Toco tres veces con mis nudillos la puerta color chocolate del departamento #406. La puerta no tarda en abrirse, y por está aparece Scott, sin camisa, con gotas de sudor cayendo por todo su cuerpo, su cara está roja, y su cabello se ve oscuro por el sudor, su shorth negro está igual de sudado.
Diablos, que calor.
— Eres rápida, no me diste tiempo de darme un baño rápido. —protesta mientras me sonrie
Le sonrio.
El se hace a un lado, y con su cabeza me indica que entre.
— Gracias. —entro
— Sigueme, es arriba. —me indica
Mientras lo sigo, veo el departamento el cual es grande, diseño muy varonil y moderno.
— Me gusta. —comento mientras lo sigo a las escaleras
— Gracias, a mí tambien me gustas..
—sacude su cabeza con su seño fruncido, mientras lo veo divertida.
— A mi tambien me gusta, mi departamento, si, si. —corrije nerviosoRio y niego con la cabeza.
Al llegar quedo admirada, realmente Scott tiene un gimnasio, estoy tan perdida aquí.
— Entonces, ¿qué quieres que enseñe? —pregunta detrás de mí frotando sus manos
— ¿Enseñarme? —giro sobre mis talones, mirándolo con mi seja levantada
— Si. —encoje sus hombros
Rio mientras veo sobre mi hombro el costal de box rojo con negro.
— ¿Sabes pelear he? —levanta sus cejas
— No por nada soy la hija de.. —cierro mis ojos mientras muerdo mi lengua, bajo la cabeza.
— Enseñame May. —pide pasando por mi lado dirigiéndose al costal de box
Giro sobre mis talones y camino en silencio y con la vista baja hacia el.
— Oye. —me detiene con sus manos en mis hombros — May, mirame. —pide — Mayte, por favor. —pone su dedo indice en mi barbilla y levanta mi rostro. — Tienes que ser fuerte, es ahora, cuando tienes que demostrarle lo fuerte que eres, apenas tengo dias de conocerte, pero el señor Frank me dijo que cuando te conoció fue increible, eres una chica con un gran corazon, pero tambien puedes ser la peor en casos como a los que se enfrenta tu familia. De verdad es increible como amas a tu familia, das todo por ellos, eso, Mayte, no se compara con nada. —dice
Cierro mis ojos con fuerza.
No, por favor, lagrimas noo.
— Gracias, Scott. —regularizo mi voz
— Eso es.. —murmura, toma mis muñecas y mete mis manos a los guantes negros. — ¿Lista?
Niego.
— La verdad no se ni por qué estoy aquí. —murmuro
— ¿Por qué?
— No me gusta que me vean hacer ejercicio. —le respondo
El da una risita.
— Bien, como quieras. —camina a mi lado. — Iré por agua, ¿gustas?
Niego.
Camino hacia el costal.
— Bien nena, hazlo, como te lo enseño papá. —pide Dom inclinado detrás de mí, con sus manos en mis hombros, los dos frente al costal — Tu puedes.