Capítulo 12: "La locura es mi refugio"

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  -Necesitamos todo tu valor Gaara –hablaba Tsunade invitándolo a unir sus manos, pero en el momento en el que el chico giró la mitad de su cuerpo para poder hacerlo, la sorpresa en cada uno de ellos no se hizo esperar; tampoco era para menos, Gaara acababa de tocar y dejar en la mesa, uno de los cráneos que habían encontrado en el altar; acto que desencadenaría toda una serie de hechos sin control-
-¿Quién te dijo que tocaras eso? –Sasuke lo alejaba un poco-
-En verdad, ¿eres idiota? –El rubio estaba que no se lo creía. ¿Era posible que existiera gente tan descerebrada, que no es capaz de hacerle caso a su fiel y primitivo sentido de supervivencia? Pues al parecer ahí tenía su respuesta-
-¿Pero qué hice? –El pelirrojo no salía de la ensoñación tan inocente y peligrosa que había provocado en sí mismo-
-Gaara, creí que eras más listo que esto... –suspiraba la mujer-
-Yo sólo... -se echó para atrás asustado, pensando en lo que sucedería después de eso. Pero, ¿qué más podía hacer? Desde que los vio le dieron mucha curiosidad, necesitaba saber si eran cráneos verdaderos...- En verdad fue sólo, curiosidad
-¡¿Curiosidad?¡ -Sasuke se alteraba- tú... -se frotaba el cabello con desesperación-
-Realmente creí que ayudarías... –Naruto se acercaba a él con un poco de decepción en su rostro.
De su maleta colgaban ya algunas cuerdas- tendremos que hacer algo contigo –volteaba a ver a Sasuke para buscar su aceptación-
-Yo, lo siento... no pensé... -Al fin, después de algunos minutos, empezó a comprender la seriedad del asunto. Algo que no quería tomar en cuenta, al menos hasta ese momento-
-Dinos algo que sirva... –Tsunade lucía molesta- escucha con atención. Vamos a tener que atarte a... –la mujer rubia buscaba alguna silla, o algún lugar donde pudieran sentarlo- aquí –señalaba a una especie de sillón viejo que se encontraba al fondo de la habitación-
-¿Qué? ¿Por qué? –El chico lucía totalmente asustado y alterado. Movía las manos en forma de mohín- no hice nada, ¿por qué quieren hacerlo?
-Es necesario –sentenciaba Sasuke- sufrirás algo llamado... -lo miraba a la par que lo tomaba de los hombros, y con cuidado lo llevaba hacia el sillón. Una vez que logró hacer que se sentara, notó que las manos del pelirrojo temblaban con fuerza, al parecer moría del susto- Contaminación mental
-Contaminación... -susurraba Gaara, regresándole la mirada aunque algo perdido al menor- ¿qué es eso?
-En realidad, tardaría mucho en explicarte la teoría –Sasuke tomaba las cuerdas a la par que Naruto las colocaba alrededor del cuerpo del chico de cabellos rojos- así que me lo ahorraré. El hecho de que hayas tocado o interactuado con cualquier tipo de cosa o artefacto que ha sido elaborado, usado o que ha estado presente en algún tipo de rito de magia negra; puede provocar en ti, algo conocido como perturbación de la mente –suspiraba para poder continuar después- ¿por qué lo hiciste? –se daba unos segundos más para verlo con reprimenda. Enseguida continuó- dicha alteración, puede ser provocada por alguien, o muchas cosas a la vez; se encargan de confundir tu cerebro y no puedes distinguir la realidad... te lo puedes imaginar como algo que hace que todos griten y sufran, mientras ven frente a frente aquello a lo que más le tienen miedo... con el tiempo empeora, muy rápido, en minutos u horas...
-Eso, es... ¿real? –Sasuke le hablaba tan rápido que le costaba mucho seguirle el paso y entender lo que estaba diciéndole-
-¿No soy tu mejor ejemplo para saber qué es verdad? –sonreía de medio lado- necesito que hagas algo... -agachaba su cuerpo para acercarse a su rostro- pase lo que pase... y veas lo que veas, no es real –besaba su frente- sé que tienes mucho miedo, de hecho, estás aterrado... pero quiero que estés consciente de que nada de eso, tiene poder sobre ti
-¿Y cómo quieres que me quede claro? Sasuke, me estás diciendo que me volveré loco en cuestión de minutos, y quieres ¿qué esté tranquilo?
-Sí –Le dedicaba una mirada de lo más serena. Como si fuera una situación casual, como si estuvieran acostumbrados a ello; técnicamente el menor vaya que lo estaba. Durante toda su vida tuvo que luchar contra las cosas tanto buenas, como malas que lo siguieron hasta la fecha-
-¡¿Qué?¡ ¿quién puede estar tranquilo? Es imposible, tú...
-Cuando lo veas, dile que se vaya, que no tiene ningún poder sobre ti –le daba la espalda para seguir preparando lo que hiciera falta-
-¿Cuándo vea qué? –A pesar de que ni siquiera había empezado; Gaara ya se estaba alterando.
-Lo que sea que veas... -el chico dejó la frase al aire; cosa que en vez de tranquilizar al mayor, lógicamente lo único que logró fue asustarlo más-
-¿No me puedes dar un ejemplo? –Dentro de esa plática, trataba de sonar sarcástico. Parecía ser una broma de muy mal gusto-
-Cada quién es diferente, no sé qué vayas a ver.... –Incluso Naruto y Tsunade podrían haber jurado, que el chico estaba jugando con la mente del otro. Vaya crueldad-
-¡Sasuke¡ -Gritó tan fuerte que hasta provocó la caída de unas fotos pegadas a la pared con cinta adhesiva. Aunque le sacó un pequeño escalofrío, y una ligereza de culpa, no iba a ceder. Estaba un tanto molesto de las tonterías que hizo. Tal vez no fuera un experto en el tema, pero generalmente el sentido común es el que salva a las personas de morir por curiosidad. Pero Sasuke se dio cuenta de que eso no funciona en Gaara, al menos en ese punto- Sólo repite que no tiene poder sobre ti –le contestó a la par que apretaba las cuerdas todo lo que podía, para que rodearan bien su cuerpo-
-¿Por qué me aprietas tanto? ¿Qué es esto? –Trataba de buscar desesperadamente una mirada que jamás llegó-
-Es por sí acaso... -Evitaba el contacto visual con él-
-¿Por si acaso qué? –Gaara lo veía perdido en el espacio. Estaba tan asustado, que no podía ni creer lo que estaba sucediendo, y todo por andar de curioso. Trataba de aflojar las ataduras, pero era en vano. Se habían encargado de amarrar sus piernas y brazos a las patas y extremos del sillón- ¿Sasuke, Naruto? ¿Qué pasa? No entiendo, ¿cómo es que...?
-De aquí en más, cállate y déjanos trabajar... -se sobaba la cien- esto es tan difícil y solo nos estorbas –hablaba Naruto-
-¿A dónde se fue tu amabilidad? –Le preguntaba Tsunade de una manera divertida-
-Es sólo que quiero acabar con esto; además sensaciones como las que evoca esta casa me ponen de mal humor, es como estar recordando en todo momento lo que pasó aquí. Es casi omnipotente... ahora mismo estoy viendo el exorcismo y no me gusta; no soy el único, incluso es posible oler, ya te has dado cuenta, ¿no? A pesar de que no estuvimos aquí, puedo decir sin error alguno como se dieron las cosas... hay cargas tan pesadas en este lugar –suspiraba con pesadez- puedo sentir la energía de cada uno; la casa está llorando –miraba hacia el techo, entrecerrando los ojos; meditando, buscando todo aquello que se encontrara en el lugar- tú también lo sientes, hay tristeza, odio, desolación, sangre... mucha sangre, violencia, cosas realmente malas. La casa se incendia, parece estar en llamas –una lágrima bajaba por su mejilla izquierda- es demasiado abrumador... lo siento, pero lo que menos quería eran interferencias, y ya tenemos una –giraba su mirada a Gaara; podía notarlo, la contaminación pronto se haría presente, se había vuelto más pálido y le costaba respirar- será mejor acabar con esto rápido, no quiero estar más aquí... es demasiado asfixiante
-Imagina como me siento yo... –Sasuke caminaba alrededor de la habitación, mirando a su alrededor, como si el mundo no se detuviera, como si el tiempo, no hubiera transcurrido. Las imágenes corrían tan rápido en su mente, que comenzaba a percibir las sensaciones que Naruto había descrito antes- ¿cómo vas a atraerlos?
-¿Gaara? ¿Estás bien? –Tsunade interrumpía la plática en ese instante- creo que ha empezado –miraba al chico que estaba sudando frío-
-¿Por qué... a Naruto no le pasó nada? –Preguntaba el pelirrojo con dificultad-
-Con él es diferente... -Sasuke tomaba las riendas de la situación- puede que se haya subido en el altar, pero tomó los cuidados necesarios para hacerlo. Cierra los ojos, muy fuerte, dile que no tiene poder sobre ti
-¡¿Pero cómo?¡ con sólo decir eso no se irá... -de un momento a otro se quedaba callado, agachó la cabeza, como si se encontrara dormido; los segundos pasaron, incluso lucía como si no respirara, los tres lo miraban algo aturdidos, sabían que las cosas raras empezarían a manifestarse; Naruto se acercó un poco y de la nada Gaara trató de levantarse con todas sus fuerzas. Gritaba que el demonio estaba con él, que se encontraba a su lado, que quería comérselo. Agitaba su cuerpo de un lado a otro queriendo zafarse; quería irse, necesitaba salir corriendo de ahí. Veía cuerpos por todos lados, observaba los cadáveres de todos en el suelo; estaba aterrado
-¡Gaara escúchame¡ -El moreno intentaba calmarlo, pero era en vano. Para ese momento, no escuchaba razones-
-¡Está aquí, está aquí¡ -Se golpeaba tan fuerte contra los lados del sillón, que su crujir era evidente, por poco a segundos parecía romperlo. A pesar de que se le dijo tantas veces lo que sucedería, Gaara hizo caso omiso, y prefirió creer cosas que ni siquiera estaban sucediendo-
-Sasuke, déjalo, se le deberá pasar... –Naruto le hablaba colocando una de sus manos en el hombro de susodicho. Una vez ya enfocados en lo que harían, sacó de su maletín algunas cosas necesarias para comenzar con el exorcismo a la casa-
-¿Cuál crees que llegue primero? –El menor de todos ahí le hacía la pregunta más bien como si fuera una confirmación de que posiblemente ambos ya sabían la respuesta-
-Eso no lo sabemos –intentaba engañarse a sí mismo y al otro. Sólo le dedicó una corta mirada y se volteó a ver a la mujer- Tsunade... –le indicaba que se acercara- ¿puedes acomodar esto? –Le entregaba cinco cuchillos diferentes sobre el viejo colchón roto que emanaba un olor nauseabundo, al cual lo cubrieron con una manta blanca- Está demás decirte que estés tranquilo... –ahora se enfocaba de nuevo en el moreno. Su voz parecía serena, pero eso no le quitaba la seriedad e importancia que Sasuke le tendría que poner- ver a tu hermano será muy difícil, pero recuerda que ya no hay rastro de él... puede que quiera engañarte, pero su humanidad ha sido absorbida, ya no queda nada, ¿de acuerdo?
-Sí –Desviaba la mirada-
-Necesito que de verdad lo creas, van a intentar poseernos, el blanco más fácil eres tú–la tensión en el ambiente se hacía cada vez más grande y Gaara no ayudaba mucho; de la nada se alocaba cambiando su voz, gritando, llorando, para que después pareciera estar dopado. La verdad era que si bien eso ya lo habían visto muchas veces, estaba colmando un poco la paciencia de los tres... Hasta ese momento aún no se había manifestado nada importante, pero esas intervenciones del chico, atrasaban lo que debería de ser resuelto lo más rápido posible -bueno, sé que esto será muy difícil, pero creo que lo mejor será acabar primero con la cosa que viste aquella vez... -El rubio trataba de pausar su oración para que el otro chico lo asimilara; pues lo que estaba a punto de pedirle, necesitaba mucho coraje, valor, concentración y fuerza emocional.
Sasuke dudó por un momento, pero después de dejar salir un suave suspiro de sus labios, decidió ni siquiera contestar. Simplemente se colocó al centro de la habitación, cerró los ojos, y comenzó a revisar toda la casa adentro de su mente. Así como lo hacía, Tsunade rápidamente trazaba algunos símbolos a los pies del muchacho para poder protegerlo de lo que sea que se apareciera. Todos sabían que la fuente del mal se ocultaba ahí, en algún lugar de la casa.
Naruto por su lado, se encargó de sacar una biblia y una especie de caja metálica con algunos escritos a los lados; las letras estaban talladas en latín, y por su apariencia podría datar de hace ya varios siglos. Aunque en realidad la historia de ese pequeño objeto, era más oscura de lo que parecía. Como Tsunade lo recordaba, era una de las cajas que utilizaba la inquisición para encerrar a los demonios que atormentaban al clérigo y personas de la realeza.
Oficialmente, en la actualidad se tenía registro de dos de ellas. Una, se encontraba en el Vaticano, y la otra... se había considerado perdida. Pero ahora, al menos la rubia, sabía en donde estaba.
Sasuke se encontraba como en un sueño. El hecho de que cerrara los ojos, provocó que imaginara toda la casa, que su espíritu se separara un momento de su cuerpo, y comenzara a rondar por ahí. El objetivo que tenía, era justamente el de encontrar a ese demonio de ojos rojos que tanto lo molestó desde que era niño.
Si bien a veces las sensaciones que transmiten demonios, fantasmas, espíritus chocarreros y demás seres son muy parecidas; el joven podía identificar con lujo de detalle, la vibra tan característica que emanaba de ese ente en especial. Porque era algo que nunca había sentido antes, y que a pesar de ver más de una infinidad de cosas, por más feas o macabras que hayan sido, ninguna se comparaba a ese ser, hecho completamente de maldad y oscuridad.
Recorrió los pasillos y las habitaciones, realmente no había encontrado nada. A lo lejos podía escuchar la voz de Naruto diciéndole que tuviera cuidado, porque el hecho de que no se viera nada, quería decir que el demonio estaba más cerca de lo que se podían imaginar; entonces lo que tendría que hacer cuando lo viera, sería regresar de inmediato al sótano y a su cuerpo.
Dichas recomendaciones fueron realizadas casi después de que el rubio terminó de hablar; dado que cuando Sasuke entró al último cuarto, dónde aparentemente dormía la bruja... pudo sentirlo.
Ahí estaba la sensación de enfermedad, malestar, ganas de suicidarte, mucho frío, terror, pánico, desesperación porque no puedes escapar, impotencia de que no puedes si quiera hablar.
Sasuke estaba reuniendo mucho valor para seguir viendo. En el suelo, cuando agachó la mirada, pudo notar un rastro de huellas; parecían de algún tipo de animal, no estaba muy seguro, pero recordaba haberlas visto antes. Esos tres dedos que se dibujaban en la madera ya podrida, le resultaban muy familiares. Siguió el rastró hacia lo que quedaba de cama, bajo los resortes ya salidos del puro hierro que yacía oxidándose. Las huellas seguían a la pared, y después al techo.
Sasuke levantó la mirada, pero las marcas no se quedaban ahí, giró su cuello un poco más, llegando así a la conclusión- "No mires atrás" –se dijo así mismo visiblemente aterrado. Tenía que tranquilizarse o esa cosa que estaba detrás de él podría hacerle daño. Necesitaba mostrarse neutro y sereno, requería la cabeza fría. Trastabilló unos momentos, preguntándose qué hacer, pues ahora, concentrándose podía sentir su respiración en el cuello y dedicándole una mirada al piso, observaba como la sombra del demonio se abalanzaba sobre la de él. Inmiscuida, tratando de devorarlo.
En ese momento respiró, muy profundo. Y empezó a recordar situaciones agradables, llenas de amor... y cuando al fin supuso que tenía suficiente energía para darse la vuelta, soltó un grito fuerte, lo más fuerte que pudo y le dio la cara al demonio que hizo lo mismo.
Abrió los ojos ya en el sótano, Tsunade y Naruto estaban al tanto de lo sucedido pues el chico les narraba a partes lo que sucedía. El rubio estaba listo para cuando esa cosa apareciera; por lo que Sasuke comentaba, en ese lugar el ente era mucho más fuerte, estaban en su zona de guerra. Lo había notado más lleno de oscuridad. Cuando lo miró a la cara, si bien le dio miedo, también descubrió que en el fondo, no era tan grande como él quería que lo vieran. Tal vez si tenía más fuerza; pero el espectro que vio de enormes ojos rojos de casi dos metros, era una farsa. Sólo en la negrura, en la noche, en la oscuridad se hacía lucir más alto.
Sus pensamientos fueron arrasados en unos segundos, pues al fondo, en el pasillo que llevaba a la habitación donde todos se encontraban; se podía escuchar un susurro, unos pasos tan pesados y huecos que cada vez al oírse y sentirse más cerca, provocaban nerviosismo, inquietud, ansiedad de no saber qué esperar... miedo. Y sin embargo intentaban respirar, abrir su mente para no ser sorprendidos, especialmente, para no ser poseídos. Pero olvidaron por completo, un pequeño detalle... Gaara.
De un momento a otro, los sonidos cesaron. La casa quedó en silencio. Sasuke aún se encontraba dentro del círculo que la mujer le había dibujado. Naruto ya tenía su rosario y biblia en mano que le ayudaría a protegerse, mientras que la última, simplemente sacó de su blusa un collar en forma de estrella de seis picos, elaborada de cuarzo blanco que estaba bendecida y tratada, especialmente para poder defenderse contra seres de oscuridad.
Naruto miraba hacia la nada, esperando o tratando de intuir su próximo movimiento, y fue que cayó en gracia. Le pidió a Tsunade que le pusiera un rosario a Gaara, pero su reacción fue demasiado lenta.
Para cuando lo intentó, las cuerdas que lo mantenían sentado se rompieron y la mujer fue lanzada al fondo del pasillo oscuro, recibiendo un fuerte golpe.
Naruto decidió irse en contra de ese ser que había invadido el cuerpo de Gaara; pero como era costumbre de ellos, la poca luz que llevaron consigo se extinguió-
-Pase lo que pase, no salgas del círculo Sasuke –susurraba el de ojos azules-
-¿Qué va a pasar con Tsunade? –Su voz se sentía preocupada, mucho más que tensa. Era como revivir el trauma una vez más. Las manos empezaban a sudarle, se sentía extraño, fuera de sí, cómo en un sueño.
Sintió el cuerpo de Naruto acercarse, estaban prácticamente uno al lado del otro, sin a qué recargarse realmente; lo que les asustaba un tanto, puesto que Gaara podría aparecer en cualquier lado.
En ese momento, los ruidos llegaban de todos lados: arriba, abajo, a los lados, atrás. Escuchaban como si alguien se moviera tan cerca... podían ubicar el sonido de las uñas del joven romperse de tan fuerte que arañaba las paredes, se escuchaba como golpeaba alguna de sus extremidades contra la pared.
No perdieron más tiempo, Naruto encontró en su pantalón un encendedor, Sasuke volteó a verlo cuando sacaba chispa. Y cuando lo encendió, no pudo evitar gritar, pues al lado de Naruto y boca arriba, estaba Gaara completamente poseído.
Obviamente a Naruto también se le congeló el corazón, porque el chico pelirrojo si bien estaba colgado del techo, su cara y más específicamente su lengua, estaba a la altura de la llama que salía del encendedor, y para apagarla, literalmente se comió el pequeño fuego que yacía en medio de la oscuridad.
Cuando todo se hizo negro de nuevo, los gritos del verdadero muchacho llenaban toda la casa de horror. Sasuke estaba perdiendo la calma y no podía evitar pronunciar su nombre tan alto, que sus cuerdas vocales no resistirían. Mientras, el sacerdote lo único que podía hacer, era no permitirle salir del círculo.
A esas alturas comprendía muy bien que el demonio no descansaría hasta poseer al menor.
Cambió de parecer, y no se dejó sorprender por eso, así que rápidamente regresó a su objetivo. A tientas pudo encontrar la caja que sellaría a esa cosa para siempre. Aunque para hacerlo se necesitaba de un sacrificio. Y como bien sabía, para llevarlo a cabo alguien debería de ser maldecido. Pero ya no se podía detener más a pensar. Aunque la oscuridad reinara, no podría existir sin luz; así que comenzó a recitar diferentes salmos de la biblia, para provocar al ente. Y lo consiguió muy rápido pues a lo lejos y a la vez cerca; se entendía la voz de Gaara, pero con un tras fondo macabro. Pedía que no se le hiciera daño, que estaba bien, que ya se había ido... las típicas patrañas que siempre dicen.
Pero no. Tsunade se levantó después de un rato; desde el pasillo se acomodó y le ayudó a Naruto para quitarle energía a esa cosa. Entonces con toda la fuerza del mundo, llegó corriendo desde el fondo del corredor para tirarlo y colocarle el collar que estaba usando. Hecho una vez esto, Naruto la miró; a pesar de que no se veía casi nada, pudo notar que esos ojos, le indicaban que el momento había llegado.
Era para matar dos pájaros de un tiro-
-¡Sasuke, escúchame con atención¡ -El rubio hacía énfasis ahora que tenían el control de la situación- toma la caja que está a tu lado, ábrela cuando yo te diga; vamos a meter a este demonio en ella. Cuando quede encerrado, colócala en el altar que está detrás de ti, y quiero que incendies el lugar. Estoy seguro que con eso Itachi va a aparecer. En el momento que lo haga, Tsunade va a encargarse de él, y cuando ella te diga que corras, tienes que llevarte a Gaara contigo, ¿has entendido? –El hombre hablaba claro, fuerte y sin titubear; a pesar de que sabía que no saldría con vida de ese lugar, podía irse tranquilo y al fin encontrarse con su amada después de tanto tiempo.
-¿De qué estás hablando? ¿Pero qué va a pasar contigo? ¿Tsunade, qué van a hacer exactamente? Ustedes, no pueden estar planeando... –Se encaminaba a salir del círculo, por lo que Naruto fuertemente le gritó y le exigió que no lo hiciera.
Aún con algunas dudas, el moreno optó por regresar al círculo y dejarlos hacer su trabajo. Se podía sentir las vibraciones tan fuertes que provocaba el demonio. Un grito ensordecedor salió de sus labios cuando el sacerdote colocó una cruz de cuarzo y de un momento a otro le pidió a Sasuke que abriera la caja. Sintió un peso tan enorme hundirse en ella, que estuvo a punto de tirarla. Sin embargo con voluntad de hierro siguió sujetándola, y lo que siguió simplemente no lo esperaba.
Tsunade se acercó a la cama para tomar dos de los cuchillos que habían dejado sobre ella, y en menos de dos segundos, los empuñó dentro del abdomen de Naruto. Enseguida, sin emitir gran sonido, la rubia volvió a prender unas velas, y fue hasta ese momento que Sasuke descubría la gravedad del asunto. Como si nada y ante su cara de horror, la mujer le quitó la caja de las manos, la colocó debajo del cuerpo hincado del rubio para que la sangre cayera-
-Era la única forma –susurraba la mujer- lo siento tanto... -desviaba la mirada después de disculparse con Sasuke-
-¿Pero qué? –No cabía en lo que veía- Existían más opciones... Naruto, ¿por qué tú...?
-Con dificultades para hablar, movió su rostro para entablar contacto directo a los ojos ónix del contrario- Decidí, que en verdad te ayudaría... y para evitar que un demonio siga persiguiéndote, es necesario... un sacrificio... encerrarlo, en algún lugar... en algún objeto que esté relacionado a la oscuridad... la maldad atrae maldad...
-¿Por qué? –Seguía sin entender las acciones. Todo estaba pasando sumamente rápido. Antes de contestar esa pregunta, el hombre empujó las velas al altar de madera para que comenzara a incendiarse, le pidió a Tsunade que colocara la caja ahí; y después le gritó a Sasuke que se fuera. Gaara yacía a un lado de ellos inconsciente.
Presa del pánico y de las peticiones de Naruto y Tsunade, Sasuke estaba a punto de tomar a Gaara para sacarlo de la casa a cuestas.
-Necesitas irte ahora, no te preocupes por nosotros –hablaba la mujer con premura- tendrás todas tus respuestas, pero ahora vete
-Pase lo que pase –susurraba- no mires atrás... –le dedicó una última sonrisa- me alegra, haber sido... útil...
-No te esfuerces... –la rubia le hablaba al sacerdote ya debilitado mientras seguía perdiendo sangre- ¡ve¡
Dado que el lugar era tan viejo y el clima propicio, el incendio se extendía con cierta rapidez, el humo ya se estaba haciendo presente.
El moreno salió del círculo, pero el ruido de tablas cayéndose llamó la atención de todos. Naruto ya acostado en el suelo le dijo a la rubia que ese seguramente era Itachi, necesitaban encerrarlo también, así que la única opción de hacerlo era mediante la biblia que tenían a la mano.
Requerían que ambos chicos salieran de la casa, debían apurarse. Sasuke sólo los miró a ambos, no sabía que decir, pero en el fondo sentía que no los volvería a ver.
Caminaba lo más rápido que podía para cruzar ese pasillo por el cual no se veía nada, tenía que llegar a las escaleras y salir pronto. Como ese corredor era muy chico, el humo ya los había alcanzado; a lo lejos escuchaba a Tsunade gritar, que las cosas se caían... pero no podía voltear, le pidieron que no lo hiciera. Así que soportó esa sensación que lo enfermaba y siguió con Gaara a cuestas.
Subió escalón por escalón, pero el sudor y la falta de aire lo estaban sofocando. Además el peso muerto del pelirrojo no le ayudaba mucho.
Una vez saliendo del sótano y llegando a la planta baja, procedió a cruzar la cocina; un olor a sangre impregnó tanto su nariz que quería vomitar. Imágenes borrosas inundaban su mente. Al parecer a él también la contaminación mental lo estaba afectando; continuamente se decía que fuera lo que fuera no tenía poder sobre él, cerraba los ojos y los abría para ver que tanto disminuía el efecto... sabía que la salida estaba cerca. Sólo un poco más.
Cruzó la zona de estar, por donde él y su madre habían corrido años atrás para intentar salvar sus vidas. Ahora la veía ahí, como la arrastraron hasta dentro de la casa; su cuerpo cercenado, irreconocible.
Estaba abrumado pero a punto de salir, debía llamar a la policía, aun sabía que tenía su celular a la mano. Tomó con desesperación el pomo de la puerta, y cuando la abrió y pensó que la esperanza ganaría.... Unos ojos grandes, amarillos cubiertos de un cuerpo amorfo, lo inundaron. Literalmente Sasuke le había abierto la puerta; de nuevo sólo imágenes a velocidad de la luz llenaban su mente, la recorrían... a lo lejos escuchó que alguien decía su nombre, pero de buenas a primeras... todo se puso oscuro. Lo último que escuchó fue el golpe de su propio cuerpo contra el suelo, seguido del de Gaara.
En menos de un segundo, el mundo quedó en silencio. Completo silencio.
En algún momento sólo escuchaba el ruido de las enfermeras, paramédicos, médicos o cualquiera que fuera. Se sentía levitar en el aire, en la inmensidad del planeta. Le costaba mantener los ojos abiertos, le dolía el tenerlos de esa forma; además un cansancio extremo lo abrumaba, siendo cegado por las luces tan blancas que tenía por arriba de él.
Lograba sentir la tela rígida y rasposa debajo suyo, el ruido del "bip" que parecía estar conectado por alguna parte de su cuerpo...
Y sin embargo no estaba seguro de si estaba pensado o no, pero lo único que pasó en su cerebro o donde sea que lo haya visto, fue Gaara; después de eso, todo oscuro otra vez.
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Abrió los ojos, no tenía idea de qué estaba pasando. Observó su cuerpo detenidamente, se encontraba como siempre; después, levantó esas preciosas orbes a su alrededor, parecía que estaba en la nada. Todo se encontraba blanco, a lo lejos, arriba, abajo, atrás. No había tiempo o espacio, posiblemente era lo más cercano a la nada, o a estar muerto; cualquiera que fuera podía jurar que sentía paz.
A lo lejos, en un profundo eco, podía escuchar su nombre. Trataba de buscar por todos lados, la proveniencia de aquella sutil voz que le parecía tan familiar.
Se tallaba los ojos por breves segundos, la luz le resultaba aun lastimera. Y cuando logró enfocar de nuevo, pasada ya la borrosidad que el rascarse le provocó, pudo ver sus finos cabellos rubios.
Fue una plática muy corta, pero bastante larga para entender las cosas. Aquella bruja que le hizo tanto daño a Sasuke, también había conocido a la esposa de Naruto mucho tiempo atrás, y sólo esperó, fue cuestión de tiempo... para atacarla en el momento preciso. Ella estaba esperando un bebé; se enteró dos días antes de su asesinato a manos del demonio. Ni siquiera su esposo pudo enterarse sino hasta la morgue.
La razón fue realmente sencilla. La bruja necesitaba energía, poder, fuerza, para seguir realizando magia negra. Y en especial, necesitaba el feto en formación de un no nacido, para darlo como tributo al demonio que tenía a su servicio. Dado que conoció a la chica desde que era casi una niña, bastó con una foto para encontrarla, y poder matarla en un golpe de suerte. Es por ello que cuando Naruto supo todo y encontró la conexión, no dudó en ayudar al moreno, pues esa cosa lo perseguiría hasta que al fin lo tuviera.
Como en el caso de la mujer, Sasuke también iba a ser un tributo; diferente, pero la bruja tenía en mente hacer algo parecido... y si no logró esa noche, cuando fue arrastrado de nuevo a la casa, fue porque así como existe la magia negra, también existía la blanca. Y ese día, no estaba destinado a morir, porque una bruja blanca pasó por ahí en el momento justo, a la hora correcta... esa bruja, era ella. Tsunade.
Ambos, fueron engañados por el otro ente en el que se había convertido Itachi. Cuando el fuego se extendió y Sasuke se fue, pensaron que el ser espectral que estaban viendo era el que estaban buscando, pero no. No era él, sino una proyección, y que el verdadero iba tras Sasuke, para no dejarlo salir.
Efectivamente, fue cuando el moreno al abrir la puerta lo encontró; demasiado tarde como para que Tsunade que corrió lo más rápido que pudo, lograra alcanzarlos. A pesar de eso y que el menor calló al suelo después de que el ser lo atacara sin que se diera cuenta, la mujer aprovechó el momento para encerrarlo en la biblia que tenía, de la misma forma que hizo Naruto.
Los dos debieron suicidarse para no provocar que Gaara o el otro chico fueran maldecidos por ello. El fuego arrasó rápido con todo, pero antes de morir, la mujer se encargó de regresarle parte del alma que el demonio le había quitado a Sasuke cuando lo atacó. Ese simple acercamiento fue suficiente para arrancársela; pero no demasiado como para que ella no pudiera regresársela.
Los vio a los dos en ese momento. Aparentemente lucían paz, pero al final ya estaban muertos... por su culpa; mejor dicho, para protegerlo como lo hicieron sus padres en su tiempo.
Comenzaron a desvanecerse, no sin antes, recordarle que Mikoto y Fugaku estarían ahí para cuidarlo siempre. Y que cuando llegara a recordar a su hermano, lo hiciera por sus cosas buenas, y no por la última forma en que lo vio. De lo contrario, el poder del sello que lo encerraba podía desvanecerse.
-Deja a los muertos descansar en paz –le dijeron al unísono antes de irse. En ese momento, despertó de manera estrepitosa, ahogándose con el tubo respirador que tenía hasta el fondo de su garganta para ayudarle a sus pulmones. Jaló un poco la intravenosa que tenía en la mano izquierda, dado el salvajismo con el que se empujó hacia delante. De inmediato, dos enfermeras llegaron para tratar de calmarlo y estabilizarlo.
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-¿Podemos terminar con la pregunta de siempre? –le hablaba a la chica con suavidad-
-Como tú me digas Sasuke-kun –la joven no podía evitar esbozar una sonrisa. Habían pasado seis meses desde que pasó lo que pasó, y lucía visiblemente mejor. Los ataques y alucinaciones se habían ido. Pero por si acaso, le seguía recetando algunos medicamentos, pero no tan fuertes como los anteriores-
-Me gustaría... decirte cómo me siento hoy –agachaba el rostro, ocultando una leve curvatura en sus labios- hoy me encuentro muy bien –volvía a mirarla gustoso- me siento vivo... -ante lo que comentaba, la mujer no tuvo más que parar la sesión por ese día. Se retiró los lentes y pasó su libreta a la mesa que tenía a un lado; se levantó y en un fuerte abrazo lleno de energía lo envolvió-
-Entonces, ¿Cuándo te veo Sasuke-kun? –Le preguntaba con sinceridad-
-El mes que entra por favor, Shizune –la miraba de igual forma. Una vez agendado, salió del consultorio y siguió caminando por aquel corredor que antes le provocaba pánico.
Entró en el elevador, por fin sin ningún tipo de tormento, y cuando bajó, en la camioneta que ya era tan conocida por él, lo esperaba aquél que tanto quería-
-¿Cómo te fue? –Preguntaba mientras volvía a meterse a uno de los carriles de la avenida; enseguida frenó ya que el semáforo cambió a rojo en ese momento-
-¿Tú cómo crees? –Le hablaba con sorna a la par que se levantaba un poco del asiento para darle un beso en la mejilla- gracias –le acariciaba una de sus manos-
-¿Gracias? –No podía evitar sentirse feliz- más bien soy yo quién debería darte las gracias, después de mi patética actuación con tus amigos espectros... –hablaba en tono de burla-
-Gaara –le revolvía el cabello- descuida, fue tu primera vez. Ya vendrán más ocasiones donde muestres, lo valiente y varonil que eres –definitivamente se estaba burlando de él. Ante eso, el pelirrojo no pudo evitar sentirse ligeramente ofendido y asustado también-
-¿Cómo que más ocasiones? –Lo miraba extrañado-
-Bueno, ¿no es obvio? ¿Acaso crees que son los únicos seres malvados que existen? ¿O las únicas brujas? No mi amor –se acercaba a su oído para susurrarle- ellos están por todas partes- la forma en la que habló le provocó escalofríos a Gaara. El semáforo cambió a verde y emprendieron su camino a casa. Iban directo a preparar sus maletas, ya que el vuelo a Alemania salía por la noche del día siguiente.
Era uno de esos días maravillosos. Soleado, el cielo despejado, pájaros cantando, el calor sintiéndose en el rostro cuando chocaba en él gracias al viento. La gente caminaba, paseaba con sus mascotas... era una de esos días para vivir.
Sasuke abrió la ventana de su lado del auto, acomodó su barbilla en ese pequeño marco y divisaba con alegría todo lo que pasaba a su alrededor. Por fin estaba en sus cinco sentidos.
Simplemente, en el siguiente semáforo que les tocó en rojo, sintió un poco de inquietud; hace mucho que no tenía una sensación de aquellas, cuando apenas estaba disfrutando lo que era no tenerlas... por ahí, cerca... había algo. Pero ya no les prestaría más atención. Sólo optó por hacer lo que su madre, cuando se sentía de esa forma...
-...Perdona nuestras ofensas, como así nosotros perdonamos a los que nos ofenden... -susurraba tan rápido que llamó la atención del mayor de inmediato-
-Sasuke, ¿qué pasa? –Aunque el chico iba conduciendo, pudo notar la actitud extraña del menor- ¿hay algo? ¿Qué estás haciendo? –Comenzaba a sentirse nervioso, porque apenas habían tenido unos meses de paz; y de repente lucía como si hubiera sido una mentira-
-No nos dejes caer en tentación... -cerraba los ojos con fuerza. Era como si lo que sea que notó también lo había visto a él. Cerró la ventana del coche y le pidió a Gaara que siguiera manejando. Rezaba una y otra vez hasta esa parte del padre nuestro, como si con ello pudiera perder a lo que sea que... los estaba siguiendo-
-Perdóname Gaara –murmuraba por lo bajo-
-¿Pero qué pasa? –Dudaba en acelerar o no-
-Sólo ve más rápido, tenemos que perderlo...
-¡¿A quién?¡ -De acuerdo, estaba perdiendo los estribos, se encontraba muerto de miedo otra vez, especialmente porque no podía ver nada; más que gente normal viviendo vidas normales-
-No preguntes, sólo hazlo –seguía rezando a la par que sólo abrió un ojo para luego volver a cerrarlo. Diez minutos después le pidió que se estacionara, estaban enfrente de un parque. El pelirrojo hizo lo que el otro ordenó, respiró y lo encaró-
-¿Qué sentiste? –Lo miraba tratando de parecer tranquilo-
-Yo... -agachaba la mirada suspirando- es tan molesto que jamás se vaya a acabar... era un muerto...
-¿Un muerto? –Seguía sin creer la forma con la que Sasuke mediaba la situación. Lucía tan sereno...-
-Sí, un muerto... de esos que tratan de comerse la energía de los vivos... un muerto malvado... como un parásito
-Comprendo...
-Así que hice lo que mi mamá me decía cuando era pequeño...
-Comprendo –sonreía leve besando su frente- rezar siempre los aleja, ¿no? –el menor ladeaba su cabeza como seña de confirmación- de acuerdo, creo que... debería de hacerlo más veces contigo, ¿verdad? –Sasuke no podía evitar un ligero toque de emoción y esperanza-
-Lamento que tengas que vivir esto...
-Y lo viviría mil veces, antes que morir sin haberte conocido –le robó un tierno beso, y después de que el moreno aseguró que todo estaba bien, siguieron la marcha. Para terminar de tranquilizarse volvió a rezar un padre nuestro. Sabía que siempre habría dos personas cuidándolo, además de sus padres... pues ellos le advirtieron del espectro que los estaba siguiendo-
-Y líbranos del mal... -dejó la frase al aire, en un leve susurró, cosa que la mayoría del tiempo inquietaba a Gaara. Cuando terminó de hablar, una tercera voz en su cabeza le contestó:
-Amén –Y con un gesto delicado, subió la vista al cielo, se hundió en el asiento y siguió disfrutando con tranquilidad el paisaje de la ciudad; que a pesar de que todos los lugares guardaban oscuros secretos... estaba dispuesto a aceptar ambas caras de la moneda. Al final, tenía a alguien que pasara lo que pasara, jamás se iría... puesto qué si su relación sobrevivió a una posesión satánica, ¿qué no podría soportar?



FIN

Líbranos del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora