Capítulo 5: "Ojo por ojo, y diente por diente"

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  -Entonces, ¿es algo que te atormenta, con cierta frecuencia?
-Sí. Después de lo que pasó con mis padres...no me ha dejado en paz. Durante todos estos años yo...
-¿Por qué no has tratado de pedir ayuda?
-¿Cómo podría pedirla?, si Dios nunca se ha tomado la molestia de escucharme
-Oh vamos –palmeaba su espalda- Dios siempre escucha, a todos por igual...
-Si fuera así, desde hace mucho debería de haberme ayudado
-No has pensado, que tal vez te encomendó a ti... y sólo a ti, una misión, ¿cómo esta?
-Y, ¿por qué quisiera...
-Bueno, si crees en Dios, crees en el diablo. Si crees en el diablo...crees en Dios –lo miraba de forma penetrante, como dándole a entender que esa frase tan común, si le pones un poco más de atención, su significado, va más allá de lo que normalmente se cree- Puede que el mal... sea ingenioso y persuasivo para engañarte y manipularte. Pero Dios, siempre estará en el momento justo, y nunca dejará de tenderte la mano, por más errores que puedas llegar a cometer...
-Entiendo...
-Sé que es desgastante, pero ten por seguro que estarás bien. Ten fe...y esperanza –le revolvía el cabello- lo que justamente quiere la oscuridad es que la pierdas; pero sólo con ello podrás librarte de eso... de cualquier forma, me gustaría ir, si me lo permites, a tu apartamento. Quisiera saber que pasa exactamente
-Pero...
-No te preocupes, me encargaré de que todo salga bien. Después de lo que me contaste; tendré más precaución –le sonreía apacible-
-"Es como, si todo lo que dice, por primera vez, pudiera creer...en sus palabras. De sólo escuchar, su voz, es tan...como si fuera un tranquilizante, mejor que cualquier otra droga, yo; me siento, seguro...más que nunca. Puede que sea el lugar, o que es la primera vez que alguien cree en lo que digo y en lo que siento; más allá de restringirse a medicamentos y terapias, que no sirven más que para soportar el dolor, y la amargura, de una triste realidad... O tal vez sea él...
Tan tranquilo, sereno y...para ser tan calmado, como si volara...como si cada partícula de aire, entrara y saliera con orden; tan cálido que quema, tan pesado que asfixia, un brillo que deslumbra, y un suspiro que disimula; que invita a la tranquilidad, a perderte en la paz del cielo, en lo profundo del suelo...en la oscuridad brillante del mar...
Y aun así, cuando me repite que todo estará bien...en el fondo, la verdad más pura que puedo ofrecer, es que me muero de miedo.
Me paraliza el hecho de pensar, que todo aquello que viene persiguiéndome desde que mató a mis padres... al fin tenga la fuerza para matarme a mí también. Que tenga la fuerza suficiente, como para llevarme con él. No puedo mentir... que me aterra; me aterra que se meta con Gaara, que le haga algo a Shizune o a Tsunade...me asusta que, quiera dejarme solo de nuevo...para por fin, delinear en mi alma, todo el dolor que he mantenido oculto, en estos últimos años. Sólo quiero escapar, aun sabiendo, que no hay escapatoria. Así fuera al fin del mundo...siempre me encontraría, por el simple hecho, de que en su mundo, no hay fin; en este mundo, no tiene fin, y este mundo, es sólo una pequeña pizca, una partícula diminuta, un átomo, o una molécula...si se le compara, con el mundo de donde viene... donde no hay más que oscuridad, no hay más que dolor... la verdadera nada, la soledad infinita...y el odio más puro...la maldad más grande y el sadismo más enfermo. Ese, es el verdadero infierno...y no quiero estar ahí, yo no..."
-¿Sasuke?
-Estaría bien pero, saldré de viaje, no estoy seguro de la fecha, pero de cualquier forma, ah...
-Es cierto –golpeaba una de sus propias manos con gracia- puedes hablarme de tu. De lo contrario me harías sentir sumamente viejo
-Bueno...-desviaba la mirada- ¿cuál es tu verdadera edad? –"Tan nervioso, ¿por qué un sacerdote me pondría tan nervioso, de esta manera?" –pensaba-
-Pues, verás, generalmente, la gente piensa que soy un verdadero joven, pero la verdad es que tengo mis años
-No me vas a decir que tienes cuarenta
-Ah claro que no –se reía sonoramente- tampoco estoy tan viejo, ¿qué te pasa? –seguía sin poder evitar su preciosa risa- tengo treinta y dos años
-Ciertamente ya tienes tus años... pero, eso quiere decir que tú –se quedó pensando un poco- ¿siempre has sido sacerdote?
-Buena pregunta –le guiñaba el ojo, algo que tal vez Naruto no notó, pero hizo que Sasuke se sonrojara un poco y aumentara su nerviosismo- en realidad no. Antes de dedicarme a esto, yo era psicólogo
-Psicólogo –se notaba una gran impresión en su voz-
-Me imagino que debes de estar muy acostumbrado a ellos, pero ciertamente, es un poco sorprendente, ¿no?
-Es justamente lo que estaba pensando..."y aún así entiende" –se decía- "¿qué habrá pasado?", de cualquier forma, ya debería irme, tengo un asunto que atender –lo miraba; porque si bien apenas y se conocían... Sasuke lograba estar estable emocionalmente, más tiempo que nunca-
-¿Sasuke? –le replicaba-
-¿Sí? –lo miraba algo distraído-
-Toma esto –se sacaba del cuello un rosario, y con una enorme suavidad se lo colocó en el cuello a Sasuke, guardándolo, detrás del suéter negro, que llevaba consigo- cada vez que esté cerca...o sientas que algo malo va a pasar...ya sabes que hacer, no es necesario que te lo diga –le sonreía-
-Lo sé...gracias –lo vio momentáneamente, y después sonrió-
-Ve con cuidado... regresa cuando quieras
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Mayoritariamente, el resto de la tarde transcurrió normal. Sasuke se dedicó a investigar en internet hoteles y atractivos en Alemania, para tenerle perfectamente planeado el tour a Gaara, que seguramente ya traería consigo las fechas y números de vuelos para todo el trayecto.
Cuando al fin ya estaba aburrido y cansado tanto de la luz de la computadora, como de los lentes que debe de usar, pasó a acostarse un rato para ver la televisión un rato, en aquella amplia sala de cuero negro que tenían. Era tan reconfortable, fresca y a la vez cálida... mientras cambiaba la transmisión con el control de la tv, un pequeño "flasback" recorrió su mente. Naruto...el sacerdote, padre o lo que sea. Ese hombre tenía algo, y no era sólo esa, "energía" tan positiva que le transmitía, tan cálida y gentil, tan serena y apasible, que embaucaba, atraía, y de cierta forma lo hacía tan...irresistible...
¿Irresistible?, ¿pero a qué? ¿cómo podría estar diciendo esas cosas? Seguramente sólo se trataba del pequeño destello que le transmitía, al final después de tanta oscuridad, un rayo de luz puede cegarte.
Cambió rápidamente sus pensamientos, a otra clase de recuerdos, como los que ha tenido con Gaara, pero aún así, en el fondo, en su subconsciente, lograba escuchar a gritos, los susurros de ese hombre, podía mirarlo, recordar su esencia...pero no; toda clase de pensamientos positivos fueron ocultados por regresiones de aquella noche. Otra vez, la misma historia, la misma casa, la misma fría y roja nieve, cubierta de sangre...cubierta de su sangre...oliendo la humedad de la tormenta, respirando el aire helado de esa noche, inhalando la muerte que llevaba en ella, viendo, observando, mirando...a lo lejos...más sangre, más muerte, más susurros...sintiendo la respiración de alguien, no...de algo...más susurros, palabras incomprensibles, no las entiende, o no las quiere entender...tratando de olvidar cada detalle, tratando de omitir todo lo que pasa...un empujón...llanto, súplica y gritos de cualquier niño a su edad...un arrastre...sólo puede ver...con ojos entrecerrados, como viaja entre la nieve; golpea el rostro contra unas rocas, todo es tan rápido...regresa a la casa de dónde había huido, baja las escaleras del sótano...de nuevo la oscuridad, de nuevo el último soplo de vida, el último respiro...miedo, terror, angustia...susurra, susurra cosas que molestan a ese "algo" que lo acompaña, a ese "algo" que lo llevó de nuevo ahí, arrastrándolo con sus garras, llevándolo al más cruel de los sufrimientos, plasmando desde ya en su alma...el dolor con el que cargará toda su vida, sea mucha o poca...la oscuridad, de nuevo lo abruma, lo absorbe...lo limita a no hacer más que mirar...mirar su alrededor, aun sabiendo que no verá nada. Y si lo ve, sabe perfectamente bien, que no le gustará, siente que se muere, el aire se va...un ataque de pánico...el piso crujir, escuchar que se acerca...se acerca...cada vez más cerca...sentir la respiración, la maldad y la carga tan negativa, tan indulgente, que te hace sentir...mal...que te provoca a comportarte realmente mal, que te seduce a hacer el mal...mal...oscuridad...maldad...terror...miedo...pánico....y empieza de nuevo la cadena antes de poder sentenciar el final...y antes de que llegue, sólo un grito ahogado en la oscuridad.
-Sasuke ya llegué –decía Gaara a la par de que dejaba sus llaves en la mesa del recibidor-
-Umn –balbuceaba tratando de decir algo-
-Perdón cariño –se acercaba a besarlo- te desperté
-No hay problema
-¿Supongo que eso es bueno?
-Me alegro que me hayas despertado –Sasuke hizo una breve pausa, recordando de nuevo lo que había...soñado; para después volver a la realidad del momento y tratar de animarse un poco- Tsunade ya me ha entregado los medicamentos
-Perfecto. –Pasaba por detrás del sillón donde el otro chico se encontraba aun acostado mirando al techo. –Ya tengo posible fecha para los boletos –iba a su cuarto para cambiarse a su pijama-
-¿Cuándo? –ladeaba el rostro para sacarlo del sillón y poder alcanzar a verle si no el rostro, al menos el cuerpo...o algo de este-
-En una semana
-¿Tan pronto?
-¿Por qué no?
-Me sorprende por el hecho de que tu eres "señor ocupado, agenda una cita con mi asistente" –le decía con cierta diversión en su voz-
-Pues vete sorprendiendo más seguido –le contestaba de la misma forma- pero entonces, ¿está bien?
-Claro que está bien –Gaara podía escuchar el optimismo en su voz-
-¿Entonces ya tienes todo lo de tus medicamentos listos?
-Ajá...
-¿Ya hablaste entonces con Tsunade y...
-Amor...no soy un niño...
-Lo siento –decía con tristeza exagerada, en tono de juego-
-...Sólo recuerda, que estaré bien...y más contigo
-Eso trato de hacer...pero... es tan complicado –susurraba- el pensar que algo podría pasarte...jamás podría perdonármelo, y menos...si es algo, que yo pudiese evitar...
-¿Qué dijiste amor?
-Que eso trato –gritaba-
-Bueno...ya tengo el itinerario
-Que rápido...-regresaba a la sala, ya cambiado y se sentaba en el sillón de enfrente- Entonces, sólo espero que no te moleste la hora de partida
-¿Es muy temprano? –arqueaba su ceja izquierda-
-No...mucho
-¿A qué hora?
-Bien, como no podemos tomar un vuelo directo...tenemos que hacer escala, y... esperar un buen rato. Bueno, un par de horas...
-¿A qué hora? –repetía-
-Tenemos que estar en el aeropuerto a las cinco y media de la mañana
-Salimos siete y media
-Sí...y hacemos tres horas, quince minutos, para llegar a nuestra escala, y de ahí...
-Trece horas...
-Trece horas, pero en la escala tenemos que esperar cuatro
-¿No pudiste encontrar algo mejor cierto?
-No
-Bueno, ya no importa
-Será bueno, ir a comprar algunas cosas que nos hagan falta
-Vamos mañana...
-Nos vamos el lunes
-Oh bien... cinco días
-Vamos mañana a comprar lo que haga falta y... el viernes vamos a cenar, ¿te parece?
-Me parece, y mucho –le sonreía-
-Te amo
-Te amo –le regresaba la misma mirada juguetona y divertida que le ponía Gaara, además de esa seductora e irresistible mirada-
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-¿En qué momento realmente fue...que me quise meter en esto? –se decía así mismo, en voz alta, no había nadie alrededor, cualquier persona estaría lo suficientemente lejos de donde su habitación se encontraba- ¿las cosas, tenían que ser así? Y ahora...un nuevo caso... -se recostaba en su cama y cerraba los ojos, recordando a su vez, lo sucedido en el día...
-¿Con quién estás tomando terapia?
-Con Shizune, y la doctora, Tsunade
-¿Tsunade-sama?
-Sí...supongo que es buena
-Es la mejor de todas en el comité de psiquiatría del país...pero, ¿por qué lo supones?
-Porque hay cosas...que ni ella ni la medicina pueden curar
-Lo sé....lo sé....
Y de nuevo, toda su vida la miraba en su cabeza. Todo daba vueltas, y regresaba a ese día en especial...todo regresaba a cero, la cuenta estaba a punto de iniciar, todo, todo...de nuevo; el mismo dolor, el mismo sufrimiento, el suceso...como se dieron los hechos...todo de nuevo estaba en su mente...los gritos, el público, su rostro... como olvidar ese rostro... De algo que pudo salvar...pero al bajar la guardia... lo perdió todo. Algo que vio venir, pero prefirió hacer...nada...
Una condena con la que cargaría para siempre. Esa mirada, esas últimas palabras, ese último suspiro, ese último movimiento, ese último pensamiento; que lo carcome, hoy por hoy...
-Y ahora...Sasuke... necesita ayuda...-miraba el techo- tengo que buscar su expediente...ojo por ojo, diente por diente...
Algo tan prohibido, incluso dentro de estas paredes...demonio...es lo único de lo que no quieren hablar...pero es de lo que más necesitan hablar...

Líbranos del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora