sé que es lo que quiere. Tras unos segundos observándolo, sonríe.

-Así se hace.-Dice, y levanta el brazo para que le choque los cinco. Le choco y yo también sonrío.

La felicidad dura poco ya que, de repente, se pone serio.

-Mamá y yo tenemos que hablar contigo.-Suelta.

-¿Sobre qué? -Pregunto intrigada.

Se queda callado durante unos segundos.

-Cuando lleguemos a casa lo hablamos los tres.-Dice muy serio. Y a pesar de que el trayecto dura apenas diez minutos, se me hace el viaje más largo de mi vida.

Todo lo que fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora