Capitulo Cinco

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Capitulo Cinco.

El fin de semana había sido cansado. Después de lo que paso en ese bar, y de su resaca del día siguiente no le habían quedado ganas de hacerse cargo de su negocio, así que le pidió a Roger que él se encargara. Sus abuelos le habían dado su regalo de cumpleaños el domingo; una camioneta 4x4 color blanca. Cuando se levantó y la miro estacionada enfrente con un gran moño rojo no podía creerlo, jamás imagino que le dieran algo así.

-Nunca nos pides nada cariño. Te la mereces. – fue lo que le dijo su abuelo cuando ella pregunto que se le cruzo en la cabeza al comprarle algo así como regalo – además, así ya no tengo que llevarte a la escuela. –

-Oh yo – interrumpió Kevin – ya es hora de que te muevas por ti sola. – su hermano era un encanto.

Cuando llego a la escuela aparco en el único lugar que encontró disponible. Odiaba manejar, odiaba el tráfico, odiaba no haber encontrado estacionamiento rápido, ese día se levantó odiando todo. Su humor no era bueno y a veces solo empeoraba, como ese día. Bajo de la camioneta y cerró la puerta de un golpe, haciendo que varias personas que se encontraran afuera voltearan a verla ‘’ y el abuelo se pregunta porque no tengo amigos’’ pensó. Fue directo a su casillero, Kevin hacia una hora que había salido de su casa sin haberla esperado, con la excusa de que ya era hora que usara su nuevo carro ‘’maldito bastardo’’. El timbre sonó y ni siquiera había sacado su libro de química, cuando por fin lo encontró tomo sus cosas rápidamente y salió disparada a su clase. Odiaba llegar tarde también.  Cuando llego al salón, su lugar preferido ya estaba ocupado por una rubia estúpida. Paso derecho hacia el final de la última fila, en el último haciendo. Ahora no podría copearle a Jeremy que estaba en la fila de alado pero justo seis asientos delante. La profesora entro y comenzó la clase directo, sin rodeos. Eso le gustaba de ella. Mrs. Smich solo hacia su trabajo, sin divagar en que hacían sus estudiantes ni si ponían atención, lo curioso era que todos lo hacían, pues sabían que ella no dudaría en reprobarle el curso a quien no aprobara el examen. Las primeras tres clases se fueron más rápido de lo que esperaba y ahora moría de hambre. No había visto a Roger, y a Jeremy solo lo vio en la primera clase y de lejos, tenía que saber cómo iba todo. Estaba guardando sus cosas en su casillero, hasta que alguien le quito la mochila del hombro sacándola de sus pensamientos. Volteo dispuesta a tirar un golpe a quien sea que se quisiera llevar su mochila, y se encontró con él. Traía el cabello revuelto y una camisa blanca de cuello v que se adhería muy bien a su cuerpo, su media sonrisa y en la mano sostenía la mochila que le había sacado del hombro.

-Parecía que necesitabas ayuda –

-¿y porque crees que necesitaba tu ayuda? – le respondió bastante ruda, y en su rostro no se encontraba la misma sonrisa tonta del sábado que le había gustado tanto.

-Oye, solo trato de ser amigable contigo es todo – no estaba acostumbrado a que las mujeres le hablaran en ese tono, y no sabía si eso le disgustaba o llamaba más su atención. Ella era tan diferente. Parecía que todas en la escuela sabían quién era el, y todas querían tener algo con él aunque fuera solo por una noche. Jamás la había visto en sus fiestas, aunque casi toda la escuela iba a estas. ¿Por qué se portaba así ahora?

- Tu nombre –

-Michael, ya te lo había dicho, pero no importa. Soy Michael Coban. – le dijo con una sonrisa que hacía que su hoyuelo se viera, extendiéndole la mano, que ella solo miro, así que el la dejo caer.

-Bueno Michael, gracias. Ahora si no tienes otro asunto, vete. – comenzó a caminar hacia el comedor y él le siguió el paso.

-De hecho, quería saber que harás después de clases –

-Estaré ocupada – le contesto  muy rápido –…pero, puedes invitarme el almuerzo si quieres.-  Michael se quedó sorprendido, ella sabía lo que hacía, aunque no se portaba nada fácil. Era muy complicada en realidad. Le dio una sonrisa y caminaron juntos hasta la fila. El tomo dos bandejas en su mano – Tu solo dime que agarro – y le hizo una seña con la cabeza para que caminara.

Estaban sentados en la mesa con los chicos del equipo de futbol, y algunos otros. Era la única mujer en la mesa. De repente sintió la mirada de todos en ella, y eso la incomodo, no le gustaba ser observada, no la hacía sentirse nada cómoda. Jeremy y Roger pasaron alado de la mesa, y se quedaron sorprendidos mirándola, le dieron una mirada de ¿Qué haces ahí? y salieron al patio trasero de la escuela. Giselle solo los ignoro. Michael se la había presentado a todos en la mesa, y le dijo el nombre de todos, pero no se le quedo ninguno a pesar de que varios le dijeron que la conocían pues sabían que era la hermana de Kevin.

-¿Por qué todos me miran? –  

-Simple. Eres hermosa.  – le respondió con una sonrisa.  En realidad no entendía que pasaba, incluso algunas personas de la mesa la veían por el rabillo del ojo.

-Oye hablo enserio, ¿Qué les pasa a todos? –

-Pues, veras, no es por alardear, pero parece que no te has dado cuenta de que estas sentada con el chico más guapo de toda la maldita escuela –

-Arrogante –

-Amargada – pego su mirada con la de él, por lo general cuando decía algo así no le contestaban, solían alejarse de ella, pero ese chico parecía divertirse. ¿Cuál era su problema?

-Veras, por cada insulto que me digas, yo tendré una palabra para decirte que empieza con la misma letra ¿qué te parece? –

-Interesante – respondió con una sonrisa que apenas se alcanzaba a divisar. Sentía que este chico tal vez podría gustarle, solo tal vez. Comenzaron a platicar sobre ningún tema en específico, solo divagaban en cosas sin redundancia pero se divertían. Giselle trataba de ignorar las miradas de todos pero le estaba costando mucho trabajo. Muchas de las chicas incluso la veían con odio, y eso era lo único que la divertía. Varios chicos de la mesa también estaban conversando con ella, y la hacían reír diciéndole que cuando le contaran a Kevin que su hermana se había sentado en su mesa se iba a morir de un infarto, estaba bastante entretenida hasta que sintió algo caliento resbalar desde su cuello hasta su cintura. Era sopa. Pronto se escuchó un ‘’Uhh’’ por parte de todos los que se encontraban en el comedor, se puso de pie y miro a una Barbie parada frente a ella con su bandeja en una mano y el plato ahora vacío en la otra.

-Qué demonios te pasa Vanessa! – le grito Michael a la rubia que tenía una ceja alzada mientras veía de pies a cabeza a la pelirroja.

-Perdón. No mire que estaba ahí. – le dijo burlona, pero cuando menos lo pensó ya se encontraba en el piso con su labio sangrando. Todo el comedor quedo en silencio. No había sabido que había pasado y soltó un chillido. Giselle había tomado su bandeja y la había golpeado de lleno en el rostro con todo lo que tenía en ella.

-Lo siento, yo tampoco te mire. – dijo con esa sonrisa poco visible. 

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La de la derecha es Giselle Vittorio ( o mejor dicho la idea que tengo de ella) 

Besos (: 

Momentos InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora