1|Egoísta.

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Mojada, helada, llorando, sola. Después de todo, ¿por qué lo hice? Nos lastimé. Y es que no lloré cuando lo tenía al frente, se supone que ya había tomado la decisión, y eso implicaba haber pensado en las consecuencias.
Lo miré, tenía los ojos rojos de tanto aguantar el llorar, estaba segura que tenía un nudo en la garganta, pero seguía mirándome fijamente, podía escuchar su corazón latiendo con fuerza.

- ¿Qué te hace pensar que es lo mejor? - Preguntó con un hilo de voz, casi un susurro, parpadee dos veces sin decir palabra. - ¡Habla!

- Yo..., no te lo puedo decir ahora - Me tapé la cara con las manos.

- ¿Ya no me quieres? - Se le quebró la voz, al mismo tiempo que mi corazón lo hacía, ¿cómo puede tan siquiera pensarlo?

- No es eso.

- ¿Entonces? - Se acercó a mí, y por primera vez me alejé de él, abrió demaciado los ojos, sorprendido.- No me hagas esto.

Y fué ahí cuando se rompió, las lágrimas caían de sus ojos, muchas, sin parar, él sollozaba, pero nunca apartó su mirada de la mía, un nudo se formó en mi garganta.

- Te mereces algo mejor- Susurré, enrojeció de coraje, pero las lágrimas no cesaban.

- ¿Algo mejor? ¿Algo?- sorbó la nariz - Te amo, ¿qué te dice eso?

- Tú solo...

- ¡Cállate! Egoísta. Me estas matando, ¿No te das cuenta? - Se acercó, retrocedi. - ¡Maldita sea! ¿Qué te hace pensar eso? - Silencio - ¡Habla!

- Todas esas chicas, deseándote, y tú con una insignificancia - Una lágrima recorrió mi mejilla, la limpié rápido. - Tú eres bueno, sólo tienes ojos para mí; yo soy egoísta y solo pienso en mí, en que eres mío, eras mío. Tú te estabas perdiendo todas esa oportunidades, esos buenos partidos, chicas hermosas e interesantes que han vivido realmente la vida, ya no quería ser egoísta, atarte a mí, a alguien nada interesante y poco agraciada, torpe... Ya no quería ser egoísta...

- Pero ahora lo estás siendo - Se fué bajo la densa lluvia.

Mojada, helada, llorando, sola. Después de todo, supe que estaba mal; mis pensamientos, mi actitud, mi amor, mis decisiones.

Nos rompí, me rompí.

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