-¿Alison?¿Estás lista? -Pregunta mi abuela asomándose por la puerta de la habitación.
-Sí, ya voy.-Contesto mientras termino de alisar mi pelo.
Me miro al espejo y sonrío. Estoy nerviosa, pero en el fondo me apetece ver si la verpriche sigue siendo igual después de tantos años.
La verpriche es como llaman aquí a la primera noche del verano. Todo Serenwood se reúne en las diferentes playas que hay, hacen hogueras y pasan allí parte de la noche. Cuando era pequeña solía pasar la primera semana de verano aquí y me encantaba esta noche. Pero un día, mis padres decidieron que era mejor que dejáramos de venir aquí, aunque nunca supe por qué.
Tras unos minutos caminando, llegamos a una de las playas más grandes de Serenwood y sonrío al darme cuenta de que sigue siendo la misma a la que solíamos ir.
-¿Te acuerdas de donde estaba el puesto? -Me pregunta mi abuela sonriendo.
-Sí.-Digo, y al ver que está sacando el monedero del bolso, le pregunto:-¿Qué quieres que compre?
-Un helado de chocolate.-Dice, y tras poner el dinero en mi mano, añade:- Y para ti lo que quieras.
Mi abuela comienza a bajar las escaleras que conducen a la playa y yo me dirijo al puesto de comidas y bebidas que ponen todos los años durante la verpriche. Está a unos minutos andando, así que me pongo los auriculares y le doy al play.
Voy moviendo mi cabeza al ritmo de la música. Apenas hay gente en esa parte, pero a un par de metros de mí veo a varios chicos fumando y bebiendo cerveza. De repente alguien silva, y yo acelero el paso.
-Eh, tú.-Dice uno de ellos, pero subo el volumen de la música y sigo andando. De repente, algo se pone en mi camino. O más bien, alguien.
-¿A dónde vas con tanta prisa? -Me pregunta. Está oscuro y apenas le veo bien la cara. Es un poco más alto que yo, tiene el pelo negro y apesta a alcohol.
Pongo los ojos en blanco, me muevo hacia el lado y sigo andando, pero vuelve a aparecer delante de mí.
-No, tú no te vas.-Dice mientras me coge del brazo y pone sonrisa de borracho.-Eh, ¿qué os parece? -Le pregunta a los otros cuatro, que están viniendo hacia nosotros.
-Está buena.-Dice uno de ellos, que también está borracho. Y me atrevería a decir que los otros tres no están mucho mejor que él.
-Muy buena.-Añade otro mirándome de arriba a abajo.
De repente, empiezo a agobiarme y las lágrimas se acumulan en mis ojos. Parpadeo varias veces, pero no consigo que se vayan.
Intento zafarme de su agarre, pero me aprieta tan fuerte que no puedo mover el brazo. Justo cuando pienso que no voy a aguantar más y voy a echarme a llorar, uno de ellos habla.
-Eh tíos, ¿qué es eso? Parece la poli. -Dice, señalando a unas luces azules que hay a lo lejos. El chico que me tenía cogida me suelta, y todos empiezan a maldecir, cogen todas sus cosas y echan a correr como pueden. El chico que ha dicho lo de las luces no se mueve de mi lado.
-Siempre caen. Y eso que las luces llevan ahí desde que vinimos a vivir aquí. -Dice sonriendo. De repente se gira, como si acabara de recordar que sigo allí.-¿Estás bien?
Tardo unos segundos en reaccionar.
-Sí, pero ¿por qué? -Pregunto. Me mira sorprendido.
-Por qué, ¿qué?
-¿Por qué lo has hecho? -Le pregunto mientras doblo y estiro el brazo varias veces. Creo que casi me quedo sin riego sanguíneo.
-¿De verdad eso es lo único que se te ocurre decirme en este momento? ¿que por qué?-Está oscuro y apenas puedo verle la cara, pero por el tono en el que me lo dice, parece como si le hubiera molestado mi pregunta.
-Gracias.-Es lo único que se me sale de mi boca. Parece que piensa que voy a decirle algo más, pero bajo su atenta mirada me doy la vuelta y empiezo a andar.
Después de unos segundos, me giro.
No queda nadie allí.
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Todo lo que fuimos
Teen FictionHabía terminado el curso con buenas notas y tenía claro que ese iba a ser el mejor verano de mi vida. Pero entonces llegaron mis padres y lo estropearon TODO. Cuando me dijeron que iba a pasar el verano en Serenwood, en casa de mis abuelos, supe que...