3|Musa.

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    Después de caminar sin rumbo unas 2 horas llegué a un parque.
    Me senté en el pasto y saqué mi bloc de dibujo junto con un lápiz mirado #2. Suspiré. Hacía meses que no hacía lo que más me gustaba, pero eso tenía un por qué. No tenía ningún tipo de inspiración. Todo en mi vida se había vuelto plano y cotidiano. Suspiré. No tenía musa. Suspiré.
     Alcé la vista, casi no había gente, una o dos parejas sentadas en bancas, se veían felices, pero no me inspiraban en lo absoluto. Suspiré. Me quedé un rato mirándolos con un poco de recelo y frunciendo la cara, ya comenzaba a sentir nauceas cuando mi mirada se iluminó como una revelación, había un chico; alto, delgado, cabello oscuro, tez blanca, ropa negra algo arrugada; estaba llorando, no se encontraba muy lejos de mí y las ganas de dibujar la escena habían comenzado desde que mis ojos se pasearon por ahí vagamente.
     Tomé mi lápiz y comencé con la cabeza, algo pequeña y hundida entre sus delgados hombros, las manos sosteniendola jalando algunos lacios mechones de pelo, su cuerpo agachado y un tanto ajeno a lo exterior, todo él era ajeno, no encajaba en ese parque con parejas riendo y besandose cada tres segundos, él era demaciado perfecto.
     Justo cuando terminé el dibujo él levanto la cabeza, sus ojos de un azul frío y hostil, estaban rojos e hinchados, así como sus labios, giró la cabeza hasta que su mirada se encontró con la mía, la sostuve y él hizo lo mismo. Tal vez pensara que soy una loca. Se paró de la banca y comenzó a caminar hacía mí. Rayos. Me paré rápido, al intentar meter mi bloc en mi mochila todos mis lápices se cayeron. Maldición.
Sentí un roce en la mano, alcé la vista y él estaba agachado a mi lado agarrando todas mis cosas también. Menuda escena shōjo estábamos montando. Me paré rápido y le arrebaté mis cosas. Él me miró curioso.

— Dame mi dibujo.

— ¿Perdón? — Parpadee confusa, pero quién se cree este tonto...

— No te hagas la tonta, quiero verlo. — Casi pude ver una sonrisa en sus labios, puse los ojos en blanco.

— Me conformaba con un por favor — Dije de mala gana sacando mi bloc, él me lo quitó; odio su confianza, todo lo lindo que tiene muere con su estúpida actitud.

— Vaya... — Dijo impresionado, me erguí orgullosa.— Nunca me imaginé que así me vería con el corazón roto.— Rápido mi expresión cambió.

— ¿Corazón roto?

— ¿Por qué crees que lloraba, Sherlock? — Idiota, al menos admitía que era un llorón.

— Idiota.

— Lo mismo me dijo mi ex.— Puso una mueca un tanto graciosa.— Me duele ese término. Sé que eres una desconocida, pero me inspiras confianza.

— Es bueno saberlo.— Dije sarcástica, él levantó las cejas confuso, está bien, ya me estoy pasando.

— Veo que te incomodo — Suspiró — Bueno, voy a casa, necesito enviarle uno o dos mensajes lamentables a mi ex. Espero que nos volvamos a encontrar algún día.

    Me devolvió mi bloc y se fué. Suspiré. Eso había sido raro, no era para nada lo que estaba buscando. Yo quería un medio de inspiración y había terminado dibujando a un chico roto; por más sarcástico y alivianado que quiso actuar, sus ojos estaban vacíos.
    Miré mi dibujo. Me gustó. 

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