Seis - Maltés

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Luke no se apareció por la casa de Michael, ni siquiera se mensajearon. El teñido deducía que luego de que el Golden retriever derribara las macetas de plantas él se había enojado realmente, sobre todo cuando el cachorro sacudió el montón de tierra sobre su ropa limpia.

Por eso es que se le ocurrió una idea para que dejara su enojo de lado, en poco tiempo Luke se había convertido en algo más que "el chico que derramó un batido sobre su camisa por ir escapando de un perro chihuahua", un amigo talvés,00 para él y su adorable Becky. Era gracioso pensar que el chico odiaba tanto a la pekinés, mientras que ella se entretenía jugando con los cordones de su zapato.

-¡Foxy saluda a Mike! -gritó la chica sosteniendo al pequeño cachorro en el umbral de la puerta.

Maia, su vecina, le propuso hacer un intercambio de mascotas. El chico aceptó un tanto inseguro, puesto a que por un lado deseaba pasear a su cachorra pero a la vez desconfiaba de sus cuidados con Becky.

-¡Es encantadora! -respondió Michael acariciándola.

-Confío en que cuidarás de mi bebé, y también que Foxy se comportará -advirtió, para luego darle un pequeño bolso.

-¿Qué es esto? -le preguntó extrañado intentando abrirlo pero ella se lo impidió.

-Contiene una botella de agua, un tupper con comida, uno que otro juguete, perfume y pañales -informó.

-Espera, ¿todo esto es de Foxy? -cuestionó mirándola extraño.

-Es como una hija para mí -la observó con ternura.

-Un perro no necesita pañales -aclaró enarcando una ceja.

-Foxy sí, ahora, ¿dónde está Becky? -Michael frunció el ceño ante sus palabras.

El chico silbó, en unos segundos Becky estaba a su lado, volteó a ver Maia, quien lo miraba de pies a cabeza con una mueca de asco en sus labios. Michael se sintió incómodo, Maia era una linda chica dos años menor, había oído por algunas vecinas que acostumbraba a hacer amigas para luego hablar pestes de ellas. Por su reacción hace un rato, lo más probable es que con Michael hubiera pasado lo mismo.

-Becky es muy juguetona y cariñosa, de seguro te amará -intento creerse sus propias palabras antes de hacer el intercambio de mascotas.

Al tener a Foxy en brazos y el bolso colgando sobre su hombro, ella cerró la puerta en su cara sin siquiera despedirse. Por suerte, Maia tenía su número telefónico por si algo pasaba con Becky.

Camino a casa de Luke, Michael ensayaba su monólogo, que básicamente, eran un montón de frases al azar realmente estúpidas. Sólo esperaba a que no siguiera enfadado y que adorara a Foxy igual o más que él.

Tocó el timbre y a la tercera vez la puerta se abrió, el chico rubio tenía los ojos hinchados, el pelo desordenado y la almohada marcada en el rostro. Inmediatamente Michael se arrepintió de venir.

Seguido una chica rubia salió de allí, dejando un casto beso en la mejilla de Luke. Doble razón para no haber venido.

-Creo que vine en un mal momento... -dijo dándose la vuelta para irse junto a Foxy.

-¡No! entra, por favor -pidió.

Michael tomó en brazos a la pequeña maltés y caminó desconfiado. Se quedó estático a un costado del sofá, debatiéndose en si su visita duraría o simplemente debía cruzar esa puerta para no volver.

Hasta pensaba que el hecho de alejarse por un momento de su pekinés le había afectado.

-Bueno... ¿y qué te trae por acá? -preguntó con la voz rasposa.

Smoothie (ADAPTADA) MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora