Capitulo Tres

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No había pasado ni media hora y la cumpleañera ya llevaba su cuarto trago de la noche. Las varias personas del grupo la animaron para que abriera con el primero, pero luego de eso todos se dispersaron y se quedaron con ella solo un par de personas, que parecían ser los únicos amigos, pues por lo que había escuchado de los demás nadie en realidad la conocía, solo estaban ahí porque Kevin los había invitado a festejar a su hermana. Llevaba viéndola desde que llego, la recordaba de algunas veces que la había visto por los pasillos de la escuela, que en realidad habían  sido muy pocas, pero siempre le había llamado la atención. Su cabello pelirrojo y largo hasta cintura, y sus ojos obscuros hacían un contraste único contra su piel blanca. Era extraña, muy reservada, poco conocida, y problemática por algunos rumores que había oído. Kevin muy pocas veces había mencionado a su hermana, y si lo hacía tenía algo relacionado con el hecho de que nunca salía o que otro profesor ya había puesto otra queja de ella. A él lo conocía del equipo de futbol de la escuela, y aunque era un año menor que casi todos los que lo formaban sabia salir a resaltar, era amigo de todos y por lo que había visto siempre tenía muy buena suerte con las chicas, entonces ¿Por qué su hermana parecía ser todo lo contrario?

-Vamos a bailar Michael, ya me canse de estar de sentada. -  volteo a ver a la chica que estaba a su lado, ni siquiera sabía su nombre y poco le interesaba, además de que ya se había olvidado que seguía ahí.

-Ve tú si quieres, tengo cosas que hacer. – le dio su último trago al vaso y se levantó sin despedirse ni prestar atención a las maldiciones que le daba la rubia por dejarla ahí como estúpida. Sin llamar mucho la atención llego hasta la barra, poniéndose tranquilamente detrás de ella, tomo su banco mientras que le pedía otro trago al bartender. Hacia como si mirara a los que bailaban en el espacio reducido del bar, pero en realidad trataba de poner atención a lo que ella decía.

- Deberías estar divirtiéndote, tu hermano hizo esto solo por ti. – le decía su amiga mientras masticaba la pajilla de dulce que salía de su vaso. Giselle solo asentía y seguía tomando de su vodka, mientras paseaba la vista por el lugar. No se miraba muy animada, y él quería saber porque.

-Vamos a bailar Miranda, dejemos que su humor mejore un poco – dijo Thomas mientras le guiñaba un ojo, sabía que quería estar sola un momento, ya después quitaría esa cara – y cuando te aburras de ser una amargada en tu cumpleaños ven con nosotros. – le beso con cariño la frente y salió hacia el grupo de personas que estaban bailando para unírseles junto con la morena.

Giselle dio un largo respiro y pidió otro trago más. Se acomodó poniendo sus codos sobre la barra y detenía su rostro con sus manos. Estaba tratando de ser positiva, y solo quería olvidarse de todo aunque fuera por una noche, y aunque fuera con alcohol. Quería lucir feliz para hacer feliz a su hermano, así que se convenció a si misma de que lo aria. El bartender le tendió su trago, y cuando ella puso su mano encima del vaso el hombre le rozo los dedos, y luego la miro coquetamente.

-El vodka puro te gusto mucho ¿no? – le dijo con una media sonrisa, coqueteando con ella.

-Solo haz tu trabajo y deja que me lo tome en paz. – le contesto secamente, no tenía tiempo para lidiar con este tipo de idiotas que se creen que pueden conquistar a cualquier niña tonta que miran.

-Vamos, no seas tan amargada. – puso sus brazos enlazándolos frente a la barra y agachándose para quedar a su altura, pero ella se incorporó inmediatamente como reflejo.

-Dijo que quiere tomar su trago en paz, así que déjala sola. – la chica volteo  a ver al extraño que estaba junto a ella, le hablo en un tono agresivo al bartender y este solo levanto los hombros y fue de ahí diciéndole idiota o algo parecido entre dientes. El solo volteo a verla y le dio una sonrisa comprensiva mientras levantaba su trago como saludo. Ella hizo lo mismo como dándole las gracias y se lo tomo todo de un golpe ahora. Michael se le acercó un poco más, y se le quedo mirando con sus manos entrelazadas a la altura de su barbilla, con los brazos apoyados en la barra así como estaba ella.

- ¿estás bien? – volteo su mirada para con él, y lo miro unos segundos, como inspeccionando su rostro, parecía que el vodka ya estaba haciendo efecto en ella.

- si claro, es solo que, esto es asquerosamente aburrido. –

- lo es solo cuando quieres que lo sea. Soy Michael, y por cierto, feliz cumpleaños. – ella volteo a verlo y le sonrió casi en lo que parecía más una mueca.

- ¿Cómo sabes que es mi cumpleaños? –

- todos aquí saben que es tu cumpleaños, por eso Kevin nos trajo aquí. – ella ahora sí que rio, y se dio la vuelta en el banco giratorio. Se miraba tan linda cuando lo hacía, era la primera vez que la miraba reírse desde que había llegado ahí.

- claro, lo había olvidado. Gracias. - 

- deberías ir a bailar conmigo – Giselle levanto una ceja y lo miro esperando que terminara de hablar – así estarás menos aburrida, y dejaras que ese vodka fluya bien. – le guiño un ojo y termino lo que le quedaba en el vaso, sin despegar la mirada de sus ojos, de esos ojos hermosos que se miraban aún mejor de cerca.

Se puso de pie sin decirle nada y comenzó a caminar hacia el grupo de gente que ahora era mayor. Michael no supo que hacer por unos segundos, pues pensó que lo batearía como al bartender, pero cuando ella volteo hacia atrás para ver si la seguía rápido se puso de pie y la alcanzo. La música que sonaba era muy buena, y todos estaban muy animados. Quedaron en medio de la masa de gente y bailaban sin quitarse la vista de encima. No podían evitar que sus cuerpos se tocaran ya que el espacio era reducido, y prácticamente no podían moverse sin hacerlo. Pasaron solo unos minutos, y cuando ella ya tenía sus brazos por encima de sus hombros, y él le coloco las manos en la cintura, se escuchó un fuerte ruido. Un disparo. Todos comenzaron a correr en todas direcciones, y Giselle no sabía qué hacer, se sentía tonta por lo que había bebido, además de que le preocupaba más encontrar a Kevin que salir de ahí. Michael se dio cuenta de que no reaccionaba y la jalo del brazo para llevarla consigo a la parte trasera. Prácticamente la tuvo que arrastrar, ella quería regresar ahí y le decía que tenía que encontrar a su hermano.

-Ya lo mire salir, corre. – cuando salieron, corrieron hacia atrás del callejón y brincaron la pequeña cerca. Siguieron corriendo hasta que Michael le dijo que ahí estaba su moto, y se subieron en ella. Salieron a toda velocidad de ahí, mientras veían que llegaban las patrullas y la gente salía huyendo del bar. Cuando pararon en un parque Giselle no sabía qué hacer. Se dejó caer en el pasto sintiéndose mareada y  perdida, ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Kevin? No se había dado cuenta de que Michael estaba hablando por celular, se le quedo mirando. Recordaba haberlo visto algunas veces en la escuela, pero habían sido muy pocas. Él era alto, de piel clara, cejas gruesas y usaba una barba que hacia resaltar más el contorno de su cara, traía puesta una chamarra de cuero negra que hacían juego con sus botas y sus janes. Sus ojos color miel eran simplemente hermosos, se había fijado en ellos desde el momento en que le dijo su nombre en el bar, y ya no pudo dejar de mirarlos.

- Kevin está bien, tenía veinte minutos de haber salido de ahí cuando todo pasó. – le dijo sacándola de sus pensamientos.

- ¿Qué fue lo que paso? – le pregunto algo atontada, no se había dado cuenta bien del porque salieron huyendo de ahí, todo paso muy rápido.

- un estúpido disparo adentro del bar, no sé si habrá herido a alguien, todos se pusieron como locos, y otros hombres entraron al lugar como buscando a alguien. – Giselle palideció por un momento, pero pensó que sería imposible. Tal vez había sido solo una coincidencia.

- ¿Qué más te dijo Kevin? – intento levantarse pero perdió el equilibrio, casi cae de nuevo al césped pero Michael la tomo por la cintura a tiempo. Se quedaron mirándose lo que parecía una eternidad hasta que él le respondió en voz baja.

- que cuidara de ti. -  la puso de pie sin soltarla, y le retiro algunos cabellos de la cara. Le sonrió ampliamente esperando que ella hiciera lo mismo, pero solo le dio esa mueca rara otra vez.

- eso suena tan estúpido. - lo empujo para intentar caminar, pero casi volvía a caer, estaba mareada, ese vodka no le había caído bien.

- como tu camias es estúpido, vamos, hay que largarnos de aquí, hace frio. – volvió a subirla a la moto y salieron igual de rápido que a como lo hicieron en el bar. 

Momentos InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora